jueves, 9 de octubre de 2014

EL ROBO DEL ELEFANTE BLANCO

Un error en la línea que separa territorio británico del perteneciente al reino de Siam, origina un malentendido que es rápidamente solucionado. El error es achacable a Siam, pero los británicos no le dan mayor importancia y el rey de Siam, agradecido, desea enviar un presente a la reina de Inglaterra. No se le ocurre nada mejor que mandarle un elefante blanco, un animal que representa lo máximo en su reino, incluso más que el propio rey. Se encarga a un alto funcionario de la administración británica en la India para que sea responsable del transporte y entrega del animal, pero al llegar al puerto de Nueva York, surge un problema de gran calado, el elefante desaparece del almacén donde estaba.
Comienza su búsqueda por parte del famoso inspector Blunt, que está al frente de la central de detectives, en la que el inspector desarrolla todos sus peculiares métodos para tratar de hallar al paquidermo.
La narración ironiza a costa de los detectives y policías desde el mismo objeto del robo, precisamente un elefante, no es un ser o un objeto diminuto que digamos, debería ser relativamente fácil de localizar y, sin embargo, a pesar del inusitado despliegue de efectivos, no sólo no lo hallan, sino que parece que el elefante les persigue a ellos en lugar de ser al revés.
Relato divertido, cargado de ironia, en el que intervienen unos cuantos ladrones y cientos de policías, en una alocada carrera sin pies ni cabeza.
Estos son algunos fragmentos de los que más me han divertido, pertenecen a la parte en la que el inspector Blunt interroga al funcionario encargado del elefante, recabando datos del mismo que le ayuden a encontrar al animal:

-¿Cómo se llama el elefante?
-Hassan Ben Ali Ben Selim Abdallah Mohamed Moisé AIhammal Jamsetjeejebhoy Dhuiep Sultan Ebu Bhudpoor.
-Muy bien. ¿El nombre de bautismo?
-Jumbo.
-Perfectamente. ¿Dónde nació?
-La capital de Siam.
-¿Sus padres viven?
-No. Fallecieron.
-¿Tuvieron otros hijos además de éste?
-No. Es hijo único.
-Perfectamente. Esto basta por ahora.

...

-¿Qué come ese elefante y cuánto come?
-Bueno... En cuanto a qué come... es una bestia capaz de comerlo todo. Comería a un hombre, comería una Biblia..., comería cualquier cosa intermedia entre un hombre y una Biblia.
-Muy bien... Muy bien, a decir verdad. Pero eso me suena a demasiado general. Hace falta detalles..., los detalles son lo único valioso en nuestro oficio. En cuanto a los hombres se refiere... ¿Cuántos hombres es capaz de comerse de una sentada... o, si así lo prefiere, en un día... con tal que estén tiernos?
-A Jumbo no le importa que estén tiernos o no; en una sola comida, podría consumir a cinco hombres, comunes.
-Perfectamente. Cinco hombres. Tomaremos nota de eso. ¿De qué nacionalidades los prefiere?
-Eso le da lo mismo. Prefiere a la gente conocida, pero no tiene prejuicio alguno contra los extraños.
-Perfectamente. Ahora, en lo que atañe a las Biblias... ¿Cuántas Biblias podría comerse de una sentada?
-Una edición completa.
-Eso no me parece lo bastante explícito. ¿Se refiere usted a la edición corriente en octavo o a la ilustrada para familias?
-Creo que Jumbo no mostraría especial interés por las ilustraciones: esto es, que no daría más valor a las ilustraciones que a la simple palabra impresa.
-No. Usted no me entiende. Me refiero al volumen. La Biblia corriente en octavo pesa unas dos libras y medía, mientras que la edición grande en cuarto pesa diez o doce.
¿Cuántas Biblias Doré se comería el elefante de una sentada?
-Si usted conociera a ese elefante, no lo preguntaría. Comería las que hubiera.
-Expresémoslo, entonces, en forma de dólares y centavos. Hay que averiguarlo de algún modo. El Doré vale cien dólares el ejemplar, en cuero de Rusia, biselado.
El elefante necesitaría unos cincuenta mil dólares... digamos, una edición de quinientos ejemplares.
-Eso, ya es más exacto. Tomaré nota. Muy bien. Le gustan los hombres y las Biblias.




4 comentarios:

  1. Vaya, menos mal, ´´este sí lo leí y recuerdo haberlo disfrutado un montón; fue una sorpresa muy agradable que encontré en la biblioteca del cole.

    Necesito que me mandes tu url porque borré por accidente todos los blogs de mi lista, a ver si lo puedo arreglar pronto.

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  2. Cuando le leí, pensé que era un plan de los detectives para estafar a los dueños del elefante. Luego me di cuenta que, más bien, era una sátira hacia los detectives y los que confían en ellos.

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