viernes, 25 de mayo de 2018

EL HOBBIT: LA DESOLACIÓN DE SMAUG

Cuando era un joven príncipe Enano, Thorin Escudo de Roble (Richard Armitage) fue testigo del devastador ataque a Erebor, en el que perdió a su familia, su estatus y su hogar. Sin embargo, después de décadas exiliado, se ha reavivado la pasión de Thorin por reclamar su Reino perdido. Su destino le ha conducido al Este hacia la Montaña Solitaria en su viaje con su Compañía de 12 Enanos: Balin (Ken Stott), Dwalin (Graham McTavish), Fili (Dean O’Gorman), Kili (Aidan Turner), Bofur (James Nesbitt), Bombur (Stephen Hunter), Bifur (William Kircher), Oin (John Callen), Gloin (Peter Hambleton), Dori (Mark Hadlow), Nori (Jed Brophy) y Ori (Adam Brown), acompañados por el hobbit Bilbo Bolsón (Martin Freeman).
Al frente del viaje de la Compañía se encuentra el sabio y en ocasiones travieso Mago Gandalf el Gris (Ian McKellen), que siempre quiere controlarlo todo, por lo que sus detractores lo tachan de entrometido. Sin embargo, tiene, por naturaleza, un lado paternal y protector no solo con Bilbo, sino también con Thorin, que necesita a alguien que cuide de él. Thorin es un enano con problemas: rara vez sonríe y tiene un concepto de su propio destino un tanto alarmante, porque implica poner al resto en peligro.
Los orcos siguen acechándolos por el Valle del Río Anduin, a lomos de wargos (similares a lobos gigantes). Su incansable persecución hace que Gandalf busque refugio para la Compañía en la casa del misterioso y peligroso Beorn (Mikael Persbrandt), que es capaz de cambiar su piel pasando de ser un hombre gigante a un oso aún más grande. Beorn es una criatura llena de contradicciones que puede pasar de estar tranquilo a amenazarte en un abrir y cerrar de ojos.
Aunque Beorn no es amigo de los enanos, tiene un buen motivo para odiar a los orcos, y es que se dedicaron a cazar a los cambia-pieles hasta casi extinguirlos. Es el último de su especie en la Tierra Media y no está del lado de nadie.


El guion de El Hobbit: la desolación de Smaug es una adaptación basada en la novela de J.R.R. Tolkien. El título de la película hace referencia a la destrucción y fatalidad provocadas por el poderoso y despiadado ataque del Dragón Smaug sobre Erebor, el Reino de los Enanos, una zona asolada con tierras carbonizadas, ciudades en ruinas y gente desesperada.


Aventuras, enfrentamientos armados, tensión y una historia romántica de fondo, esa es la trama general de un film con diálogos que no van muy allá y que ofrece mucha acción, al punto de que algunos lo comparan con un videojuego, con luchas constantes y algunos personajes, cual es el caso de Légolas (Orlando Bloom), cuyas apariciones, parecen tener como único objetivo matar orcos a mansalva.
Entiendo que los fans de la obra de Tolkien se sientan algo decepcionados, pues El Hobbit, a diferencia de la trilogía de El Señor de los Anillos, es más un cuento que una novela épica y aquí todo el despliegue de efectos especiales y secuencias con tecnología digital, precisamente lo que busca es épica que, como digo, no es el principal objetivo de la novela original, para llevarnos a una fantástica (por lo de fantasiosa) batalla final entre Smaug y la compañía, para mi gusto larga en exceso, igual que toda la película que estira y estira las escenas, muchas de ellas puro entretenimiento que no aporta nada a la historia.
También entiendo que esos fans estén molestos con las cosas que no aparecen y con los personajes introducidos, porque parte del espíritu de la novela queda desvirtuado con estos cambios.
Sin embargo, como película, prescindiendo de si la adaptación está más o menos conseguida o si se atiene o no al original (la respuesta es que cambia muchas cosas), es muy entretenida, mantiene la tensión de la narración, técnicamente está muy bien hecha y, lo malo es que a mí me parece que dura demasiado.
Tiene un par de cosas que me han llamado la atención sobre el resto, por un lado las escenas de la huída de los enanos por el río, embarcados en toneles, que me ha resultado original y divertida y, por otro, el despertar del dragón que también me parece que tiene secuencias muy conseguidas.




8 comentarios:

  1. Me ha hecho gracia eso de los enanos metidos en toneles; alguna ventaja tenían que tener.

    Salud Trecce.

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    1. No veas como se enfadan los fans de la obra de Tolkien con estas licencias que se toma el realizador.

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    2. Lo de los toneles no es licencia.... en el libro sale.
      No exactamente como en la película, pero parecido.

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    3. Tienes toda la razón y yo me he explicado mal. De lo que se quejan los fans de Tolkien es del tratamiento que se le da en a película a ese episodio, que queda transformado en una especie de videojuego de esos en los que tienes que ir esquivando obstáculos y dando saltos para que no te caigan objetos encima.

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    4. Eso si que puede ser... pero creo que viene porque el director abusa de los recursos visuales buscando la espectacularidad para el 3D

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    5. En general, la película busca un tono épico que no tiene el libro, que, a diferencia de "El señor de los anillos", es más un cuento que otra cosa.

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  2. Los devotos de novela ya deben saber a lo que se exponen cuando se traduce a película. Y hay veces que la licencia llega hasta a cambiar el final.

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    1. Lo que ocurre es que algunas veces, aunque supriman o añadan cosas, uno reconoce una adaptación bien hecha, cosa que no sucede en otras ocasiones.

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