domingo, 31 de enero de 2021

LA SOMBRA DEL CAMINANTE


Mañe (César Badillo) atraviesa una difícil situación económica. Ha perdido una pierna y por ello no puede conseguir empleo, no puede pagar su renta y es blanco de las burlas y el desprecio de sus semejantes. Mientras recorre las calles buscando cómo sobrevivir, conoce a un inusual personaje, un hombre que se dedica a cargar gente a su espalda por el centro de Bogotá, cobrando 500 pesos. Dada la manera en que pueden ayudarse mutuamente, surgirá entre ellos una complicada pero genuina amistad que hará sus vidas más llevaderas y les dará una oportunidad de redención. Pero ambos comparten un pasado, el pasado de violencia que ha acompañado a muchos colombianos. Este pasado los une y a la vez los separa, los descubre como seres que lo han perdido todo, excepto la esperanza de volver a empezar.


Rodada en Bogotá, la película refleja un centro urbano abigarrado, con mucha gente en las calles, puestos callejeros y una sensación de supervivencia que se acentúa cuando la acción se traslada a los barrios perífericos o directamente fuera de la zona urbana, donde viven los protagonistas y la sensación de pobreza y miseria se acentúa. Está filmada en un blanco y negro que subraya esas sensaciones, nada del pulcro blanco y negro de las producciones clásicas.


En Colombia da la sensación de que llevan toda la vida conviviendo con la muerte y la violencia, cuando no es la guerrilla, es la contra, cuando no es el narcotráfico, es el ejército, el caso es que difícil resulta hallar una familia en que las heridas de esa violencia no hayan dejado su huella profunda. Conflictos que parece no tienen solución, pues unos no se muestran proclives a pedir perdón y otros no están dispuestos a perdonar. El caso es que esos enfrentamientos, esas consecuencias de la violencia, aparecen en el día a día y en cualquier situación cotidiana te puedes encontrar con alguien que está o ha estado con los de enfrente. Eso es lo que cuenta el film, pero lo hace sin recurrir a los planteamientos clásicos, a mostrar directamente los hechos, sino que nos acerca a dos perdedores (al final todos pierden en estas batallas) cuyas vidas están más conectadas de lo que pensaban cuando se encontraron sin conocerse de nada. Lo que nos muestra el film es la huella de ese conflicto, su lado humano, complejo e íntimo a un tiempo. El film tiene fallos, se nota sobre todo en el montaje, pero era la ópera prima del Ciro Guerra (la rodó con 23 años y el guión, al parecer, lo había escrito cuatro años antes) y la escasez de medios fue patente, de hecho la postproducción se acabó gracias al premio "Cine en Construcción" que le dieron en el Festival de San Sebastián 2003. Pero todo eso queda obviado por lo inteligente del planteamiento, las buenas actuaciones (sobre todo del personaje de Mañe), con personajes muy bien construídos y una modesta puesta en escena que consigue transmitirnos toda la tragedia de unas vidas condenadas a la miseria y el dolor desde la cuna.


 

sábado, 30 de enero de 2021

HOY EMPIEZA TODO

 


Daniel Lefebvre (Philippe Torreton) es el director de la escuela infantil de un pueblo minero del norte de Francia, en el que el 30% de sus 7.000 habitantes está en paro a causa de la crisis de la minería. Las relaciones de Daniel con sus padres, pero también con Valeria (Maria Pitarresi), su prometida y el hijo de esta, tampoco son del todo fluidas. Sin embargo, sigue adelante con el personal del jardín de infancia, todos haciendo todo lo posible para educar a los niños de una sociedad gravemente perturbada. Un día, la madre de una alumna llega borracha a la escuela, sufre un colapso, cayendo en medio del patio y huyendo después, avergonzada, dejando allí a su bebé y a su hija de cinco años. El director llevará a los dos niños a su casa y cuando ve las condiciones en que viven, sin luz desde hace meses y sin apenas recursos, decide implicarse aún más.


Es una crítica de la indiferencia y burocratización del sistema de asistencia social, de las autoridades que miran a otra parte, de los ciudadanos que piden ayuda y bendicen el comunismo, pero cuando pierden los beneficios se marchan llorando a un partido de ultraderecha, de un sistema pasivo, despreocupado de la realidad y más interesado en informes y tecnicismos que en los problemas diarios, pero es también una película optimista, que llama a la responsabilidad de todos los integrantes de la comunidad y que muestra la posibilidad de mejorar el sistema desde dentro. 
Es asimismo un homenaje a la figura de todos esos docentes implicados en el desarrollo intelectual y moral de sus alumnos, que va mucho más allá de aprender a leer o escribir, a aquellos que han comprendido que, hoy en día, tal y como están las cosas, la escuela se ha convertido en algo más que un lugar de aprendizaje intelectual y que a los alumnos hay que enseñarles de todo, desde el comportamiento en sociedad, hasta la manera de encarar el futuro. Eso por no hablar de la lucha diaria contra las formas de violencia (racismo, sexismo, acosos varios...), a favor de auspiciar la convivencia multicultural, o lidiar con padres que no siempre tienen actitudes civilizadas. Todo ello en un entorno que a veces resulta hostil, empezando por las propias autoridades, más preocupadas por la forma que por el fondo o por la sociedad, que ve en los profesionales de la educación una especie de casta privilegiada con muchas vacaciones, obviando todo lo demás.


