viernes, 31 de diciembre de 2021

LA VENGANZA DE ULZANA

 


El explorador McIntosh (Burt Lancaster), junto al guía apache Ke-Ni-Tay (Jorge Lucas), ayudan a la caballería de los Estados Unidos a perseguir y tratar de capturar a Ulzana (Joaquín Martínez), pues se ha recibido un informe en el que se indica que este líder apache ha abandonado la reserva con un grupo de seguidores. Cuando el teniente DeBuin (Bruce Davison), el joven y compasivo oficial que manda el destacamento, va encontrando los restos de las víctimas de Ulzana, se ve obligado a enfrentarse a su propia ingenuidad y prejuicios ocultos y aprender de McIntosh que la única forma de combatir a los violentos apaches es usar una fuerza superior.


DeBuin es joven e ingenuo, recién salido de la academia de oficiales, está desempeñando su primer destino e, influído por las piadosas creencias de su padre, un pastor de almas, está convencido de que buena parte de la forma violenta de comportarse de algunos indios, viene propiciada por la manera en que son tratados por los blancos y de la falta de una segunda oportunidad para que se rediman. La partida de castigo contra Ulzana, se convertirá en una especie de viaje iniciático para el joven teniente, en compañía de McIntosh, un tipo curtido, de vuelta de muchas cosas en la vida y del también joven Ke-Ni-Tay, un explorador apache que le abrirá los ojos sobre el porqué de la manera de comportarse de Ulzana y los suyos. Ante las crueldades que presencia, la forma de comportarse de DeBuin irá cambiando, pasando de la comprensión a la ira y el odio, para acabar asentándose en la realidad. De otro lado, la persecución es como un juego de ajedrez, cada cual mueve sus piezas tratando de no equivocarse y de adelantarse a los movimientos del rival, saben que el primero que se equivoque habrá de cavar unas cuantas tumbas.


Robert Aldrich nos presenta un western sin buenos ni malos, cada cual sabe lo que se espera de él y lo hace, de manera que la violencia va tomando carta de naturaleza hasta meterse en una espiral cuya única salida es la muerte, sin lugar para la piedad o la compasión. Unos personajes muy bien definidos y una fotografía que encuentra la belleza en los cielos limpios y el paisaje reseco y rocoso de Arizona. Los indios no son aquí meros personajes de atrezzo, sino que tienen un papel muy importante y se nos presentan como crueles y sanguinarios, por un lado, pero también con sus propios principios y creencias, solo matan para sacar energía de sus enemigos, lo hacen de forma salvaje, es cierto, pero por un motivo que los blancos no entienden y, por otro lado, son inteligentes y hábiles en la lucha y en la planificación de los enfrentamientos armados. Película con toques originales dentro del género, si se quiere rebuscar, con un cierto mensaje pacifista y antirracista en el fondo de tanta violencia y un soberbio sentido del ritmo y de la acción que se apoya en un magnífico guión. Muchas y bellas imágenes, parco en diálogos, solo para decir lo que hay que decir y con gran profundidad en sus mensajes.




jueves, 30 de diciembre de 2021

ÚLTIMA NOCHE EN EL SOHO

 


Eloise (Thomasin McKenzie), una joven apasionada por la moda que sueña con ser diseñadora, tiene la misteriosa capacidad de trasladarse a los años 60 y conocer a Sandie (Anya Taylor-Joy), una deslumbrante aspirante a cantante a la que ve en sus sueños. Pero el Londres de la época y su glamour no es lo que parece y el tiempo y los sueños del pasado parecen desmoronarse con oscuras consecuencias.


Con dos actrices que me ha parecido desarrollan un gran trabajo (a Thomasin McKenzie la sigo desde sus apariciones en Leave No Trace y Jojo Rabbit, además de su última interpretación en El poder del perro y me parece una gran intérprete), ambas acompañadas de Diana Rigg, cuyo nombre nada dice a los espectadores más jóvenes, pero a la que algunos recordamos como la inolvidable Emma Peel de la serie televisiva Los vengadores, allá en los lejanos 60, que la convirtió en una especie de heroína pop y símbolo feminista. 
El realizador y guionista británico Edgar Wright, nos demuestra, como ya ha hecho en otras de sus películas, su total desenvoltura a la hora de manejarse en la mezcla de géneros, para ofrecernos algo más que un thriller psicológico o una película de terror, en una historia que apunta también algunos problemas que cobran cierta actualidad como el abuso sobre las mujeres.
 

