jueves, 28 de junio de 2018

EL CABALLO DE HIERRO

En Springfield (Illinois), el topógrafo Brandon (James Gordon) sueña con la construcción del primer ferrocarril transcontinental, mientras que su escéptico amigo Thomas Marsh (Will Walling), que es un pequeño constructor, cree que no es más que un soñador persiguiendo un arco iris; los hijos de ambos, Davy Brandon (Winston Miller, de niño y Charles Edward Bull de adulto) y Miriam Marsh (Peggy Cartwright de niña y Madge Bellamy de adulta) son amigos inseparables. Brandon se dirige con Davy hacia el oeste, donde encuentra un posible paso para el ferrocarril. Sin embargo, un grupo de Cheyennes liderado por un renegado blanco mata y arranca el cuero cabelludo a Brandon; Davy, que está escondido, ve que el asesino tiene solo dos dedos en su mano derecha.
En junio de 1862, el presidente Abraham Lincoln (Charles Edward Bull) autoriza la construcción del ferrocarril transcontinetal a dos empresas: Union Pacific desde Omaha, Nebraska, hacia el oeste; y Central Pacific, desde Sacramento, California, hasta el Este, que, si todo sale bien, habrán de encontrarse en Promontory Point (Utah). Su viejo amigo Thomas Marsh es responsable de la construcción de Union Pacific. La hija de este, está comprometida con el ingeniero jefe de la empresa, Jesson (Cyril Chadwick). Después de muchos incidentes durante la construcción, a Thomas Marsh le falta dinero y necesita encontrar un atajo que no sea la ruta original a través del río Smoky. Sin embargo, el poderoso Bauman (Fred Kohler), que posee las tierras por las que debería pasar el ferrocarril, soborna a Jesson para que mantenga la ruta original. Cuando Davy aparece en la ciudad tras haber sido atacado por los indios (es jinete del Pony Express), Miriam se alegra de encontrarlo de nuevo y Davy cuenta a Thomas que su padre descubrió un paso a través de Black Hills. Thomas encarga a Jesson que viaje con Davy para conocer ese paso, pero Bauman convence al ingeniero para que mate al rival. Jesson corta la cuerda que Davy está usando para descender al barranco; regresa a la ciudad y cuenta que Davy tuvo un accidente y murió. Sin embargo, cuando Davy reaparece, revela la verdad sobre el ingeniero. El desesperado Bauman desentierra de su pasado la figura del renegado de dos dedos para convencer a los Cheyenne de luchar contra los trabajadores del ferrocarril y Davy tiene la oportunidad de reencontrar al asesino de su padre.


La película contiene muchos de los estereotipos del llamado cine del oeste, pero contados por el maestro Ford que, a pesar de tener apenas 30 años, ya acarreaba tras de si un largo bagaje de películas y cortometrajes, lo que le daba un absoluto dominio sobre el medio.
Encontramos combates entre indios y trabajadores del ferrocarril; peleas tabernarias; manadas de búfalos y traslado de grandes rebaños de reses; inmensos paisajes; una historia de amor; traiciones y venganzas...
Los seguidores del cine de Ford, reconocerán muchas de las constantes de sus trabajos posteriores, con algunas imágenes realmente logradas para la época en que nos encontramos, como el primer ataque de los indios al tren, con el sol a su espalda y las sombras de los atacantes reflejadas en los vagones o la cabalgada del protagonista perseguido por los pieles rojas, típica escena de este tipo de películas, en que le vemos saltar del caballo y subir al tren en marcha; el traslado de las reses desde Texas, o las grandes manadas de búfalos, con el fondo de los paisajes abiertos y esas escenas hilarantes que compensan los momentos dramáticos y que tan bien se le daban a Ford y aunque algunas son muy simplonas, como la pelea en el bar, una pelea típica de Ford que parece hecha para que te rías, hay otras bastante ingeniosas, como la del juicio a Ruby (Gladys Hulette), una animadora del bar, que mata a un tipo de un disparo. El juez Haller (James A. Marcus), sentencia que, pues el hombre debía saber que estaba arrojando un vaso de wisky a la cara de una mujer que iba armada, aquello no era un asesinato, sino un caso claro de suicidio voluntario. De cualquier modo, supongo que todas estas escenas graciosas, debían arrancar la sonrisa, cuando no la carcajada, del público de la época. Para reforzar algunas de ellas, encontramos también a esos actores de carácter, también típicos de Ford, que son graciosos, aquí representados por los tres amigos, antiguos soldados de la Unión.


