miércoles, 2 de diciembre de 2015

DIEZ NEGRITOS

A un apartado lugar del desierto iraní relativamente cercano a Ispahan, llegan ocho personas que han sido invitadas por diversos motivos por un hombre al que ninguno conoce.
Llegan a bordo de un helicóptero a un lujoso hotel situado en medio de la nada y atendidos por un matrimonio contratado al efecto.
La primera noche de su estancia en tan extraño lugar, cuando han acabado de cenar sin que su anfitrión, en contra de lo anunciado, comparezca, comienzan a escuchar por los altavoces de ambiente, una grabación en la que se les acusa a cada uno de ellos de haber cometido un crimen que quedó impune en su momento y se les anuncia que no saldrán de aquel lugar con vida, pues todos ellos van a pagar su deuda pendiente.
En ese momento son conscientes de que se hallan totalmente aislados, a 300 kilómetros de la población más cercana, sin automóvil ni avión a su disposición, carentes de teléfono y con la comunicación por radio inutilizada, presumiblemente de forma intencionada.
No tarda en producirse la primera muerte y la semilla de la desconfianza mutua, germina entre los reunidos.


Basada en uno de los más conocidos relatos de Agatha Christie, tras verla, me parece que el cambio menos relevante es la completa alteración del entorno entre la novela original y el guión cinematográfico, hay otras cosas de mucha mayor enjundia entre la gran cantidad de diferencias que apreciamos, no siendo la menor el cambio absoluto en la resolución de la historia.
Se trata de una coproducción franco-italialo-hispano-alemana (casi nada) y cuenta con un buen plantel de representación española, no precisamente en el reparto, donde únicamente encontramos a Teresa Gimpera, con un papel testimonial, pero sí en lo que podríamos llamar apartado técnico y creativo, desde el guión, del que es coautor Enrique Llovet, hasta un numerosísimo grupo de técnicos que encabeza Fernando Arribas, responsable de la fotografía.
Una parte de los exteriores se rodó en España, en Almería y Madrid, siendo perfectamente reconocible el Templo de Debod en el que se rodó una escena completa.
En cuanto a los interiores, el principal set de rodaje es el salón central del hotel, concebido de forma que puedan aparecer varios personajes situados en diferentes planos, algo que a veces utiliza el realizador sin demasiado sentido. Igual que tampoco lo tiene una historia paralela en la que intervienen Teresa Gimpera y Rik Battaglia, que además de no aportar nada queda sin resolver ni clarificar para el espectador que nunca llega a saber qué pintan esos personajes.
El resto del elenco, con pobres actuaciones en las que solo es destacable la interpretación de Charles Aznavour de la canción central de la película.


Una película bastante pobre que cambia algunas cosas del original y no para mejor precisamente. Con algunos nombres muy conocidos en el reparto (aparte de los ya citados, Oliver Reed, Richard Attenborough, Adolfo Celi, Elke Sommer...), cuyas actuaciones están acorde con el tono mediocre del film.





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