jueves, 24 de octubre de 2024

CARAMEL

 


Cinco mujeres se reúnen en un salón de belleza de Beirut en el que trabajan tres de ellas. Layale (Nadine Labaki) ama a un hombre casado. Nisrine (Yasmine Al Massri), que es musulmana y está a punto de casarse, tiene un serio problema: ya no es virgen. Rima (Joanna Moukarzel) se siente atraída por las mujeres. El problema de Jamale (Gisèle Aouad) es que se resiste a envejecer. Rose (Seham Haddad) ha sacrificado su vida para cuidar de su hermana que padece demencia senil.


Tras las persianas del salón de belleza, nos acercamos a las historias de estas mujeres que viven presionadas por las costumbres sociales y los tabúes religiosos. Layale vive su historia de amor clandestino entre el placer y la tortura de una relación que ha de mantener oculta por estar socialmente mal vista. Rima únicamente puede manifestar su homosexualidad a través de las caricias del lavado de un cabello al enredar sus dedos en él o cuando cruza su mirada eventualmente con alguna clienta. Jamale es una actriz que compite contra el tiempo, tratando de evadir la menopausia entre bótox, dietas y ejercicios, para poder seguir representado personajes que debieran tener la mitad de su edad. Rose es una costurera que tiene su negocio cerca del salón de belleza y que sólo ha vivido para cuidar de su hermana Lili (Aziza Semaan); pero de pronto su vida recibe una pizca de condimento al conocer a un hombre de su misma edad y que la invita a salir. Niserin, criada en una familia con tradiciones muy arraigadas, ha tenido que mentir para evitar señalamientos y burlar todos los tabúes alrededor de la virginidad.


La libanesa Nadine Labaki, nos acerca esta historia de mujeres que habla de sexo sin una sola imagen explícita, es más, sin que aparezca en pantalla uno de los personajes recurrente, ni siquiera su voz, pero cuya presencia notamos mediante ingeniosas elipsis; de dramas, sin tener recurrir a sentimentalismos; de sueños, sin una sola imagen onírica; de feminismo sin ser militante; de comprensión; de acompañamiento y de otras muchas cosas que rodean este universo femenino. 
En un barrio de Beirut en el que se aprecia la pobreza y la desolación, con edificios degradados, empezando por el propio letrero desvencijado de la peluquería, que contrasta con la luminosidad y el colorido que hay dentro del local, en el que las mujeres encuentran una especie de refugio que las abstrae de las miserias que las rodean, a pesar de los recurrentes cortes de luz 
La película muestra las ataduras y represión sexual de estas mujeres que, es cierto que viven en el Medio Oriente, pero su existencia no queda muy alejada de lo que podemos encontrarnos en cualquier otra parte del mundo. Lo hace con elegancia y sensibilidad, con esperanza, aderezando el relato con momentos de comedia, pero sin negar la dura realidad que el entorno en el que viven les depara y con algunas secuencias realmente conmovedoras.




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