En la película aparecen actores profesionales y otros que no lo son, contribuyendo esta mezcla a la sensación de naturalidad y fluidez que se observa en todo su desarrollo. Con ciertas técnicas del documental, el film abunda en planos de larga duración, secuencias bien planificadas y de filmación nada sencilla, pues en muchas ocasiones la cámara se mueve entre los niños, en el patio o las aulas, sin tropezar y sin movimientos bruscos, con un llamativo y bien conseguido trabajo de edición para montar todos estos largos planos. 
Me ha gustado también el acompañamiento musical, escueto, pero muy bonito.
Se agradece que una película de clara temática social, rehuya el tono panfletario que suelen tener muchos de estos films, presentando las cosas sin ocultar nada, pero sin aprovecharse de la emotividad y la dureza de muchas de las circunstancias que vemos. Buenas actuaciones para un gran trabajo de Bertrand Tavernier, uno de los mejores realizadores del cine contemporáneo, una magnífica película.
A quienes os guste el mundo de la educación y sepáis apreciar los desvelos y esa cierta heroicidad que supone el trabajo diario de quienes se dedican a ello vocacionalmente, os animo a verla, os gustará. Y quienes conozcan de cerca ese mundo, reconocerán muchas de las situaciones que se reflejan en el film.




viernes, 29 de enero de 2021

DOBLES VIDAS

 


A Alain Danielson (Guillaume Canet), un exitoso editor parisino, y a Léonard Spiegel (Vincent Macaigne), uno de sus autores de toda la vida, les cuesta aceptar por completo el mundo digital actual... y puede que la crisis de la mediana edad. Cuando se reúnen para debatir sobre el nuevo manuscrito de LéonardAlain debe encontrar una manera elegante de decirle a Léonard que se está quedando atrás, de exponerle sus dudas, mientras que la esposa de Alain, Selena (Juliette Binoche), cree que por fin Léonard ha conseguido realizar su obra maestra.


Hay un par de cosas sobre esta película que se repiten en las crónicas que se hacen sobre ella: Estilo Woody Allen y verborrea de sus personajes. Ambos matices son, en el fondo, la misma cosa. 
Olivier Assayas, realizador y guionista del film, no es Woody Allen, dicho sin ningún menosprecio, es más, no tengo certeza alguna de que eso sea lo que busque el parisino, su película no es una comedia, no nos hará reír y casi, ni siquiera sonreír fuera de algún momento puntual. Si a mí me recuerda películas como Si la cosa funciona, por ejemplo, es por los incesantes diálogos y no por el humor, pues esta película, incluso carece de chispa.
Lo de la verborrea, en el mejor sentido del término, es una forma de enfocar la narración que transcurre sin apenas respiro para el espectador que apenas tiene tiempo para ir asimilando todo lo que escucha. Sus personajes hablan y hablan sobre cosas que, imagino, preocupan o, al menos, llaman la atención de Assayas: La gratuidad de los contenidos digitales; los nuevos formatos, su futuro y, por ende, el de los antiguos; lo que esto va a suponer en otros aspectos de nuestra vida, por ejemplo en la movilidad o en las relaciones interpersonales; el derecho a la intimidad y si uno puede exigir una remuneración cuando se hable de él... También queda planteada la relación de pareja a través de la vida de los propios personajes, sus infidelidades y la forma de afrontarlas y asumirlas o comprenderlas.


La verdad es que no hay nada nuevo y que las incógnitas, al menos unas cuantas, quedan ahí, se reflexiona sobre ellas, pero sin alcanzar soluciones o sin atisbar que el futuro pueda ser de esta aquella manera. 
Me ha parecido un film interesante, en buena parte porque disfruto de este tipo de películas en las que, aunque no se nos descubra nada, se plantean situaciones y se establecen diálogos de cierta altura, pero reconozco que a quienes les guste que lo visual tenga más peso o películas con más acción, se les puede hacer un poco aburrida, incluso vacua, con estas disquisiciones de unos personajes que tiene mucho de culturetas y de vivir en una especie de burbuja intelectual.




jueves, 28 de enero de 2021

ALTA SOCIEDAD

 


Jang Tae-joon (Park Hae-il), profesor de economía en la Universidad Nacional de Seúl, respetado y querido por los estudiantes, se convierte en un héroe a los ojos del público en un debate televisivo y cuando salva a un hombre que se ha prendido fuego. A raíz de la popularidad, decide dedicarse a la política, participar en las elecciones parlamentarias y supervisar la creación de un banco social. Mientras tanto, su esposa Oh Soo-yeon (Soo Ae), subdirectora de una galería de arte contemporáneo, intenta por todos los medios ocupar el lugar de su directora. Por esto, le ruega a Shin Ji-ho (Jin-wook Lee), un conocido fotógrafo, que haga una exposición con ellos y tiene una aventura con él. Ambos cónyuges ingresan en la alta sociedad, donde políticos, bandidos y herederos de familias adineradas realizan transacciones secretas; ambos hacen todo lo posible para llegar a la élite, pero para ello, habrán de pagar un precio.