Sin embargo, aunque es cierto que el relato tiene originalidad, me ha parecido que hay cosas en el guión que no me acaban de encajar demasiado y ciertamente no es la historia en sí lo que más me ha llamado la atención de la película. Y es que pienso que donde realmente el director echa el resto es en el apartado visual, manejando de manera llamativa la iluminación y sus tonalidades, con esos juegos que encadenan imágenes del presente y del pasado a través de reflejos en los espejos y de combinar la realidad en dos planos temporales diferentes.
Todo ello, con otro apartado absolutamente brillante, la maravillosa banda sonora del film, como siempre, pieza clave en las películas de Wright y que, en esta ocasión, se convierte en todo un homenaje a unos idealizados años 60, sirviendo además para definir en buena parte al personaje de Eloise.
Sobresaliente recreación del Londres de los 60 para una película que podrá gustar más o menos pero que opino que se ve con interés y que nunca aburre.
Hay una curiosa anécdota relacionada con las imágenes que aparecen en los créditos finales del film a modo de flashes, en que se ve el centro de Londres absolutamente vacío. Son imágenes reales tomadas durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19.




miércoles, 29 de diciembre de 2021

LABIOS ARDIENTES


Harry Madox (Don Johnson), un hombre enigmático y atractivo, llega a un apartado pueblo de Texas. Pronto consigue empleo como vendedor de coches usados. Dolly Harshaw (Virginia Madsen), la apasionada mujer de su jefe, urde un meticuloso plan para seducirlo y lo consigue. Sin embargo, Harry está enamorado de Gloria Harper (Jennifer Connelly), que está al frente de la financiera del mismo negocio. Cuando Harry se convierte en el principal sospechoso de haber atracado el banco local y es arrestado, Dolly apoya su coartada con el fin de chantajearlo y retenerlo a su lado, aunque sea a costa de la vida de su marido.


El guión adapta la novela Hell hath no fury, de Charles Williams, publicada en 1953. 


Un triángulo amoroso con una pareja de amorales y una tercera persona, aparentemente una chica modosa, guapa y discreta que, sin embargo, guarda un secreto que la mantiene atada de pies y manos a una circunstancia del pasado. 
Un buen relato noir, sobre un tipo de turbulento pasado que ha tenido problemas con mujeres de vida disipada y que recala en un olvidado y reseco pueblo de Texas. Cree que es dueño de su destino y que puede controlar los acontecimientos y manejar a Dolly, el problema es que ella, que apenas oculta sus deseos sexuales para con Harry, es mucho más intrigante y vengativa de lo que él pueda pensar.
La película, en la mejor tradición del cine negro, plantea la imposibilidad de escapar del destino cuando éste despliega su pegajosa red.
A pesar de ello, uno tiene la impresión de que no es la gran película que la trama ofrecía y a pesar también de la belleza innegable de sus protagonistas, de esa femme fatale tan en la linea clásica de este tipo de relatos, del atractivo de la presencia de Don Johnson, entonces en lo más alto de su carrera por su protagonismo en la serie televisiva Miami vice, aquello no acaba de tomar altura. Es cierto que Johnson no está considerado como un gran actor (lo mejor que pudo decir de él y de su trabajo en este film el realizador Dennis Hopper, fue que no era tan malo) y quizá eso lastra el conjunto de una película que, por otra parte, resulta entretenida, con alguna escena de alto voltaje, una vistosa fotografía y una llamativa banda sonora con tonos de jazz, compuesta por Jack Nitzsche e interpretada, entre otros, por Miles Davis y John Lee Hooker, que aporta al conjunto calidez pero también sirve para recrear un entorno turbio.


