En la zona desmilitarizada que separa Corea del Norte y Corea del Sur, aparecen, en un puesto de control, los cadáveres de dos soldados norcoreanos muertos, supuestamente, a manos de un soldado surcoreano. Pero las 11 balas encontradas en los cuerpos, junto con las 5 balas restantes en el cargador del asesino, equivalen a 16 cartuchos para un arma que normalmente debería tener 15. Para investigar el caso se destina a la zona a una oficial del Departamento de Inteligencia Militar suizo, hija de padre coreano. El equipo de investigación sueco-suizo sospecha que una parte desconocida estuvo involucrada, todo lo cual apunta a algún tipo de encubrimiento. La verdad es mucho más simple y mucho más trágica.
El guion adapta la novela DMZ, del surcoreano Park Sang-yeon. El título de la novela hace referencia a la zona desmilitarizada por sus siglas en inglés (demilitarized zone).
El film, dirigido por Park Chan-wook, plantea el conflicto que se vive en el país asiático, dividido y con un alto el fuego permanente desde hace décadas que obliga a un frágil equilibrio que se vive de manera más intensa en la zona fronteriza. "Esto es como un bosque seco, cualquier pequeña chispa puede hacer arder el bosque entero", dice uno de los personajes.
La película me ha recordado (salvando todas las distancia) el film de
Christian Carion Feliz Navidad, más que nada por el asunto que trata y cómo lo hace, vemos a soldados de ambos bandos que, bajo determinadas circunstancias, descubren que los enemigos a los que les han pintado con cuernos y rabo, son en realidad personas como ellos, incluso hablan el mismo idioma, son de la misma raza y tienen familias, padres, hijos, novias, exactamente como ellos, pero al menor intento de confraternización, los superiores castigarán duramente a quienes se han acercado a sus hermanos del otro lado, tratándoles como traidores, porque no interesa que aquello se acabe y que quienes intervienen en el conflicto se ablanden.
"En este mundo hay dos tipos de personas: los rojos de mierda y los enemigos de los rojos de mierda, la neutralidad no cabe aquí. Tiene que elegir su bando", le dice un oficial surcoreano de alto rango a la mediadora suiza.
El film plasma muy bien las dificultades de solucionar aquello de manera racional, si es que hay solución. Aunque ambos países reiteran, a la menor ocasión, su interés supremo por la reunificación, ambos lo hacen desde posiciones que se antojan antagónicas, los unos porque desean que el nuevo estado se rija por los principios comunistas y, los otros, porque exigen que el comunismo quede postergado, hasta el punto de que la impresión que obtiene el espectador neutral es que realmente hay interés por ambas partes en que el conflicto continúe vivo.
Un film muy interesante, con la parte de intriga planteada de manera que resulte atractiva para el espectador y que ayuda a comprender la situación que allí se vive en este inacabado, y parece que inacabable, conflicto socio-político que supone uno de los puntos de fricción más álgidos del planeta.