lunes, 28 de octubre de 2024

SUBMARINO

 


Nick (Jakob Cedergren) y su hermano pequeño cuidan con ternura de su hermanito, apenas un bebé, mientras su madre bebe hasta perder el conocimiento. Pero el bebé muere y ambos hermanos se culpan a sí mismos, ya que estuvieron bailando y emborrachándose. Muchos años después, Nick sale de prisión tras cumplir condena por agresión. Vive en un refugio e intenta ayudar a un viejo amigo. Cuando muere su madre, Nick se encuentra con su hermano en el funeral. El hermano, es padre viudo de un niño pequeño, pero también mantiene un hábito por la heroína que le está llevando a perder el control. Cuando se le presenta una oportunidad, se convierte en traficante para asegurar el futuro de su hijo.


El guion adapta la novela del mismo título del escritor danés Jonas T. Bengtsson.


Thomas Vinterberg traslada a la pantalla una historia que refleja con enorme crudeza y realismo las repercusiones que una infancia de infelicidad y abandono puede tener en la vida adulta de una persona. Algunos la tildan de irregular y de tremendista. Es cierto que ciertos momentos, incluso alguno de los personajes, está menos conseguido que otros, y que lo de tremendista, seguramente será por la reiteración en las desgracias, por otra parte, todas ellas posibles y bastante reales y es que a veces la realidad es tremenda. 
El final, aunque es muy emotivo, desluce un poco algo, porque es una especie de reiteración en imágenes de algo que ya se nos había dicho antes, quiero pensar que porque a Vinterberg le apetecía acabar con unas imágenes tiernas que cierran el círculo de la historia que hemos vivido y no porque considere al espectador tan poco inteligente que hay que enseñarle en imágenes lo que ya se la ha dicho con palabras.




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