 


martes, 28 de diciembre de 2021

EL ENIGMÁTICO MR. QUIN

 

Confieso que no fue el placer de adentrarme en la lectura de una de las obras de Agatha Christie lo que me llevó a la lectura de este libro, sino una serie de casualidades de esas que, de cuando en cuando, te sorprenden en la vida.
En mi primera visita a la isla de Tenerife, quiso el destino que me hospedase en un hotel de Puerto de la Cruz, primera de las casualidades. La segunda es que aquel hotel, elegido por azar, me llevó, en uno de los paseos por los cercanos alrededores del mismo, a descubrir una placita, uno de cuyos lados acaba en un mirador que asoma sobre el Atlántico. En un rincón del recoleto lugar, descubro un busto y, al acercarme, cuál no será mi sorpresa al descubrir que es de Agatha Christie y en la placa dedicatoria, se indica que estuvo en Puerto de la Cruz en 1927 y que allí se inspiró para su novela "El enigmático mister Quin".
Es cierto, como digo, que aquello me llamó la atención y, cuando volví a la preciosa ciudad canaria un par de años más tarde, elegí el mismo hotel para alojarme y, por supuesto, volví a pasear por la zona colindante y por el lugar donde está el busto de la admirada escritora y fotografiarlo más de cerca. Ahí ya, mi curiosidad me llevó a preguntarme varias cosas, en primer lugar, por qué estaba colocado en una zona tan alejada del centro urbano. Cuando me puse a investigar, descubrí que no era la novela entera la que estaba inspirada en Puerto de la Cruz, sino uno de los varios relatos que contiene, concretamente el titulado "El hombre del mar",  ambientado aparentemente en una isla que no nombra, pero que realmente evoca la zona de La Paz, en el Puerto de la Cruz. La historia se desarrolla en una bella mansión situada en la zona y una enigmática y ficticia señora que la habita. Según se dice, la casa en que se inspira era la residencia de la familia Cólogan y desde tiempos remotos había sido un lugar de acogida para numerosos exploradores europeos como Jean Charles Borda o Alexander von Humboldt. 
Mira por dónde (otra casualidad), antes de saber todo eso, esa casa, situada en la calle Leopoldo Cologán Zulueta, la misma donde está el hotel en me hospedaba, ya me había llamado la atención, aparte de por su belleza, porque los escalones de entrada al jardín, ocupaban parte de la acera, algo inusual pues, como sabemos todos, las aceras están libres y si hay escalones de acceso a las fincas o a las casas, deben estar alineados con las fachadas, así que deduje que aquella construcción debían estar allí antes de que la zona hubiese sido urbanizada y, mira por dónde, así era.
Ahora ya comenzaba a explicarme por qué estaba allí el busto de Agatha Christie, en un lugar que cuando ella estuvo en la ciudad, hospedada en el antiguo hotel Taoro, debía ser un paraje solitario, alejado del tráfago urbano y bastante alejado del centro de Puerto de la Cruz.
Hoy, el barrio de La Paz, que toma el nombre por el que fue conocido de siempre aquel paraje, es una zona poblada, con restaurantes, cafeterías, zonas comerciales, muchas construcciones y ampliamente poblado, pero, al tiempo, muy agradable y apacible.
Agatha Cristie estuvo en Puerto de la Cruz al año siguiente de haber sufrido la infidelidad de su marido, era una manera de buscar sosiego y bálsamo para su dolor. Estuvo en la isla acompañada de su hija Rosalind, de doce años y de su secretaria particular Charlotte Fisher.



En la imagen de arriba, puede verse la llamada Casa Cologán y en la de abajo, el Paseo de Agatha Cristie, que discurre cercano al que, al parecer, era el Paseo de los Cipreses que la autora menciona en la novela, según dicen, la primera calle en el mundo dedicada a la universal escritora, inaugurado en 2007, junto al busto ya mencionado, para conmemorar el 80 aniversario de la estancia de la escritora en la isla. Un paseo escalonado, delicioso, rodeado de arbustos y flores, muy colorido y con la curiosidad de que en cada escalón está el título de cada uno de sus libros.


