lunes, 15 de agosto de 2016

EL RÍO QUE NOS LLEVA

La película narra la vida cotidiana, durante seis meses, de un grupo de hombres que, a mediados de los años cuarenta, trasladan troncos por el Alto Tajo. Describe el último envío de maderas que se produjo desde Peralejos de las Truchas hasta Aranjuez. Se trataba de la última “maderada” en esta zona.
La acción está contada desde el punto de vista de Roy Shannon (Tony Peck), un irlandés de treinta y dos años que ha vivido en Italia los desastres de la Segunda Guerra Mundial. Desencantado y escéptico viaja de regreso a  Inglaterra y se detiene en España porque sus abuelos eran de un pueblo cercano a Aranjuez. Aquí conoce a una mujer, Paula (Eulalia Ramón), que le lleva hasta un campamento donde entra en contacto con un grupo de “gancheros”. Los dirige un hombre al que llaman El Americano (Alfredo Landa). Shannon descubre la dureza del trabajo de estos hombres y vive una serie de experiencias ligadas a las costumbres de las gentes que habitan los lugares por los que viaja el grupo.
Paula empieza a llamar la atención entre el grupo de hombres y hay alguno que se le insinúa, pero sin que haya incidentes, ya que El Americano, hábilmente, lo evita.
El día de Viernes Santo llegan a un pueblo pequeño donde se niegan a atenderlos en los establecimientos por ser festivo. Pero el cura, don Ángel (Fernando Fernán Gómez), sale en su defensa.
Con la llegada de la primavera, se incorpora al grupo un ganchero nuevo, Antonio el Encontrao (Miquel Insua), que tiene un pasado incierto. Enseguida se enamora de Paula, lo que provoca los celos de Shannon.
El grupo llega al pueblo de Sotondo, donde son recibidos por un personaje disfrazado de toro y unos niños que hacen sonar unas carracas. El pueblo está dominado por don Benigno (Manuel Salgueró), un cacique reaccionario. Es viudo y da trabajo a las mozas que se quieren acostar con él.
Se están celebrando las fiestas del pueblo y uno de los actos consiste en una corrida de toros simulada. Uno de los gancheros, el Rubio (Juanjo Artero), hace de torero. Otro, Dámaso (Santiago Ramos), se disfraza de toro . El perro del cacique, azuzado por éste, muerde a Dámaso, que lo mata. El cacique quiere vengarse de la muerte del perro y otro ganchero, el Negro (Felipe García Vélez), le planta cara y tiene que huir para evitar represalias.
Paula se niega a tener relaciones con el cacique y esto provoca el enfado de las hermanas de éste, algo que acabará trayendo trágicas consecuencias.


Basada en una novela homónima escrita en 1961 por José Luis Sampedro. Cuenta éste que todo parte de un recuerdo de infancia, cuando un día fue a bañarse al río en Aranjuez, donde vivía cuando cursaba tercero de bachillerato, al llegar a la orilla, se encontró un paisaje insólito, el agua estaba alfombrada de madera, eran los troncos que los gancheros había llevado allí aprovechando la corriente del río e inmediatamente quedó fascinado, al punto de que aquella imagen imborrable le llevó a escribir una novela en la que narra las peripecias de aquellos hombres, al tiempo que hace un retrato de la España rural de momento aprovechando el viaje de los gancheros y los lugares y paisajes que atraviesan.
El libro de Sampedro intentó llevarlo a la pantalla García Berlanga, pero era demasiado pronto, la censura no hubiera permitido una película que se ciñera a un texto con una innegable crítica social a la España de postguerra. Más adelante fue Mario Camus el que hizo una nueva tentativa que se vio abortada por las dificultades de reunir un presupuesto digno. Al final, Antonio del Real consiguió financiación para el film, aunque a pesar de todos los esfuerzos, tuvo un presupuesto demasiado corto para lo que hubiera sido necesario y la película se resiente en buena medida de esa falta de medios.
Cuenta en su reparto con buenos actores, algunos muy conocidos en la escena española y con la presencia de Tony Peck (el hijo de Gregory Peck), pero hay que decir que las interpretaciones no son precisamente brillantes, cumplen y poco más.
Tiene algunos pasajes que retratan los paisajes naturales del Alto Tajo, bastante bien fotografiados, una tierra que nada tiene que ver con los secarrales castellanos que dominan pocos kilómetros más allá del río.
Además de la vida de los gancheros, el film trae una historia paralela, una especie de drama con tintes sentimentales que desnuda algunos de los problemas de la vida española de la época (caciquismo, represalias políticas, pobreza...)


Lo mejor de la película es su valor como documento de un mundo desparecido. En lo demás, la trama queda bastante desdibujada, el film no sabe o no puede trasladar a la pantalla una historia que lo tenía todo para haber resultado épica y queda reducida a un intento, en el que algunas transiciones entre escenas están hechas casi hasta mal, quizá fruto de esa falta de medios de la que hablamos al principio. 
Aunque en algunos momentos parece que le cuesta avanzar, resulta entretenida de ver.





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