miércoles, 2 de noviembre de 2016

REGRESO A HOWARDS END

Durante una excursión a Spira, las hermanas Margaret (Emma Thompson) y Helen Schlegel (Helena Bonham Carter) hacen amistad con los Wilcox. Helen, la menor de las dos, es invitada a pasar unos días en Howards End, la mansión rural de sus nuevos amigos. La joven escribe una carta a su hermana Margaret diciéndole que Paul (Joseph Bennett), el menor de los Wilcox, y ella se han enamorado. Debido a esto, se produce un terrible malentendido entre las Schlegel y los Wilcox que provoca el distanciamiento de las dos familias.
Poco tiempo después, los Wilcox se trasladan a vivir a una casa cercana al hogar de las dos hermanas y las relaciones no sólo se restablecen sino que se hacen aun más sólidas, sobre todo entre Margaret y la señora Wilcox (Vanessa Redgrave). Cuando ésta muere, deja Howards End a su amiga, pero la nula validez legal del documento facilita que tanto Henry J. Wilcox (Anthony Hopkins) el viudo, como sus hijos, ignoren la última petición de la recién fallecida.
Mientras tanto, Helen ocupa su tiempo en tratar de ayudar a un joven oficinista con problemas laborales y matrimoniales, que se ha quedado en paro por seguir sus equivocados consejos.


Como decía un crítico de cine, denle una novela de cualquier calidad a Ismail Merchant, James Ivory y Ruth Prawer Jhabvala (productor, realizador y guionista respectivamente de este film) y sacarán, como mínimo, un buen producto.
Y no puedo estar más de acuerdo, te podrá gustar más menos, se le podrá acusar de esteticista, pero al final, acabas reconociendo que aquello está muy bien hecho.


Maravillosamente ambientada, con una fotografía que raya el preciosismo y con localizaciones y decorados cuidados al detalle, el film cuenta con buenas interpretaciones, entre las que yo destaco la de la siempre talentosa Vanessa Redgrave (a pesar de su corto papel) y la consagración de Emma Thompson, con un personaje verborreico y encantador.
El vestuario, como casi todo en la película es espectacular, y estuvo a cargo del tándem John Bright y Jenny Beavan, que quizá no les suenen mucho, hasta que mencionemos otros trabajos suyos: Las bostonianasUna habitación con vistas o Sentido y sensibilidad, por citar alguna. Y Jenny Beavan por separado, con el vestuario a su cargo en filmes como el Sherlock Holmes de Guy RitchieEl discurso del rey y recientemente, Mad Max: furia en la carretera.


El film, además de esa estética preciosista, tiene detrás una historia de abusos de las clases dominantes sobre lo que ellos llaman "los pobres" a los que tratan con menosprecio, sin importarles las consecuencias que las decisiones que tomen, puedan tener sobre ellos. Vamos, real como la vida misma.
También refleja esos dos mundo que se dan entre la élite, muchas veces enfrentados, por un lado el de lo que podríamos llamar gente cultivada, sensible con la cultura y con los problemas sociales que les rodean y por otro, los amasadores de dinero, cuyo objetivo primordial es tener cada vez más poder, sin tener en cuenta los cadáveres que dejan en el camino de su éxito.
También podemos apreciar un retrato, tratado de manera fugaz, sobre la situación de la mujer en la sociedad y los primeros intentos serios de emancipación.
Una película muy interesante, con un fondo más profundo del que muchos quieren ver, quizá deslumbrados por su espléndida estética.




2 comentarios:

  1. Aprovecho esta entrada tuya para recomendarte que, sabiendo que eres un gran lector y de fina textura, leas FALCÓ. Es el último libro de P. Reverte y está genialmente escrita. Una vez comenzado a leerla no se deja el libro hasta terminar.

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    1. Gracias por la recomendación. Ahí está el título aguardando pacientemente su turno en lista de espera.

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