La novela El enigmático Mr. Quin es una colección de doce relatos protagonizados por el señor Satterthwaite, un sexagenario acomodado que alterna sus estancias en su Inglaterra natal con viajes por diversos lugares del planeta, amante y gran entendido en el arte en general y en las artes plásticas, musicales y escénicas en particular. En todos los relatos aparece la figura de Mr. Quin, alguien que aparece y desaparece como una sombra y cuya presencia hace que el señor Satterthwaite ponga en práctica capacidades deductivas incluso por él desconocidas, lo que le lleva a resolver asuntos cuyo origen, generalmente, se halla en el pasado y que han quedado sin solucionar o lo han hecho en falso, incluso condenando a personas inocentes y es que según la teoría de Mr. Quin, cuanto más tiempo pasa después de un hecho, mejor perspectiva se tiene para llegar a las partes aparentemente ocultas del mismo. 
En el relato El hombre del mar (el decimoprimero de los que componen en libro), se citan paisajes y lugares en los que algunos identifican Puerto de la Cruz: 

Con un profundo suspiro, el señor Satterthwaite se alejó del hotel y se dirigió al desordenado puertecito de la parte baja. El camino bajaba bordeado por espesas buganvillas, un vivo macizo e intenso escarlata. 

Dejó atrás los caminos bordeados de palmeras y las dispersas casitas blancas del pueblo. Pasó de largo la playa de negra lava... y subió al fin por la empinada senda que conducía a la cima del acantilado. Al borde mismo había una casa designada con el apropiado nombre de La Paz... Un descuidado pero hermoso jardín y una avenida de cipreses conducían a una especie de plataforma que había junto al borde del acantilado, y desde donde podía contemplarse abajo, muy abajo, el profundo azul del mar.




lunes, 27 de diciembre de 2021

LA NOCHE DE LOS GIGANTES

 


Arizona, año 1881. Una mujer blanca, Sarah Carver (Eva Marie Saint) y su hijo mestizo, son encontrados entre los apaches en una redada del ejército. El veterano explorador Sam Varner (Gregory Peck), recién retirado de su servicio al ejército, se compadece de ellos y les invita a unirse a él en su viaje hacia su rancho de Nuevo México, aún a sabiendas de que el padre del niño es Salvaje (Nathaniel Narcisco), un temido y astuto apache que busca venganza desatando su ira sobre los habitantes de la región y con el que, tarde o temprano, será inevitable tener un enfrentamiento.


El guión adapta la novela del mismo nombre de Theodore V. Olsen, publicada en 1965.


No faltan comentarios que califican esta película como un western diferente, sin duda por todo ese largo tramo final que tiene más de thriller que de film del oeste y es que en ella tiene lugar una situación angustiosa en la que Salvaje, al que apenas entrevemos como si fuera una sombra, acecha a quienes están con su hijo, que no saben en qué momento el indio va a caer sobre ellos. 
He leído algunas críticas sobre el film que no lo dejan muy bien, pero no puedo estar de acuerdo con ellas, es cierto que no estamos ante una gran película, pero Robert Mulligan sabe transmitir al espectador el suspense, la inquietud y la ansiedad que produce la situación mencionada y hacer eso con un argumento en el que, no es que imaginemos cómo va a acabar todo, sino que prácticamente en cada secuencia podríamos predecir cómo va a ser la siguiente, es muy difícil. Me ha llamado la atención lo bien que acompaña la música sobre todo esas escenas finales. 
La película es entretenida y está bien rodada, con algunos planos de verdadero mérito, así que poco más podemos pedir para un argumento que, como he comentado, resulta previsible.




viernes, 24 de diciembre de 2021

LA EXTRAÑA PAREJA

 


Félix Ungar (Jack Lemmon), está dispuesto a suicidarse tras verse abandonado por su esposa, Francis, después de doce años de matrimonio y dos hijos en común. Sus amigos lamentan su depresión y uno de ellos, Óscar Madison (Walter Matthau), se ofrece como voluntario para acogerlo hasta que se recupere. Pero sus caracteres y sus estilos de vida, son absolutamente opuestos: Oscar es amante de la diversión, sociable y descuidado; Félix es un fanático del orden, tímido, hogareño y obsesivo compulsivo. Estar cerca de Óscar es como un bálsamo para Félix, pero rápidamente, la obsesión por la limpieza y el orden del meticuloso Félix, comienzan a irritar a Óscar.