Una guapa y exitosa pareja de profesionales con alto nivel de formación, cultos e inteligentes, pero con ansias de ascender en la escala social, se verá arrollada por el mundo turbulento que se esconde tras los oropeles de la riqueza y el poder. Toda la porquería oculta bajo las alfombras de la política y el mundo de las artes plásticas sale a relucir. Si eres invitado a participar en el festín de dinero y poder y procedes de un nivel inferior, tendrás que pagar un precio, el de aceptar las ruindades y manejos que todos conocemos, que de cuando en cuando, incluso llegan a los tribunales, pero que la mayoría de las veces se quedan en más que fundadas sospechas, incluso realidades, que los poderosos a base de dinero e influencias, se encargan de que sean imposibles de probar y si hay que matar, pues ¡qué se la va hacer!
De fondo, la relación amorosa de ambos protagonistas, con infidelidades y reproches que no son sino reflejo de la situación que atraviesa la propia Corea del Sur y otros países asiáticos con economías emergentes, cuyo éxito en los mercados viene de la mano de las tremendas desigualdades sociales que genera y de pisotear los derechos laborales y sociales de quienes aportan su esfuerzo para que unos pocos se lleven los réditos.


Bien interpretada y con un guión bastante sólido y bien trabajado que lleva la firma del propio realizador, Byeon Hyeok, la película tiene un elevado nivel técnico y artístico, con algunas secuencias realmente llamativas, como el trávelling aéreo del comienzo, las que se centran en detalles concretos o las abundantes en que el juego de espejos que multiplican las imágenes o las paredes traslúcidas que representan el mundo de falsa realidad en que se desarrolla la narración. Se muestra un ambiente sofisticado, con decoraciones modernas y fastuosas, aunque muchas veces exageradas y fuera de sitio, que muestran el mundo de estos personajes poderosos que llevan los símbolos de ese poder a todos los lugares y ambientes en que se desarrollan sus vidas. 
Una película muy interesante, plagada de simbolismo, con diálogos de alto nivel, que se hace entretenida a pesar de sus más de dos horas de duración y que deja al descubierto todas las miserias de la política y sus conexiones de dependencia con los centros de poder financiero.




miércoles, 27 de enero de 2021

EN GUERRA (EN GUERRE)

 


Dos años atrás, la fábrica Perrin Industrie, con 1100 empleados, conocida en la industria automovilística y afiliada al grupo alemán Schäfer, firmó un acuerdo para que sus trabajadores aceptaran un recorte salarial, con el fin de salvar a la compañía y prometiendo a cambio proteger sus puestos de trabajo durante al menos cinco años. Pero cuando llega el momento, la compañía toma la decisión de cerrar, a pesar de haber obtenido beneficios. Los trabajadores, liderados por Laurent Amédéo (Vincent Lindon), se niegan a aceptarlo e intentan recuperar su trabajo.


Tres aspectos, básicamente, se echan en cara a este film a la hora de criticarlo: Repetitivo, carencia de argumentos paralelos y caricaturizar las situaciones llevándolas al extremo. 
De la falta de argumentos paralelos, nada a decir, es cierto, solamente una leve pincelada sobre la vida privada del protagonista, breve, sí, pero tan emotiva y certera que nada más hacía falta. 
De que resulta repetitiva y todo el tiempo esté dándole vueltas a lo mismo, es un recurso totalmente buscado por su realizador y coguionista, Stéphane Brizé y es que las negociaciones laborales, cuando las partes están encastilladas en sus postulados, son así, repetitivas, cansadas, desesperantes, decepcionantes y todos los adjetivos negativos que quieran ponerle. 
Respecto a que resulta maniquea y que se pinta a la empresa como los malos y a los trabajadores como los buenos, sin atender a aspectos intermedios, es cierto en gran medida y que el sorprendente, llamativo y duro final, puede ser considerado como una vuelta de tuerca de Brizé que quizá no era necesario para añadir dramatismo a la situación que ya antes, a lo largo del todo el film, se había pintado. No obstante, para quienes lo consideran exagerado, oportunista e incluso falso, recomendarles que se den una vuelta por la hemeroteca. Solamente un ejemplo: 60 asalariados de France Télécom (ahora rebautizada como Orange), se quitaron la vida en el periodo que transcurrió entre 2001 y 2008, debido a la estrategia de la empresa que se saldó con 22.000 despidos. Famosa fue la frase atribuida al CEO de France Télécom: “Por la puerta o por la ventana”.


Crítica ácida, dura y sin ambages al capitalismo salvaje que se ha adueñado de buena parte de la economía mundial y que, amparado en la presión de los mercados, no duda en llevarse por delante a quien se oponga a sus políticas de beneficios a toda costa y a corto plazo. Aunque las empresas ganen dinero, si no se alcanzan los objetivos previstos sobre el papel, amenazan con el cierre, muchas veces tras haberse llevado grandes cantidades de dinero en forma de incentivos procedentes de los gobiernos que, a su vez, se ven maniatados por esa trampa cuyo principal argumento es que si exigen responsabilidades y aprietan las clavijas de las grandes multinacionales, el resto de las empresas no invertirán en ese país, cosa que es cierta, pero que, en ocasiones, aunque se les den prebendas, tampoco van a venir por más facilidades que se les otorguen. 
La película refleja bastante bien las tensiones que se producen entre los trabajadores debido a la dureza de la lucha y al tiempo que transcurre sin ver soluciones. Una estrategia empresarial que busca ganar tiempo y aplica la vieja máxima bélica del divide y vencerás. Al final, nadie se acuerda de la empresa, sino que los sindicatos y quienes los representan, se echan las culpas unos a otros y ya solo se trata de si continuar la lucha o aceptar el cierre y negociar indemnizaciones. Todo ello acompañado de la inmensa interpretación de Vincent Lindon, solo por ello, ya merecería la pena ver una película que, pese a las críticas, no siempre positivas, tiene mucho fondo y es un retrato certero de muchas de las tensiones laborales que se viven en el mundo actual.




