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Una banda sonora bastante aceptable, debida al gran maestro Nino Rota. La fotografía espléndida de Jack Cardiff, que sabe manejar estupendamente la iluminación natural, pero también darle los oportunos tonos (lila, azul...), que subrayan las escenas, pero que, a la vez, la convierten en una especie de documental turístico. La ambientación, muy lograda, con el toque de glamour oportuno al que contribuye, sin duda, el vestuario por el que se le daría el único Oscar que tiene el film. Una más que digna dirección de actores, nunca fácil en películas como esta, donde hay tantos nombres de peso.
La película es larga (casi 140 minutos) y, con esto, entramos en el tan debatido tema, cuando de adaptaciones literarias se trata, de si recortar lo que se dice en el libro, o respetarlo. En este caso, yo creo que la elección ha sido acertada, se cuenta prácticamente todo lo que sucede en la novela de Agatha Christie, eso hace que en algún momento pueda uno empezar a removerse un poco en la butaca (en el sofá, en mi caso) y no precisamente por la emoción, ya me entendéis.


Quiero mencionar los hirientes, a veces hilarantes y siempre ingeniosos diálogos entre Bette Davis y Maggie Smith (señora y dama de compañía, respectivamente) y la escena del baile, antes y durante el baile del tango, en el hotel, antes de comenzar el crucero, es magnífica, llena de humor y una ingeniosa forma de presentarnos a casi todos los protagonistas de la intriga. Sólo por dejar al realizador explayarse en escenas como esa, que son una delicia y por dejarle fotografiar a su antojo (o al de su director de fotografía) todo lo que se le ofrecía en tan incomparable marco, vale la pena que la peli dure lo que dura.
Correcta película, bien llevada la intriga, aunque con alguno de los lastres propios del género, entretenida y, a ratos, hasta ingeniosa. Peter Ustinov, genial.

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