La película se basa en una obra de teatro escrita por Neil Simon, autor también del guión del film. 
La obra teatral estuvo nominada al Tony de 1965 como mejor obra y Walter Matthau, que interpretaba el mismo papel que en la película, ganó dicho premio en el año mencionado, como mejor actor.
La obra de Simon, dio origen también a una serie de televisión protagonizada por Tony Randall y Jack Klugman, de la que se emitieron, nada menos, que 114 episodios, además de a una serie de dibujos animados protagonizada por un gato y un perro.


Un magnífico guión y dos actores que, por separado son grandes y juntos, una de las mejores parejas cómicas que ha dado el cine de Hollywood. Con diálogos ágiles e ingeniosos, gags divertidísimos y un ritmo acertado, es de esas comedias en las que, en algún momento, por más que quieras evitarlo, acabas riendo con alguna de sus impagables escenas.


Pero es que, además, es una demostración de cómo hacer brillar a un elenco de secundarios aunque sus intervenciones sean breves y sus líneas de diálogo escuetas, pero que resultan suficientes para que sus personajes queden perfectamente perfilados. Se nos hacen inolvidables Murray (Herb Edelman), el policía grandote y patoso; Speed (Larry Haines), el gruñón con su inseparable puro; o el entrañable Vinnie (John Fiedler), siempre preparando viajes con su mujer y, cómo no, las hermanas "Periquito", Cecily (Monica Evans) y Gwendolyn Pigeon (Carole Shelley), que protagonizan una de las secuencias más hilarantes del film. 
Comedia magistral en la que ambos protagonistas comparten escenas realmente antológicas y a la que, como buena comedia que es, no le hace falta acudir a la grosería para hacernos reír con ganas.




jueves, 23 de diciembre de 2021

SOLDADO AZUL

 


Un pelotón de soldados de caballería cae en una emboscada de los indios y resulta masacrado, quedando únicamente dos supervivientes: Honus (Peter Strauss), un joven e ingenuo soldado, y Cresta (Candice Bergen), una joven que ha vivido dos años con los Cheyenne y cuyas simpatías están más con ellos que con los EE. UU. y su gobierno. Juntos deben intentar llegar a Fuerte Reunión, base principal de la caballería. A medida que avanzan, Honus se debate entre su creciente afecto por Cresta y su disgusto por sus convicciones antigubernamentales. La llegada al campamento se produce justo en vísperas de un ataque a una aldea Cheyenne, en el que Honus conocerá realmente, cual de las dos partes enfrentadas tiene la razón.


El guión adapta la novela Arrow in the Sun, de Theodore V. Olsen y cuenta con una conmovedora partitura de Roy Budd y un gran reparto de secundarios.


La película relata en clave cinematográfica la masacre de Sand Creek, uno de los episodios más infames en la historia de la frontera estadounidense, en el que una fuerza de 700 hombres de la milicia del Territorio de Colorado, bajo el mando del coronel John M. Chivington masacró un pueblo indefenso de indios Cheyenne y Arapaho en las llanuras orientales de Colorado. Se estima que murieron entre 70 y 163 pacíficos nativos americanos, aproximadamente dos tercios de los cuales eran mujeres, niños y bebés.


La película tiene dos partes, la primera, que ocupa la mayor parte del metraje, se centra en el viaje y en la relación, que deviene en romántica, de los dos protagonistas y, la segunda narra, cambiando algunos personajes y nombres, el terrible episodio de Sand Creek. Esa primera parte, que algunos califican de romance convencional, para mí no lo es tal, sino que presenta una relación muy original y medio siglo adelantada a las actuales modas de mujeres empoderadas. El viaje tiene muchas gotas de humor, de hecho, está escrito en clave de tal y, en algunos momentos, casi nos arranca una carcajada por lo patoso que se muestra Honus y algunas de las reacciones de Cresta. La chica, es una mujer con determinación, que tiene iniciativa y que, merced a su duro pasado y a los dos años de convivencia con los cheyenne, sabe desenvolverse en un medio tan hostil como hermoso, cual es el entorno natural que les rodea, por cierto, maravillosamente fotografiado. Ella toma decisiones, se muestra desinhibida y lleva la iniciativa en todo momento, es la que sabe y al final, salvará la vida de Honus
La segunda mitad, que puede parecer, por algunas de las escenas, cine cercano al gore, no lo es tal, la realidad fue así de cruenta y desagradable y eso que, según parece, algunas de las tomas fueron cortadas de manera definitiva. Aún así, vemos decapitaciones, senos de mujer cortados, cabezas clavadas en la punta de las lanzas de la caballería norteamericana, mujeres y niños masacrados en la hondonada donde se han refugiado, o al coronel Iverson (John Anderson), alter ego de John M. Chivington, disparando desde su silla de campaña, cómodamente sentado, a un niño al que le falta una pierna, al tiempo que dice: vamos a hacer una obra de caridad.