martes, 26 de enero de 2021

DIEGO GARCÍA DE PAREDES

Nacido en Trujillo en torno al año 1468, poco se sabe de la infancia y juventud de este personaje que sirvió en sus campañas a Gonzalo Fernández de Córdoba "El Gran Capitán.
Fue miembro de la escolta del Papa Alejandro VI, que le contrató personalmente, adquiriendo rápidamente en Italia, fama de gran espadachín y pasando al servicio del Duque de Urbino, una de las familias rivales del pontífice, después de haber dado muerte en duelo a un capitán deudo de los Borgia. Su tiempo como soldado de fortuna quedó quedó a un lado cuando el «Gran Capitán» reclamó hombres para recuperar Cefalonia, una ciudad griega que había sido arrebatada por los turcos a la República de Venecia. Allí comenzó su leyenda como gigante de fuerzas bíblicas, pues realizó hazañas sin cuento, consiguiendo resistir a una muerte cierta a manos de los turcos gracias a su fuerza hercúlea. 
Regresó de nuevo al servicio del Papá, esta vez César Borgia, el hijo de Alejandro VI, que decidió olvidar pasadas ofensas, nombrándole coronel del el ejército que participó en las tomas de Rímini, Fosara y Faenza. Poco duró antes de atender a la llamada del «Gran Capitán» para luchar en Nápoles, donde Fernández de Córdoba se valió de su bien ganada fama, para combatir a los franceses que le temían y, aunque hay dificultades para separar realidad de ficción en cuanto a las hazañas bélicas protagonizadas por él, parece confirmada su participación en las batallas de Ceriñola y de Garellano. Como agradecimiento a sus servicios, Gonzalo Fernández de Córdoba nombró a Diego García de Paredes marqués de Colonnetta (Italia). Sin embargo, cuando el «Gran Capitán» cayó en desgracia, la defensa que hizo García de Paredes de su antiguo general le costó la pérdida del marquesado de Colonnetta y forzó su exilio voluntario de la corte. Cuenta el propio García de Paredes lo siguiente: "De allí fue a España el Gran Capitán, que iba a dar cuenta y alcanzó al rey en cien mil ducados. Estando un día en la sala del rey muchos caballeros del rey, entre ellos hubo dos que dijeron que el Gran Capitán no daría buena cuenta de si. Yo respondí alto, que lo oyó el rey, que cualquiera que dijese que el Gran Capitán no era el mejor criado suyo y de mejores obras, que se tomase un guante que yo puse en una mesa." 
Durante años, el soldado extremeño se dedicó a la piratería en el Mediterráneo, teniendo como presas favoritas a los barcos berberiscos y franceses. En 1509, Diego García de Paredes recuperó el favor real y se unió a la campaña española para conquistar el norte de África. Durante estos años Paredes participó en el asedio de Orán, fue maestre de campo de la infantería española que el emperador de Alemania usó para atacar a la República de Venecia, y sirvió como coronel de la Liga Santa al servicio del Papa Julio II en la batalla de Rávena, entre un sinfín de gestas militares. Con la irrupción de Carlos V en España, gran admirador de su leyenda, el extremeño acompañó al emperador por Europa, quien le nombró Caballero de la Espuela Dorada, sirviendo a este en Alemania, Flandes, Austria y en todos los conflictos acontecidos en España, desde la Guerra de los Comuneros a la conquista de Navarra. El capitán Diego García de Paredes, llamado el "Sansón de Extremadura", a pesar de su falta de letras, escribió una Breve suma de su vida y hechos, admirable por la naturalidad con que describe sus portentosas hazañas y un estilo que, por lo descuidado, se revela espontáneo y auténtico. En esta obra, narra los hechos ocurridos desde 1507 hasta poco antes de su muerte, acaecida en 1530, y según una nota que aparece al final de la Breve suma, se debió a un accidente muy singular: "Falleció Diego García de Paredes en Bolonia, de achaque de que unos caballeros mancebos derrocaban con el pie derecho una paja de la pared, poniendo de corrida en ella el pie izquierdo; él quiso probar también, y cayó y murió de achaque de la caída." 
Lo que no habían conseguido quince batallas campales y diecisiete asedios, lo alcanzó un juego infantil: matar al gigante.



lunes, 25 de enero de 2021

SORRY WE MISSED YOU

 


Ricky (Kris Hitchen) y su familia han estado luchando contra las deudas desde la crisis financiera del año 2008. Afortunadamente para ellos se presenta una gran oportunidad para conseguir tomarse un respiro y optar, incluso, a algo de independencia gracias a una nueva furgoneta. La familia decide firmar un contrato con una franquicia de entregas a domicilio, para la que Ricky trabajará como conductor de reparto por cuenta propia. Es un trabajo duro y que la mujer de Ricky sea cuidadora de ancianos y enfermos, no es algo que facilita la situación. Sin embargo, la familia se muestra decidida a mantenerse unida, sin importar las dificultades que aparezcan en el camino, aún cuando ambos son empujados en diferentes direcciones y todo parece llegar a un punto de ruptura.