Un film entretenido, a pesar de su larga duración (algo más de dos horas), en el que Ford sabe mantener el dinamismo de la historia y evitar caer en la tentación didáctica de quien está contando parte de la historia de su país.
La película se rodó en Sierra Nevada (aparte de su nombre en español, también se la conoce como High Sierra), en condiciones bastante duras. La verdad es que el despliegue de producción, fue inmenso, poniendo a disposición de Ford toda clase de medios. Se dice que estuvo al frente de 5.000 extras, de la construcción de dos pueblos enteros, de 100 cocineros que se encargaban de la comida del equipo, de 2.000 peones del ferrocarril, de un destacamento de caballería, de 800 indios, de 1.300 búfalos, de 2.000 caballos, de 10.000 cabezas de ganado, de 50.000 artículos de atrezo, de las locomotoras "Júpiter" y "116" originales que se habían encontrado en Promontory Point el 10 de mayo de 1869, de la pistola de Wild Bill Hickcock...
El rodaje, previsto para cuatro semanas, se extendió a 10; las tempestades de nieve se sucedían una tras otra, mientras el equipo vivía bajo una carpa de circo, tenía que excavar sus propias letrinas y construyó un pueblo en toda regla. Abrieron varias tabernas y llevaron a chicas para que le dieran un poco de animación.
El rodaje comenzó sin tener un guión, solo una breve sinopsis, de modo que Ford lo iba escribiendo a medida que pasaban las semanas. En Los Ángeles, el estudio, deseoso de ver el material filmado, imploró, engatusó, amenazó, blasfemó y, como última medida, ordenó el regreso a casa. Ford hacía pedazos los telegramas o los sostenía en el aire y le decía a Pardner Jones que atravesara de un balazo el nombre del remitente. Cuando el jefe de producción, Sol Wurtzel, se personó en el rodaje, perdió una cantidad ingente de dinero en una partida de dados que duró tres días. Finalmente, William Fox, que confiaba plenamente en Ford y respaldaba el proyecto, pudo ver el material filmado y sentenció: "Dejemos que la acaben".
"El caballo de hierro" fue uno de los grandes éxitos de taquilla de los años veinte, costó 280.000 $ y recaudó 2 millones. Dio a Ford renombre internacional y logró que, por primera vez, una película de la Fox, se exhibiera en Broadway.


Una anécdota más para acabar: Al final del film, se ve la dedicatoria que Ford hizo a Abraham Lincoln, impulsor del ferrocarril transcontinental, pero posteriormente se le añade otro homenaje que aparece al principio, es una dedicatoria a George Stephenson, el padre de la locomotora ferroviaria. Erróneamente, describe a Stephenson como escocés, cuando en realidad es inglés, nacido en Wylam, Northumberland en 1781.




4 comentarios:

  1. Joder tú si que estás en todos los detalles, eres un gran entendido en cine, y sabes que te lo digo muy en serio.

    Salud Trecce.

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  2. Una de las primeras grandes películas épicas del western. Ahora todo parece conocido y primitivo, pero hay que tener en cuenta que, prácticamente, Ford inventa los clichés del género con esta maravillosa cinta donde ya se puede ver la personalidad de Ford, y la calidad del cine del maestro.

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    1. Una hermosa película y, como bien dices, sentando las bases del género.

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