24 horas antes del estallido de la crisis financiera de 2008, Peter Sullivan (Zachary Quinto), un analista junior, revela información que podría probar la caída de la empresa (un poderoso banco de inversión), y origina una toma de decisiones en cadena, tanto morales como financieras, que producen un terremoto en las vidas de los implicados en el inminente desastre.
A pesar de estar rodada en plena crisis financiera del 2008, de las referencias que muchos ven al caso de Lehman Brothers, pienso que, más que reflejar este asunto concreto y esta crisis en particular, que es cierto que sirvieron de inspiración al realizador y guionista del film J.C. Chandor, la película refleja lo que es este mundo de las altas finanzas en general y cómo funcionan algunos (¿o quizá todos?) de estos bancos de inversión en que su único objetivo es ganar pasta a costa de lo que sea.
Cuando el peligro de quiebra aparece y son conscientes de ello, los miembros del consejo de administración, verdaderos tiburones financieros, absolutamente despiadados, contemplan una única salida: ser los primeros en sacar al mercado sus activos tóxicos para deshacerse de ellos, aunque saben que eso va a crear una verdadera tormenta financiera que va a suponer la ruina de mucha gente y el descrédito del sistema. Se trata de ser los primeros, porque cuando los demás quieran reaccionar, será tarde, los compradores estarán sobre aviso y no podrán vender sus bonos basura y sus paquetes de hipotecas subprime.
¿A quién se lo vamos a vender?, pregunta ingenuamente uno de los empleados. Pues a los que nos han comprado lo demás, contesta uno de los mandamases. Pero eso será nuestro propio hundimiento, nadie va a confiar nunca más en nosotros, insiste el empleado.
La verdad es que la película retrata muy bien ese mundo y lo hace sin emplear palabras técnicas, ciñéndose bastante a lo que probablemente ocurre en las circunstancias que plantea. A ellos les importa poco el pequeño inversor, la lealtad al cliente y todas esas cosas, cuando vienen mal dadas, se llevan por delante a quien haga falta, ha sido siempre así y así seguirá siendo y, con un poco de suerte, no les va a pasar nada, se salvarán del naufragio y dejarán en la estacada a otros que, arruinados, aún se estarán preguntando qué ocurrió.
Con un gran plantel de intérpretes (Kevin Spacey, Paul Bettany, Jeremy Irons, Zachary Quinto, Simon Baker, Demi Moore, Stanley Tucci...), la película tiene un ritmo constante y unos cuantos diálogos de buen nivel, con situaciones que, como digo, retratan muy bien ese mundo despiadado y amoral de las altas fianzas en el que la fortuna de los demás solo interesa si sacan partido de ella y su desgracia solo la contemplan como un efecto colateral de las leyes del mercado, pero no como una consecuencia de sus actuaciones, porque ellos están por encima del bien y del mal.