Autumn (Sidney Flanigan), una apática y callada adolescente de 17 años, trabaja como cajera en un supermercado rural de Pennsylvania. Viéndose obligada a sobrellevar un embarazo accidental y sin alternativas viables para poder realizar un aborto en su propio estado, ella y su prima Skylar (Talia Ryder) reúnen algo de dinero y se embarcan en un autobús rumbo a Nueva York. Con la dirección de una clínica apuntada en un papel y sin un lugar en el que pasar la noche, las dos chicas se adentran en una ciudad que desconocen.
El título del film, Never rarely sometimes always, alude a las opciones de respuesta para un cuestionario sobre relaciones sexuales y de pareja que una doctora hace a la protagonista en un pasaje de la historia. La intensidad de las consultas va crispando la mirada y la expresión de la muchacha a medida que la profesional las enuncia. Cuando llega a la pregunta sobre si tuvo sexo sin consentimiento, Autumn ya ni siquiera podrá articular “nunca”, “rara vez”, “a veces” o “siempre”. Su silencio le otorga a la doctora la respuesta acerca de por qué este embarazo no tiene que ver con la voluntad de su paciente.
La directora y guionista, Eliza Hittman, construyó el guión a partir de sus propias investigaciones en varios pueblos de Pennsylvania. Se hacía pasar por una mujer que creía estar embarazada y lo normal era que en los llamados “centros de embarazo en crisis” le aconsejaran que bajo ningún motivo intentara un aborto.
Esta es la realidad con que se encuentra Autumn Callahan, las leyes de Pennsylvania sólo permiten el aborto con el consentimiento de los padres. Ninguno de ellos parece demasiado comprensivo y opta por viajar cinco horas en autobús hacia Nueva York, donde no es necesario el permiso parental.
En ningún momento de la historia hay arengas ni toma de postura a favor del aborto. Lo que sí hay son las experiencias de una muchacha (y su inseparable prima Skylar) en un pueblo y luego en una ciudad donde la hostilidad parece ser la moneda de cambio, salvo excepciones. Eliza Hittman se refería al punto de vista de su película de la siguiente manera: “No creo que la película intente cambiar a propósito la opinión de nadie. Simplemente pide ponerse por un momento en la piel de la protagonista”.