miércoles, 13 de abril de 2016

LOS MINEROS ASTURIANOS EN BENAVENTE (1936)

Uno de los ardides más curiosos de la Guerra Civil española, tuvo como protagonistas a los mineros asturianos y al entonces gobernador militar de Oviedo, coronel Antonio Aranda Mata.
Al parecer, ante a sublevación de los militares en África y sus correspondientes secuelas en la Península, el dirigente socialista Indalecio Prieto, solicitó a sus correligionarios de Asturias el envío urgente de una fuerza de diez mil mineros para defender Madrid de la posible sublevación de la guarnición local, sobre todo de los cuarteles de la Montaña y Campamento. La convocatoria tuvo gran éxito entre los mineros y en pocas horas se concentraron miles de ellos en Oviedo.
Se organizaron dos columnas, una partió por carretera y otra por ferrocarril, compuesta por dos locomotoras y doce vagones. El tren salió de Oviedo sobre la una de la madrugada del 19 de julio, cargado de voluntarios hasta los topes. Contaban con doscientos fusiles y munición entregados por orden del coronel Aranda. Al mando de la columna iban el socialista Manuel Otero y el teniente de Asalto Alejandro García Menéndez. En Mieres se incorporó otro numeroso grupo, mandado por Ramón González Peña y el jefe de las milicias de las Juventudes Socialistas, Guzmán García.
A las cinco de la mañana el tren especial salió de la estación de Ujo, la última asturiana, compuesto ya por tres máquinas y dieciocho vagones, transportando a 2.500 hombres.
Habiendo recibido noticias de que Valladolid se hallaba en manos de los sublevados y que habían instalado piezas de artillería para cortar el paso del convoy, decidieron seguir su camino a Madrid por Zamora, así que en la noche del 19 de julio, el tren especial hacía su entrada en la estación de Benavente, donde a pesar de los temores, gracias a los buenos oficios del alcalde socialista Alfredo Rodríguez Enríquez y al control de los jefes de los obreros asturianos, no se produjeron mayores incidentes, aunque fue inevitable que la población estuviera alterada ante la llegada de tamaña fuerza.
El caso es que, según algunas fuentes, una operadora de la compañía telefónica que trabajaba en Benavente, fue la primera en advertir a los mineros que habían sido engañados por Aranda, que lo que en realidad pretendía era tener el campo libre y que se había sublevado en Oviedo, lo que fue confirmado por el abogado Juan Pablo García que llegó a Benavente por carretera en la madrugada del día 20, llevando la noticia fidedigna de la rebelión del coronel Aranda en Oviedo.
Esa misma mañana, el tren de los mineros asturianos, emprendió desde Benavente el camino de regreso a su tierra, pero Oviedo ya se había unido al bando rebelde.



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