La historia se inspira parcialmente en las experiencias de Don Lane, un mensajero de DPD que murió en enero de 2018 después de trabajar enfermo durante la campaña de entregas navideñas. Se había saltado varias citas en el hospital para tratar su diabetes tipo 1 porque DPD le había cobrado 150 libras esterlinas cuando faltó a los repartos para asistir a una cita y temía más cargos.
Ya la primera escena nos mete en harina, una magnífica presentación que mete al espectador en el tema central, aunque no tenga información previa sobre el film. Con la pantalla en negro, oímos la voz de dos personas que, parece, mantienen una entrevista de trabajo. Por fin los vemos, uno de ellos representa a la empresa, el otro, aspira a ser admitido para trabajar en ella.
No eres un empleado, eres un colaborador (mentira). Tú serás tu propio jefe (mentira). No tendrás que fichar, estarás a disposición... Y así una retahíla de frases que el aspirante escucha y que, aunque haya indicado mentira entre paréntesis, son algo peor, es una clara manipulación de la verdad, inducir a la confusión al aspirante y ocultarle las consecuencias que va a tener la trampa en la que se mete. En realidad se trata de una bicoca para la empresa, ya sabemos cual es la trampa en que se meten los llamados falsos autónomos: Tú te pagas tus impuestos y cuotas sociales; tú eres el que se ha de buscar la vida si te falla el vehículo, si te ponen una sanción de tráfico o si tienes un accidente; y no eres tu propio jefe, porque si faltas al trabajo, te sancionan económicamente.


Ken Loach sigue en plena forma, su denuncia sobre los excesos del sistema cobra fuerza de nuevo en este film que muestra los abusos del liberalismo extremo a que se ve sometida parte de la población. Un drama con ligeros tintes de humor negro en que los componentes de una familia están atrapados en las redes de un mundo en el que conceptos como trabajo bien hecho, recompensa al sacrificio u otros similares, parecen haber pasado a la historia en aras de un único objetivo: conseguir beneficios a cualquier precio, aunque sea a costa de vidas humanas.
En la misma línea, la historia de la madre y su trabajo, que no es una historia secundaria, sino que tiene un peso paralelo en la narración, introduciendo nuevas y perversas variantes en este mundo de la explotación laboral, en este caso relacionada con ancianos y enfermos discapacitados, relata lo inhumano del trato, porque los trabajadores son forzados por el sistema a dejar a un lado la compasión, igual que ocurre con el jefe de Ricky, un cabrón (con perdón), según reconoce él mismo, pero ¿hasta qué punto lo es por propia voluntad? Forma parte del engranaje y él mismo, si no quiere que la empresa le prive de la concesión, ha de cumplir objetivos y, para ello, se pone la coraza cada día y achucha a los que están a sus órdenes. Un sistema perverso que todos conocemos. 
Muchos dirán, como ocurre siempre con las películas de Loach, que exagera, que estas cosas no ocurren en la realidad. Bueno, si todavía hay quien defiende que la Tierra es plana, ¿qué podemos esperar? 
Apoyado en un buen guión de su colaborador habitual Paul Laverty (pareja Icíar Bollaín) y en un magnífico trabajo de interpretación de sus protagonistas, el realizador británico, de nuevo de forma brillante, saca los colores al sistema y nos hace removernos en la butaca espantados ante nuestra propia realidad. 
Me encantó el ritmo de la película que, en muchos momentos, te hace sentir el agobio en que viven sus personajes debido a la injusta y desesperada situación que atraviesan. Un film recomendable, disfrutable y lleno de conceptos que animan a una seria reflexión.




viernes, 22 de enero de 2021

BANDA APARTE

 


Tres jóvenes, Odile (Anna Karina),  Arthur (Claude Brasseur) y Franz (Sami Frey), se conocen en clase de inglés e inmediatamente se hacen amigos. Los tres planean llevar a cabo el robo de una importante cantidad de dinero en la casa donde vive Odile.


Tras muchas negativas de diversos estudios, Jean-Luc Godard obtuvo cien mil dólares de Columbia Pictures para hacer su siguiente proyecto. Entre las tres opciones que presentó, los ejecutivos del estudio optaron por escoger la adaptación de una novela pulp de Dolores Hitchens, Fool´s Gold, que Godard había leído por sugerencia de François Truffaut. El resultado fue esta película, quizá la más accesible para el púbico de las realizadas por el director franco-suizo, con algunas secuencias míticas y muchas más que son verdaderas piezas independientes por sí mismas. Los que saben de esto, dicen que es un homenaje a las películas policiacas norteamericanas de serie B, el caso es que no todo el mundo podrá disfrutar de este film, porque donde muchos ven todo un trabajo en el que domina la libertad creativa y a las posibilidades enormes de la narración fílmica o elogian los comentarios de la voz en off del propio Godard (siempre presente a lo largo del film), como muestras de ingenio, otros no verán sino una película donde dos descerebrados que se niegan a hacerse adultos y una chica que, por momentos, parece más tonta que el que asó la manteca, dejándose engatusar por dos tipos que la minusvaloran e incluso la pegan, desfilan por la pantalla durante una hora y media aburriendo a las ovejas atendiendo a un guión sin ideas. 
Es cierto que Godard quería posicionar a la que entonces era su esposa, Anna Karina, en el mundo artístico y también hay quien dice que en esta película lo único destacable de ella es su cara bonita, pero bueno, todo esto son opiniones contrapuestas, algo, por otra parte, muy típico del cine de Godard que siempre contó con grandes admiradores y furibundos detractores, nada nuevo al fin y al cabo.


