martes, 16 de agosto de 2016

HOMBRES DE MAÍZ

Miguel Ángel Asturias, Premio Nobel de Literatura en 1967, escribió esta novela entre 1945 y 1949, la empezó en Guatemala y la terminó en Buenos Aires. Hombre de poderosa escritura que ha quedado en cierto modo sepultada por el boom de la literatura hispanoamericana de los sesenta, de la que curiosamente es claro precursor y concretamente en esta obra están contenidos muchos de los elementos de lo que más adelante se conocerá como realismo mágico, esa forma de hiperrealismo en la que los objetos, los animales, las plantas, las construcciones, los paisajes, toman forma, hablan y se comunican con las personas y las historias inventadas acaban cobrando vida propia de forma que se vuelven reales, al menos en el imaginario de la gente.
El asunto que da título a la novela, es la contraposición de las viejas tradiciones mayas, que ven el maíz una planta que sustenta la vida de las personas, de connotaciones casi religiosas y los nuevos vientos que soplan desde el llamado mundo civilizado, el de los capitalistas y negociantes, que ven en el maíz un negocio y arrasan bosques enteros para poder sacar beneficio industrial de su explotación. En el libro hay una frase que resume esta confrontación:

Sembrado para comer es sagrado sustento del hombre que fue hecho de maíz.
Sembrado por negocio es hambre del hombre que fue hecho de maíz.

Poblado de un sinfín de personajes, el libro está estructurado en capítulos de desigual longitud, siendo el titulado Correo-Coyote, el más largo, ocupando la mitad de la novela. Aparentemente hay una carencia de unidad temática, como si cada capítulo contara una historia distinta, en la que es cierto que personajes de otras partes de la novela aparecen en forma de referencia puntual, al estilo de lo que ocurre en las novelas de García Márquez, por ejemplo. Pero la unidad del libro está en que se trata de un conflicto, no sólo sociológico, sino también metafísico.
Con algunos pasajes realmente portentosos, como el negocio del aguardiente que pretenden montar Goyo Yic, el mendigo ciego y su compinche Mingo Revolorio, que no llegan a entender jamás los más sencillos mecanismos de la economía comercial, lo que les lleva al fracaso, pues su sentido de la propiedad es totalmente distinto al que podemos tener cualquiera de nosotros, el autor nos trae en esta novela la dramática añoranza de un destino común propia de los pueblos indios, abogando por un mundo justo y digno que supere esta suerte de miseria material que acarrea como consecuencia obligada el aniquilamiento espiritual y moral de los pueblos oprimidos.
Con un lenguaje riquísimo que se transmuta en un torrente de imágenes y expresiones transfiguradas, con ecos de leyenda que se retuerce entre la opresiva realidad de quienes han decido acabar con ella. Asturias consigue el milagro de enlazar el lenguaje básico, lleno de apócopes, de los campesinos, con elementos oníricos y metáforas inesperadas, que nos transportan a un mundo de evocaciones suprahumanas.
Al final todos pierden en esta historia, los indios, el bosque, los poderosos (a pesar de que la destrucción no les duele) y los maiceros que acabarán siendo meros objetos en manos de quienes de veras van a llevarse la ganancia.
Solo un pequeño rayo de esperanza brilla en medio de tanto desespero, el reencuentro de Goyo Yic con María Tecún y su hijo, que es en cualquier caso un esperanza individual, pues en lo colectivo, los habitantes de Psigüilito o San Miguel de Acatán, ya han doblado la cerviz.



4 comentarios:

  1. Ahora que hablas de él me doy cuenta de lo facil que se olvidan algunos nombres de grandes autores. Asturias es uno de los mejores de la Literatura en español.
    Me hubiera gustado leer ese libro que analizas.

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    1. Es cierto, yo también había olvidado a este hombre. ¡Nada menos que un Noble!

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  2. Un final triste, pero muy realista.
    Tienes razón en cuanto a que Asturias es un digno precursor de ese realismo mágico que si supieras...es una forma de vida en Latinoamérica ¡Se ven cosas tan increíbles por estos lares¡

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    1. Lo refleja muy bien el autor en el libro, como esas cosas mezcla de realidad y ensoñación, forman parte de la vida diaria de la gente con una naturalidad que puede resultar sorprendente para una mentalidad europea, pero que si lo analizas con más detenimiento, es lo que ocurre en cualquier cultura con sus particularidades específicas.

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