Una película, cuyas dos partes, son totalmente diferentes, divertida y con una bonita historia la primera y muy dura la segunda, de lo más horrendo, cruel y desagradable que uno haya visto en el cine y que algunos enmarcan dentro de la corriente de contestación a la Guerra del Vietnam que se vivió en EE. UU. a finales de los sesenta y comienzos de lo setenta, como una especie de metáfora de lo que estaba ocurriendo en el sudeste asiático.
Todo ello acompañado de una emotiva banda sonora en la que destaca la canción que lleva el título de la película, interpretada por Buffy Sainte Marie, una cantante canadiense de origen amerindio, de la tribu Cree y la arrolladora presencia de una bellísima y sugerente Candice Bergen, verdadera protagonista del film. 




miércoles, 22 de diciembre de 2021

LOS ENCANTOS DE LA GRAN CIUDAD

 


George Kellerman (Jack Lemmon), que vive en la tranquila y pequeña ciudad de Twin Oaks, Ohio, con sus hijos pequeños y su perro, está a punto de ascender en su empresa dedicada a la fabricación de plásticos, ocupando el puesto de Vicepresidente de Ventas de la compañía en la central de Nueva York, pero antes debe presentarse a una entrevista. Decide entonces viajar acompañado de su esposa Gwen (Sandy Dennis) para disfrutar de la ciudad. Sin embargo, lo que esperaban que fuese un viaje de ensueño se convierte en una auténtica pesadilla: vuelos desviados, reservas anuladas, trenes perdidos, huelgas de transporte, siniestros desconocidos, equipajes extraviados...


La película parece el catálogo de las Leyes de Muphy que, una por una, se van cumpliendo y todo lo que es susceptible de empeorar, lo hace inexorablemente. Para conseguir sus objetivos de entretenimiento y humor, el guión nos sumerge en una sucesión de situaciones a cual más disparatada. Lemmon nos regala una de sus grandes actuaciones, con un personaje atropellado y agobiante, muy bien secundado por Sandy Dennis, una actriz que, desafortunadamente no tuvo continuidad en su carrera y que es la antítesis de su marido, sosegada y paciente, soportando todas las desventuras que padecen en su viaje y las consecuencias de las poco acertadas decisiones de su esposo.


El guión tiene algunas buenas ideas, con momentos que hacen reír, quizá el mejor hallazgo lo encuentra en un gag recurrente a lo largo del film y es que George va anotando los nombres de quienes se cruzan en su camino de calamidades amenazándoles con demandas millonarias, cuando en realidad, es difícil personalizar en nadie sus desgracias fruto de imprevisibles casualidades y de la mala suerte. 
La narración es frenética, pues ahí, en no dar tregua al espectador, radica una de sus principales fórmulas, aunque quizá va exagerando tanto las situaciones que llega a quedar un tanto deslucida a medida que avanza y las vueltas de tuerca se vuelven cada vez más forzadas. 
Evidentemente hay un trasfondo a las situaciones cómicas y es la contraposición entre la vida tranquila y sosegada de las pequeñas ciudades y el día a día frenético y plagado de peligros e incomodidades de las grandes urbes, una especie de trasunto, salvando las distancias, del cine que Paco Martínez Soria hacia en España, aunque la película nos guarda un giro final que pone el peso de algunas de las desgracias e infortunios que padecemos en la voluble casualidad.




martes, 21 de diciembre de 2021

LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

 