Capítulo aparte merecen las anécdotas alrededor de la película, como el tributo que le rindió Quentin Tarantino cuando, en 1991, bautizó su novel compañía productora como “A Band Apart” o cuando unos años más tarde, en Pulp Fiction, hará que Uma Thurman y John Travolta bailen un twist que recuerda indirectamente a la inolvidable danza estilo Madison que interpretan Odile, Franz y Arthur. Baile que también evocó Hal Hartley en "Single Man". También la especie de ofrenda que Bertolucci le hizo, atreviéndose a repetir la escena del recorrido a carrera limpia por el Louvre en su película Soñadores (The Dreamers, 2003), batiendo el récord que había dejado en la ficción Godard
Sea como fuere, gustos aparte, me quedo con el comentario que hacía la revista Time al incluirla entre las 100 mejores películas de todos los tiempos en el año 2005: "Bande à part está entre los más raros y divertidos esfuerzos de Godard para reescribir no solo la gramática del cine, sino también sus convenciones narrativas dominantes”. 
El caso es que la película se ha convertido en un clásico, aún siendo tan moderna en su estilo, una paradoja a la que quizá responda el propio film en palabras de Odile, su protagonista femenina citando a Eliot: “Todo lo nuevo es, de hecho, automáticamente tradicional”.




jueves, 21 de enero de 2021

GERTRUD

 


Gertrud (Nina Pens Rode) es una mujer madura e idealista, antigua cantante de ópera, cuya vida transcurre en un elegante ambiente de músicos y artistas, en el que busca el amor absoluto, pero sus experiencias sentimentales se ven siempre abocadas al fracaso. Decide separarse de su marido Gustav (Bendt Rothe), un eminente político que va a ser nombrado ministro, porque él antepone el trabajo al amor. Se enamora del joven compositor Erland Jansson (Baard Owe), que empieza a cosechar sus primeros éxitos, pero para él, que sólo piensa en sí mismo, Gertrud no es más que una aventura pasajera. Por otra parte, un antiguo novio poeta, Gabriel Lidman (Ebbe Rode), reaparece en su vida con la pretensión de que reanuden su antigua relación.


El guión adapta una obra de teatro del mismo título, del autor sueco Hjalmar Söderberg, estrenada en 1907, despertando fuertes controversias por lo controvertido, para la época, de la actitud de su protagonista femenina. Una obra de teatro hermosa y perspicaz sobre el amor imposible y la valentía para romper cuando no colma tus aspiraciones.
La obra supuso el debut teatral de su autor y se dice que plasma sus propias experiencias personales, dolorosas y perturbadoras, de la historia de amor con Maria von Platen
Gertrud es una mujer moderna e independiente que quiere establecer las reglas del juego en su relación con los tres hombres que la rodean, esforzándose por vivir su propia vida en sus propios términos para ser fiel a sí misma, pero se siente atrapada en su fría vida pequeñoburguesa.  


Largas secuencias planificadas al detalle, con composiciones que algunas veces parecen cuadros vivientes, con el genial uso de encuadres y colocación de los personajes, que casi evitarán el posterior montaje; diálogos que contienen montones de frases de esas que pueden aparecer en cualquier antología de citas literarias; cámara que casi no para en ningún instante, pero con tal sutileza que casi nunca eres consciente de que se está moviendo; sobresaliente utilización de la luz; escenarios de escueta decoración que invitan al espectador a no distraerse con lo superfluo... Todo eso y mucho más nos trae el maestro Dreyer en esta su postrera obra, un tratado sobre el amor incondicional, la entrega al ser amado más allá de uno mismo, algo en lo que algunos estudiosos de su obra han visto un tratamiento casi religioso del amor entre sexos que va mucho más lejos de la pasión o la relación carnal, aunque sin renunciar a esta. 
La posición de Gertrud tiene algo de intolerante, de soberbia y orgullosa, pues no permite que nada ni nadie se salga de los principios de lo que ella considera debe ser el amor perfecto y, si lo hace, ella se siente defraudada y abandona a su amante de turno sin que exista la posibilidad de vuelta atrás.
Los principales personajes varones, cuatro si contamos a su entrañable amigo Axel Nygen (Axel Strøbye), representan estereotipos del comportamiento masculino en un relato que transcurre de manera lineal, interrumpido por dos flashbacks en los que la protagonista rememora instantes pasados de sus relaciones y con un epílogo en que una Gertrud, ya anciana, piensa en la muerte y en que no se arrepiente de lo vivido porque, aunque haya fracasado en su búsqueda, ha amado. El retrato de una mujer libre envuelto en la apariencia de un melodrama que, bajo la superficie de su tono y ambientación gélida y desnuda esconde todo un mundo de pasiones y de búsqueda de un imposible con referencias calderonianas explícitas, como cuando Gertrud expresa de manera literal que la vida es un sueño y que todo son apariencias.




miércoles, 20 de enero de 2021

LA PIRÁMIDE HUMANA

 


La llegada de Nadine, una nueva estudiante, al Liceo de Abidjan, capital de Costa de Marfil, es el punto de partida para una discusión sobre las relaciones interraciales.


Reunidos por Jean Rouch, los alumnos interpretan a su propio personaje en una "ficción" que se desarrolla a través de las nuevas relaciones entre blancos y negros, escenificando los lazos de amistad y las relaciones sentimentales.


