miércoles, 10 de mayo de 2017

LAS NORMAS DE LA CASA DE LA SIDRA

Al hospital St. Cloud´s se acercan muchas parejas o mujeres solas en situaciones desesperadas, dispuestas a abortar o abandonar a un hijo no deseado, que ponen en manos de un médico modélico, el doctor Wilbur Larch (Michael Caine), un profesional curioso de la medicina, mitad pediatra y mitad ginecólogo, aficionado al éter y muy afectuoso con los niños de su orfanato. Éste siente un cariño especial por Homer Wells (Tobey Maguire), al que tras dos intentos fallidos de adopción empieza a entrenar en las labores que él mismo desarrolla en la institución, entre ellas, la práctica de abortos. Wells quiere al doctor Larch como a un padre, pero no está convencido de estas prácticas y se niega a realizarlas, para disgusto del doctor Larch, a pesar de lo cual este transmite a su pupilo cuanto sabe de medicina. Homer cree que necesita crecer fuera del hospicio y conocer mundo. La ocasión se le presenta cuando una joven pareja de novios, Candy Kendall (Charlize Theron) y Wally Worthington (Paul Rudd), hace su aparición con la intención de que a ella le practiquen un aborto. Enamorado de Candy, Homer abandona con ellos el hospital y consigue trabajo como recolector de manzanas junto con unos temporeros negros. En la casa de la sidra donde se aloja conocerá el amor, pero también que las verdaderas normas que rigen nuestra vida sólo puede dictarlas el corazón.


Adaptación de una novela del mismo título, que John Irving, autor también del guión, escribió en 1985 y que en algunas ediciones españolas he visto titulada “Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra”, una frase de Dickens con la que el doctor Larch despide cada noche a los jóvenes internados en el orfanato (Goodnight, you princes of Maine you kings of New England!). Digo que me extraña este título para el libro en castellano, porque en su versión inglesa, que yo sepa, se titula como después se tituló la película: The Cider House Rules.
Sea como fuere, la adaptación le valió a Irving un Oscar al mejor guión adaptado, que dedicó a todos los profesionales que trabajan en el área de la planificación familiar y ayudan a las mujeres a tomar la decisión de tener un hijo o interrumpir su embarazo.


Esta es una de esas películas que lo tienen casi todo, una excelente fotografía, estupendo acompañamiento musical de Rachel Portman y unas buenas actuaciones.
En cuanto a la historia, no crean que el film es una buena película solo porque detrás hay una buena historia, de hecho cuántas veces vemos guiones que machacan la novela, sin embargo aquí, el sueco Lasse Hallström, en algunas fases, mejora el original literario, por ejemplo, hay unas cuantas escenas en las que se ven las caras de los niños del internado, sobre todo cuando algún compañero es adoptado, que producen en el espectador una sensación que es muy difícil transmitir con palabras y que a través de las imágenes que consigue la película, nos llegan al corazón.
La película aborda una serie de asuntos, sobre todo el del aborto, pero también otros, como la convivencia interracial, el incesto o las relaciones de pareja, y lo hace con suma delicadeza logrando llegar al corazón, sin tener que recurrir a recursos sensibleros y sin que se lancen sobre el espectador mensajes moralizantes.
Las actuaciones están a la altura, quizá destacar a Charlize Theron que demuestra una vez más que no es sólo un rostro agraciado y una figura escultural, sino además una gran actriz y sobre todo la lección de interpretación que nos ofrece un Michael Caine sublime, que se llevó el Oscar al mejor actor de reparto, sección en la que competía con Tom Cruise, al que Caine le dijo: No te preocupes Tom, es mejor que no ganes en esta categoría o siempre serás actor secundario y nuestros trailers son siempre más pequeños, igual que nuestros sueldos.
Una estupenda película, que transcurre con calma, pero que no se hace pesada, todo lo contrario, con un estilo sencillo y con delicadeza y mesura a la hora de abordar los temas que centran su mensaje.
Muy emotiva.




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