viernes, 5 de abril de 2019

LUZ SILENCIOSA

México. Estado de Chihuahua. Comunidad de los Menonitas, una comunidad campesina de costumbres sencillas y vida austera. Johan (Cornelio Wall), casado con Esther (Miriam Toews), con la que tiene siete hijos, vive desde hace dos años una historia de pasión con Marianne (Maria Pankratz), también miembro de la comunidad.
Entre sus dos vidas, vividas con sus dos mujeres, la elección es imposible; por un lado está la mujer con la que construyó su vida y con la que ha tenido a sus hijos, por otro, aquella con quien comparte un amor de una intensidad sin precedentes y con la que se siente identificado.
Buscando un apoyo que le permita encontrar una salida a sus problemas, confiesa su situación a su amigo Zacarías (Jacobo Klassen) y a su padre, que es predicador y considera que la vida de su hijo se halla bajo la influencia del diablo. Sin embargo, los dos le apoyan, le compadecen y, en cierto sentido, le envidian.
Pero Johan, sumido en sus indecisiones, no puede detener la vida del resto del mundo, y tanto Marianne como Esther, que conoce de sobra la infidelidad de su marido, reaccionarán. Ambas son conscientes de la necesidad de una resolución y se encargarán de precipitar la historia.
Y es que, a veces, cuando uno espera y espera sin tomar determinación alguna, la vida la toma por ti.


La gran mayoría de los diálogos están en plautdietsch, un dialecto o grupo de dialectos, hablados por los menonitas que emigraron de Europa a América (Canadá, Costa Rica, Estados Unidos, México, Brasil, Perú, Bolivia, Paraguay, Chile, Honduras, Belice y Argentina). Tiene su origen en el bajo alemán y fue adoptado por las comunidades menonitas que huyeron de la persecución que sufrían en los Países Bajos y Bélgica en el siglo XVI, asentándose en los alrededores de Gdansk. ​Al terminar el siglo XVIII, el Imperio ruso invitó a alemanes y personas del reino de Prusia a colonizar un área que Rusia había adquirido en las guerras turco-rusas en 1768-1774. Numerosos menonitas fundaron colonias de la región del Mar Negro, en la actual Ucrania y fueron estos los que, en buena parte, emigraron a América en el siglo XIX. Como es lógico, a medida que se asentaban en los distintos países, fueron adoptando palabras del idioma local.
Los protagonistas son actores no profesionales, pero Carlos Reygadas, realizador y guionista del film, también empleó a menonitas en la vida real, en lugar de actores profesionales, para el resto del elenco.


La noche estrellada se rompe con el amanecer. El día se apaga y el cielo se puebla de estrellas titilantes. Dos planos secuencia de cinco minutos en que se muestran, respectivamente, el alba y el ocaso, enmarcan la película. Nos dan una pista certera del ritmo del film, pausado, incluso en momentos, lento hasta la exasperación, pero de una belleza inusitada.
Una historia que no daría para más de media hora, se llena, hasta completar las más de dos horas de proyección, de silencios, de paisajes y de algunos sonidos de una naturaleza siempre luminosa.
La verdad es que entre tanta explosión de luz natural y de paisajes, de cuando en cuando hay alguna secuencia que se alarga sin que le encontremos demasiado sentido, quizá lo tenga para el realizador, pero, o no logra transmitirlo, o no lo entendemos o, sencillamente, no lo tiene. Junto a ello, otras escenas de gran plasticidad y de enorme belleza: El desayuno en familia, el baño de los niños, la habitación blanca con el cadáver...
La narración discurre sin hacer hincapié en consideraciones morales o religiosas, que las hay, pero la película no se centra en ello, ni se ve en ningún momento, que los implicados en la historia, sufran presiones del resto de la comunidad, sólo las que ellos mismos se imponen.
En cualquier caso, una película para disfrutar de su estética, de su fotografía magníficamente planificada, de los suaves movimientos de cámara y para ver en un momento en que no se tenga prisa por otros quehaceres.




4 comentarios:

  1. El tema de los menonitas siempre ha acicateado mi atención...tengo que verla

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    1. La película no hace demasiada incidencia en el asunto religioso.

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  2. Ahora se ha puesto de moda decir que Finlandia es el país más feliz del mundo por el modo de vida de su gente y cómo está en contacta con la naturaleza. Me gustaría ver cómo se enfrenta un finlandés al árido paisaje mexicano. Los menonitas y sus derivaciones sí que han sido capaces de enfrentarse a todo tipo de paisajes y circunstancias. No me la pierdo.

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    1. Lo cierto es que se han adaptado a circunstancias y entornos de todo tipo.

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