En un rótulo, al inicio, ya se nos indica que se trata de un experimento del autor en el que sigue la técnica del documental, pero sin ser exactamente tal.
Jean Rouch, escogió a sus actores, entre un grupo de estudiantes que comparten clase en un Lycée de Abidjan y les pide que “interpreten”, que actúen de manera improvisada ejecutando roles previamente establecidos (el egoísta, la racista, la tolerante, los enamoradizos...); les da pautas pero no textos y parece que ha salido de la nada, que ha brotado espontáneo ante nosotros, pero no es así.
El film sirve al autor para reflexionar sobre el racismo y la juventud, aparentemente madura para interesarse por temas trascendentes, pero contrariamente, tremendamente inmadura y vulnerable a la hora de enfrentarse a los problemas propios de su edad (sus relaciones con los padres, el amor, los estudios, la amistad...).
El resultado es puro cine, tan real como la vida misma y tan falso como toda ficción. Un ejercicio de estilo innovador del que resulta una pequeña joya.
Como anécdota, en un momento de la película, uno de los personajes canta en castellano con fuerte acento francés-africano, la canción popular española "Eres alta y delgada", que ha aprendido de oírsela cantar a los marineros.




martes, 19 de enero de 2021

LOS PECES DE LA AMARGURA

 

21 relatos cortos reunidos en un libro que es una crónica dolorosa de los llamados años del plomo. 
21 historias que te tocan en lo más profundo. 
21 fotografías comentadas de historias distintas que, en el fondo, no dejan de ser la misma, la de la barbarie a la que nadie encuentra una explicación razonable, más allá del fanatismo y la ceguera, la falta de cordura y las excusas vanas, que tuvieron sojuzgado a todo un pueblo durante décadas. 
Aramburu lo hace a modo de confesión, de crónica en la que escuchamos a los protagonistas y, casi de forma desapasionada, desde luego sin acudir a la moralina y sin pretender ser juez de nada, dejando que sea el lector, desde su propio albedrío, el que saque sus propias conclusiones. Nadie sale ileso, ni siquiera los presuntos inocentes, pero tampoco se señala a ninguna parte, si acaso a los que contemplando los toros desde la barrera, después no tienen empacho alguno en sacar réditos para propio beneficio de manera ruin y despreciable. 
Un libro con historias cercanas de gente común y corriente que vivió en carne propia los distintos estados de una situación que solo sirvió para causar dolor y pena y llevar al extremo odios e incomprensiones.
Ya en aquel lejano 2008, Pérez-Reverte, en su columna de la revista XL Semanal, saliéndose de su norma habitual de no recomendar libros, llamaba la atención sobre este libro, de un autor entonces poco conocido, cuando acababa de publicarlo, mucho antes de sacar a la luz Patria. En uno de sus párrafos decía: "No hay discurso de político, información de prensa, análisis de experto, obra monumental por volúmenes, telediario ni retórica alguna que logre transmitir de forma tan contundente, estremecedora, el hecho de haber vivido y vivir la realidad vasca".



lunes, 18 de enero de 2021

EL TIGRE DE ESNAPUR

 


Harald Berger (Paul Hubschmid) es un afamado arquitecto cuyos servicios han sido demandados por el maharajá Chandra (Walther Reyer) del reino de Esnapur. De camino, Harald salva a la bella bailarina Seetha (Debra Paget) de las fauces de un tigre. El flechazo entre los dos es instantáneo, pero el maharajá, dominado por los celos, no está dispuesto a que esta relación siga adelante, pues pretende desposar a Seetha a pesar de la feroz oposición de algunas facciones dentro de su propia corte.


El guión se basa en una novela de Thea von Harbou, que fue esposa del realizador del film, Fritz Lang, durante una década, hasta su divorciaron en 1933 y tendría una segunda parte titulada "La tumba india". La obra de Harbou ya había sido llevada a la pantalla en otras ocasiones, en concreto, por Joe May en 1921, antes de la llegada del sonoro, y en 1938 por Richard Eichberg


Nadie va a descubrir ahora que Fritz Lang sabía hacer cine, pero he de apuntar mi modesta opinión de simple aficionado: De no ser porque la dirigió, esta película no estaría hoy entre las que revisan los cinéfilos de vez en cuando.
A pesar de que encontraréis por ahí montones de críticas que hacen una exégesis extensa del film, muchas de ellas poniéndolo por las nubes, no creo que sea para tanto.
Fastuosos edificios y un mundo de riqueza y opulencia (aunque se vean imágenes, de vez en cuando que reflejan también la miseria del pueblo, son tan contadas y lo hacen de modo tan superficial que no cuentan), con una historia de amor y una corte plagada de intrigas. Eso es el film.
Una India que recuerda los relatos de Salgari, incluso de Kipling, totalmente idealizada y que a mí me ha llevado a aquellas películas de aventuras, las sesiones dobles de tarde de domingo en las que el argumento, lleno de truculencias, hacía disfrutar a nuestras mentes infantiles.
Por cierto, aquí quiero mencionar la presencia sensual, sugerente (bueno, más que sugerente, explícita) de una bellísima Debra Paget y no puedo por menos de imaginar lo que pasaría por las mentes calenturientas de tantos adolescentes como pudieran ver el film en la España de la recién comenzada década de los sesenta, pues muestra mucho más que en cualquier película de la época pudiera verse.
Hay escenas del film muy conseguidas y otras (muchas), que, vistas hoy, mueven a perplejidad tratándose de quien se trata cuando hablamos del director. Ni hablemos ya de la ambientación, muy lograda cuando refleja el lujo y la pompa y penosa en las escenas en que el protagonistas (por cierto, bastante soso), deambula por los subterráneos de palacio, todo cartón piedra y donde se supone que debe haber grutas misteriosas y lúgubres, encontramos unas paredes y un suelo impolutos y con una iluminación tan exagerada que puedes encontrar un alfiler.
La película tiene una segunda parte que se anuncia al final del film y que, al parecer, está más entretenida que esta. Yo no sé si la veré algún día, mis horas en este mundo están contadas y quizá no me de tiempo, no lloraré por ello.
Yo creo que Lang se embarcó en este proyecto porque en su día, allá por los años 20 del pasado siglo, quiso llevarla a la pantalla, cuando trabajaba con Thea von Harbou, que le escribiría el guión de la mítica Metrópolis y no le dejaron, de hecho la dirigió quien iba a ser su productor y cuando 37 años después le ofrecieron hacer el remake, no pudo resistirse, simplemente le apetecía e hizo muy bien en darse el gustazo.
No obstante lo dicho, he de añadir que el film tiene ese regusto de las películas de aventuras, de ese cine con colores brillantes y que en absoluto desaconsejo que la vean, pero que sepan a lo que van.