Tres años de conflicto suponen demasiado tiempo para tratar de resumirlo en  pocas páginas, así que estamos hablando de un libro extenso, pero no por ello denso, ya que el ritmo de la narración es bastante adecuado y tampoco se detiene en conceder datos exhaustivos, sino que da los precisos.
A mi me ha parecido un relato equilibrado, si bien es verdad que no descubre nada que no conozcamos ya a estas alturas, sí que trata de aclarar o desmentir algunas cosas que la historiografía cercana a cada uno de los bandos fue sembrando a lo largo del tiempo.
También es cierto que algunas de sus opiniones resultan un tanto simplistas y que pueden ser objeto de discusión, pero en general, ya digo que me ha parecido una buena manera de aproximarse a la historia del conflicto civil en España.
Comienza remontándose a las elecciones de abril de 1931 que trajeron la proclamación de la Republica en nuestro país y las últimas páginas del libro, nos traen hasta los años sesenta, cuando fueron sofocados los últimos rescoldos de la resistencia armada en el interior y cuando los opositores en el exilio, sobre todo el PCE, cambiaron sus estrategias al aceptar de modo definitivo lo que otros veían claro desde hacía unos cuantos años: Las democracias occidentales no iban a mover un dedo para remover a Franco del poder.
Además de la guerra propiamente dicha, el autor escudriña en el peso de la participación extranjera en ella, la acción o inacción de los países que conformaron  el Comité de no intervención, las disputas internas en uno y otro bando, la situación socieconómica del país, incluso tras el fin de la contienda, la tremenda represión que llevaron a cabo los vencedores, etc., y lo hace ayudado no solo por los documentos oficiales o por las obras escritas por otros historiadores, sino también apoyándose en declaraciones, escritos y opiniones de los generales de ambos ejércitos, de los líderes políticos y sindicales, de los comentarios e informes de los embajadores, escritores, artistas, periodistas o asesores militares que estuvieron aquí durante la guerra y también de los relatos de lo que yo llamo gente anónima, aunque el autor nos diga sus nombres y apellidos y es que son combatientes, militantes políticos o simpatizantes de ambos bandos sin peso en las grandes decisiones, pero que estuvieron allí en primera línea o como testigos privilegiados de los acontecimientos.
Se detiene en ocasiones en los entresijos de la guerra, los que tienen que ver con la retaguardia o con actuaciones paralelas, como por ejemplo la compra de armas o equipamiento en general, la participación de intermediarios internacionales, verdaderos mafiosos que se aprovecharon de la necesidad perentoria que tenía de armas, sobre todo la República y cobraron sus servicios a precio de oro, no siempre cumpliendo sus compromisos. Relata, por ejemplo, entre otros muchos, el caso del todopoderoso líder nazi Hermann Goering, que controlaba una parte de la venta de armas a los dos bandos, en el caso de los republicanos por intermediación de un traficante griego y que se llevó sustanciosas ganancias.
Un libro interesante sobre un conflicto en el que chocaron de manera feroz las ideologías, en el que hubo generosidad y egoísmo, la hipocresía de diplomáticos y ministros, la traición a los ideales y las maniobras políticas, pero, sobre todo, el coraje y la capacidad de sacrificio de quienes lucharon en los dos bandos. Una buena manera de adentrarse en una parte de la historia reciente de nuestro país, que nunca está definitivamente escrita y siempre debe llevarnos a seguir haciéndonos preguntas.



lunes, 20 de diciembre de 2021

EL PODER DEL PERRO

 


Los acaudalados hermanos Phil (Benedict Cumberbatch) y George Burbank (Jesse Plemons) son las dos caras de la misma moneda. Phil es genial y cruel, mientras George es impasible, quisquilloso y amable. Juntos son copropietarios de un enorme rancho en Montana. Es un lugar donde la rápida modernización del siglo XX se mantiene un tanto al margen, aunque ya hay algunos signos de ella y en el que la figura de Bronco Henry, el mejor cowboy que Phil ha conocido jamás, es venerada. Cuando George se casa en secreto con Rose (Kirsten Dunst), una viuda de mediana edad propietaria de un restaurante, Phil, sorprendido y furioso, lleva a cabo una guerra sádica e implacable para destruirla por completo usando a su delicado e impresionable hijo, Peter (Kodi Smit-McPhee), como instrumento de sus despiadados planes.


El guión de Jane Campion, realizadora también del film, adapta la novela del mismo título, publicada en 1967, escrita por el norteamericano Thomas Savage.
Con una fotografía espléndida y una conseguida banda sonora, Jane Campión nos acerca un western sin disparos y sin peleas, muy bien ambientado en una época en la que aquel mundo de vaqueros, tal como nos lo han mostrado las películas, estaba en buena parte desaparecido.


