sábado, 4 de abril de 2015

ANTOLOGÍA POÉTICA (RUBÉN DARÍO)

El nicaragüense Rubén Darío es una de las cimas señeras de la poesía en lengua castellana. Poseedor de una lírica primitiva y vigorosa, dotada de maravilloso y variado tecnicismo y de una excepcional musicalidad, tiene resonancias de los poetas parnasianos y simbolistas, a la par que entronca con la mejor tradición poética de nuestra lengua. Su compleja vida espiritual y personal trasciende a sus versos, manifestando una dramática dualidad de erotismo y crudeza, de paganismo y cristianismo. La pasión de la belleza, el profundo aliento lírico y su valor, son las principales características de su producción poética. Su contribución a la poesía significa, sobre todo, una apertura en lo expresivo y una incorporación de valores insospechados, hasta su aparición.
Nacido en 1867, su verdadero nombre era Félix Rubén García Sarmiento. Cuando era empleado de la Biblioteca Municipal de Managua, publicó su primera obra llamada “Epístolas y Poemas”. Ya viviendo en Chile, publicó “Abrojos”, “Rimas” y “Azul”. Su impactante obra dio lugar al movimiento poético del modernismo que significó una revolución en el lenguaje y el estilo poético. Al final de su vida se retiro a un monasterio. Autor de “Cantos de vida y esperanza” y muchas obras más.
En la obra de Rubén Darío hay mucho que leer y mucho donde escoger, pero a mí, aparte de su conocida "Sonatina" (La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? / Los suspiros se escapan de su boca de fresa...) o el encantador "A Margarita Debayle" (Margarita está linda la mar, / y el viento, / lleva esencia sutil de azahar; / yo siento / en el alma una alondra cantar; / tu acento: / Margarita, te voy a contar / un cuento...), siempre me llamó la atención y fue de mis preferidos la "Marcha Trinfal", además de por razones sentimentales que no vienen al caso, por la sonoridad de los versos y por cómo logra trasladar al lenguaje escrito lo que nos está contando, de manera que podemos ver en nuestra imaginación la viva imagen del regreso triunfal de los vencedores. Así comienza:

¡Ya viene el cortejo!
¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines.
La espada se anuncia con vivo reflejo;
ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines.





2 comentarios:

  1. Supongo que será el sueño de todo escritor: poder trabajar en una biblioteca.

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    1. Y si está bien pagado, mejor. Pero no creo que fuera el caso.

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