viernes, 15 de enero de 2021

TIEMPO DE AMAR, TIEMPO DE MORIR


Nos hallamos en la parte final de la II Guerra Mundial (1944), el soldado alemán Ernst Graeber (John Gavin), que combate en el frente ruso, obtiene un permiso para volver a Alemania. Tras comprobar que su casa ha sido bombardeada, emprende la búsqueda de sus padres desaparecidos; al mismo tiempo, conoce a la encantadora Elizabeth Kruse (Lilo Pulver), hija de un preso político y se enamora de ella. Juntos lucharán por la supervivencia y por recuperar la cordura en un mundo cargado de odio.


El guión adapta una novela del escritor Erich Maria Remarque que, además, tiene un pequeño papel en el film, interpretando al profesor Pohlmann
El realizador, Douglas Sirk, nacido en Hamburgo, había rodado en los estudios UFA antes de huír de Alemania en 1937, algo que no pudo repetir con este film, ya que los estudios berlineses estaban en la zona ocupada por la Unión Soviética, país (junto a Israel) que prohibió la exhibición de la película por el inusual tratamiento compasivo que mostraba con los alemanes combatientes.


Con el habitual tono pacifista de los relatos de Remarque que queda reflejado en la película, Douglas Sirk echa mano de oficio para sacar adelante esta película, sobre todo en los momentos en que reina el melodrama, género en que el realizador germano es reconocido como un maestro y lo demuestra aquí rodando con elegancia esa historia de amor desgarradora que no desentona en absoluto dentro del drama bélico y social que, por otra parte, resulta lo más interesante de la película en la que no faltan las pinceladas de humor, sobre todo entre los soldados que se alojan en la enfermería. 
El retrato despectivo sobre el nazismo y el tono nada amable con la parte de la sociedad condescendiente con él, queda contrapesado con los atisbos de bondad que hacen abrigar cierta esperanza en que aún quedan seres humanos capaces de reconducir la trágica situación que se vive en Alemania, arrastrando con ella al resto de la humanidad.


 

jueves, 14 de enero de 2021

CHICAGO AÑOS 30 (PARTY GIRL)

 


El abogado Thomas Farrell (Robert Taylor) presta sus servicios a Rico Angelo (Lee J. Cobb), el gángster más poderoso de Chicago. Farrell ha hecho carrera defendiendo a delincuentes en los juicios, sin ser consciente del lado negativo de sus actuaciones, hasta que se enamora de Vicki Gaye (Cyd Charisse), una bailarina que acude a algunas fiestas de la mafia para conseguir unos dólares extras y que le animará a tomar el camino recto. Pero abandonar a Rico Angelo no va a resultar nada sencillo, éste se lo impide amenazando a Vicki.


El guión adapta una historia del escritor Leo Katcher. Un guión, por cierto, bastante ligero, con el que el realizador Nicholas Ray, hace maravillas a través de un uso magistral de la cámara. Estupenda ambientación y una variedad en los cromatismos que encierran algunas claves que el espectador debe ir desentrañando. 


Aunque es básicamente una película de gansters, el baile de Charisse (como no podía ser menos) es quizá el punto culminante de la película. Se mueve por la pantalla en su papel de bailarina de un club nocturno que se enamora del abogado de la mafia interpretado por Taylor. Ella quiere que él se redima y testifique contra sus empleadores, pero la secuestran para que él siga la línea que le marcan los delincuentes cuando llegue el día de su declaración ante la corte de justicia. Los dos protagonistas hacen un trabajo excelente mostrando la vulnerabilidad de sus personajes, pero es el papel de Cobb como jefe mafioso el que se lleva todos los honores de interpretación.


Historia de dos personajes heridos, dos personas que se han prostituído para sobrevivir y que descubren en el otro a su alma gemela. Un romance diferente, en el que Ray no quería ser más explícito, ni falta que le hacía, contado de manera elegante, con intercambios de miradas y poses estudiadas, que se mezcla con la historia de mafiosos en la que no renuncia a la violencia explícita e incluso la sangre, mostrando toda la turbiedad de ese mundo en el que no existe la palabra compasión. En este sentido, como película de cine negro, tiene mucho más atractivo que otras que solo centran la historia en los gansters.
Buen estudio de personajes y unos actores que, llevados de la mano del estupendo realizador, dan lo mejor de sí mismos, para un film que resulta mucho más interesante de lo que en un principio pudiera parecer, al punto de que algunos la consideran la mejor película de Nicholas Ray y, muchos más, como una obra maestra de tono menor.