Toda una lección de cómo hacer una gran película sin complicarse la vida. Aquí todo parece sencillo, con esa sencillez de quien domina tanto el oficio que todo lo que hace parece fácil.
El argumento es sencillo, tomado de la vida misma, de los problemas que vive una sociedad que se ve "invadida", incluso suplantada por quienes han llegado de otros mundos bien distintos y, por otro lado, la eterna lucha entre el bien y el mal, éste encarnado en las pandillas que se enseñorean del barrio. Todo ello planteado sin barroquismos, sin adornos y sin ningún rubor a la hora de estereotipar algunos de los elementos centrales del argumento, vamos que parece que nadie se ha esforzado mucho.
Y sin embargo el resultado es espectacular para lo poco que, aparentemente, han trabajado el molde.
¿Quién se atreve a mantener que las pandillas no están esterotipadas? Y sin embargo yo creo que
Eastwood no ha querido hacerlo de otra manera, consciente de que el guión tampoco daba para mucho más se ha limitado a presentar el asunto sin enrevesarlo, hasta el punto de que nos da la impresión de ser demasiado simple, simplón, diría yo.
¿Y el problema racial? Otro tanto de lo mismo. Idénticos tópicos como los que nosotros mismos usamos o vemos usar cada día en nuestra vida cotidiana, aunque aquí, al menos en lo que al lenguaje se refiere, lo que pudiera parecer ofensivo, lo contrarresta muy bien haciendo ver al muchacho oriental que lo de "
atontao", es equiparable a "
polaco hijo de puta" y todo esto que hubiera podido ser presentado como un drama, lo trata
Eastwood con ese peculiar humor suyo que nos arranca una sonrisa o algo más.
Y, sin embargo, sigue siendo el maestro que es para enlazar esas situaciones casi cómicas con el drama que se nos está contando.
Aunque los actores están bastante bien, en general, me ha gustado la chica,
Ahney Her y me ha parecido demencial el doblaje que se ha hecho de los pandilleros.
Y para los "Eastwoodmaniacos", muy curioso el "toque" final, en el que, sobre los títulos de crédito,
Eastwood recita, más que canta, la canción "Gran Torino".
A mí, en ocasiones, me ha dado la sensación de estar viendo una peli "indie", y sin embargo es el trabajo de un tipo que ya está más que consagrado y que habrá sorprendido a más de uno con este film, no tanto a los que le hemos seguido y disfrutado a lo largo de su carrera.
Después de seguir la carrera de este pistolero al que hemos visto envejecer, de este Harry el Sucio al que hemos ido viendo perder facultades, asistimos a su muerte, casi heroica y que, encima le redime ante quienes le tacharon de fascistoide.
Hasta siempre, como actor, hasta
Invictus, para todo lo demás.