sábado, 12 de octubre de 2013

WASHINGTON SQUARE

Narra la historia de Catherine, hija del doctor Sloper, una joven a quien el autor pinta como poco agraciada y no muy inteligente, en palabras del propio padre de la muchacha. En la casa, vive también la tía de la muchacha, Lavinia Penniman, viuda de un predicador.
Catherine se enamora de Morris Townsend, un vividor sin oficio ni beneficio que, claramente para nosotros, lectores y para el padre de la chica, va en busca de la cuantiosa dote de la muchacha, que entre el legado que se madre le dejó al morir para uso exclusivo de su hija y lo que pueda heredar de su padre, asciende a una cantidad nada despreciable.
Sin embargo, Catherine, no ve, o no quiere ver en Mr. Townsend sino al caballero de buenos modales, exquisito trato y amena conversación con que éste aparece a sus ojos, lo de que no tenga trabajo o se haya gastado en su viaje por Europa su exiguo capital, le parecen cosas de menor importancia.
James realiza un excelente estudio psicológico de sus personajes, la ingenua Catherine; el doctor Sloper, de carácter fuerte e ideas claras e irrenunciables, poco dado a los sentimentalismos; la tía Lavinia, entrometida donde las haya, con una mente donde el romanticismo todo lo enturbia hasta el punto de ser peligrosa; y el pretendiente, Morris Townsend, un cazadotes profesional al que poco le importan los cadáveres que queden en el camino con tal de conseguir sus objetivos, un verdadero encantador de serpientes.
En los primeros capítulos, vemos a Morris como una especie de alter ego del autor, no en sentido general, sino que se nos presenta como un tipo que ha estado ausente de Nueva York durante mucho tiempo y encuentra la ciudad cambiada, algo que le permite a James hacer sus propias reflexiones sobre el asunto, tema del que ya se ha hablado aquí al tratar sobre alguna de sus novelas. Veinticinco años después de haber abandonado la ciudad, surgen sus reacciones desde lo más profundo de su ser ante el Nueva York que ha reemplazado al que había conocido, ante las emociones que despertaba en él la ciudad y que no se parecen a las que le provoca ninguna otra: tan pronto le conmueve, como le saca de sus casillas.
Es de esas novelas que, independientemente de lo interesante que pueda resultar a cada lector, te apetece leer hasta el final, entre otras razones, por lo deliciosamente escrita que está. Fue publicada por vez primera por entregas en la prestiogiosa revista literaria británica Cornhill y en castellano también se la puede encontrar bajo el título de "La heredera".

4 comentarios:

  1. Tal y cómo presentas la novela, no parece que haya muchos giros inesperados. Aún así, me la apunto en la lista. Gracias.

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    1. En efecto, no hay sorpresas y sí un interesantísimo retrato de los personajes.

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  2. En esta novela, Henry James, sigue siendo fiel a sí mismo, utilizando como en todas sus novelas, el punto de vista para hacer esos análisis psicológicos magistrales que le caracterizan, analizando meticulosamente a los personajes de su obra.

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