martes, 21 de noviembre de 2017

EL OTRO NOMBRE DE LAURA

Quirke recibe la llamada de un antiguo compañero de Universidad que le ruega que trate de evitar la autopsia preceptiva al cadáver de su joven y bella esposa que se sucidó arrojándose al mar desnuda desde un muelle de la bahía de Dublín. Tras examinar el cuerpo, Quirke sospecha que aquello no es un suicidio, sino que alguien arrojó el cadáver al agua.
En esta novela, el autor se escapa de la convención de que el lector siga la historia desde la perspectiva de quien investiga, trazando una historia paralela desde la perspectiva de la víctima que nos va relatando sus recuerdos íntimos.
En esta melancólica segunda narración, Deirdre Hunt emerge como una chica inteligente y ambiciosa, desesperada por convertirse en dueña de su propio destino. Su imaginación fue despertada por un falso sanador espiritual, abriéndose paso, como a tientas, desde las zonas marginales en que vive, para montar su propio negocio junto a un llamativo socio comercial. Se trata de un salón de belleza para el que adopta el nombre comercial de Laura Swan. El aire de superioridad de su socio, Leslie White, es tan falso, como sus modales estudiados y su línea transparente de seducción, que le permiten un asombroso éxito con toda clase de mujeres, la hija rebelde de Quirke, Phoebe, entre ellas.
En la novela tenemos a unas cuantas mujeres un tanto desnortadas, insatisfechas con su vida, sobre todo con las esperanzas que pudieron haber puesto en sus parejas y que, por el tratamiento que les da el autor, de mujeres que caen bajo los falsos hechizos de esta suerte de gigoló, convierte a sus personajes, que pudieron haber sido bastante más interesantes en mujeres un tanto idiotas.
Por otro lado, se ve atrapado por algunos de los personajes que vienen de su anterior novela, algunos de ellos, personajes fascinantes, es cierto, pero que están un poco metidos con calzador en esta nueva entrega.
A pesar de todo ello, Black despliega ese estilo seductor que tiene y nos lleva por el oscuro y represor mundo del Dublín de posguerra, moralmente claustrofóbico en el que reflexiona sobre el mal y el pecado.



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