La directora y guionista neozelandesa, con esa particular mirada femenina que imprime a sus trabajos, plantea una historia que se desarrolla en un ambiente dominado por el machismo y la homofobia, pero en el que pronto afloran las dobleces de alguno de sus personajes que esconden, tras esa fachada, secretos que nada tienen que ver con la cara que presentan a los demás. 
Con ritmo cadencioso, incluso lento en algunos pasajes en los que invita al espectador a que pierda su mirada en las bellas imágenes y en los paisajes duros, secos y salvajes, van aflorando los conflictos de familias cuyas relaciones se ven perturbadas por la llegada de terceros, en las que unos se sienten traicionados y otros deciden luchar por solucionar, a su manera, los conflictos. Un film en el que el aparente conquistador se torna en conquistado, el derrotado en vencedor y la víctima en verdugo.




viernes, 17 de diciembre de 2021

LA BATALLA DEL RÍO NERETVA

 


En enero de 1943, el ejército alemán, temeroso de la invasión aliada de los Balcanes, lanzó una gran ofensiva contra los partisanos yugoslavos en Bosnia occidental, rodearon las montañas y comenzaron la operación de limpieza. Superados en número, los partisanos no solo deben cuidarse de sí mismos, sino también tratar de proteger a miles de refugiados, ancianos, mujeres, niños y heridos. Proporcionando una resistencia heroica, los partisanos y los civiles que huyen, se dirigen hacia el único puente que queda sobre el río Neretva, a través del cual pretenden trasladarse ellos mismos y los heridos a un terreno seguro. Pero de pronto, llega la orden de Tito, desde el cuartel general, de demoler el puente.


El guión está construído sobre una historia de Ratko Djurovic, guionista que ya había colaborado en otras ocasiones con el realizador Veljko Bulajić. Nacido en Montenegro, Djurovic, antiguo combatiente en la II Guerra Mundial, es considerado uno de los pioneros del cine yugoslavo moderno. Es una coproducción entre varios paises (Yugoslavia, EE.UU., Aemania e Italia) y lo que más llama de la atención de ella (al menos a mí), son dos cosas: el despliegue de figurantes y maquinaria bélica (cientos y cientos de personas y mucho vehículo de guerra) y la nómina de actores (Yul Brynner, Hardy Krüger, Franco Nero, Sylva Koscina, Orson Welles, Curd Jürgens...).


La película, en general, no acaba de funcionar bien, hay un montaje que a mi me ha resultado deficiente (quizá debido a que a la versión que he visto, la que se mostró en occidente, le faltan nada menos que 40 minutos del original exhibido en Yugoslavia), pero es que además, en mi opinión, las historias paralelas que se cuentan, no tienen suficiente garra y se desarrollan de manera esquemática y sin brillantez alguna, resultando incluso, en algunos aspectos, un tanto rancias vistas con los ojos de hoy. Al final lo que queda es mucho combate, muchos tiros, explosiones y, como ya he dicho, gran despliegue de figurantes en pantalla, junto a mucha ambientación bélica, que le dan un tono épico del que tampoco sabe sacar partido. 
Es un film que tiene mucho de propagandístico, a mayor gloria del mariscal Tito y que ensalza la idea de una Yugoslavia unida que supera las divisiones nacionalistas balcánicas. De hecho, se cuida mucho el lenguaje para no hablar de ninguna de las etnias o nacionalidades que componen el mosaico de la antigua Yugoslavia. Por ejemplo, los chetniks (que aparecen en las escenas quizá más llamativas de la película, con impresionantes cargas de caballería en campo abierto incluídas), son presentados como monárquicos que combatieron del lado de alemanes e italianos y, en efecto eran partidarios de la monarquia (que se encontraba en el exilio), pero eran, sobre todo, nacionalistas serbios que, en principio, combatieron la ocupación nazi, pero, por cuestiones raciales y religiosas, enfrentados a los croatas, acabaron en el bando de enfrente, más por razones puramente de conveniencia que por convicciones políticas. En el film solo se habla de fascistas y monárquicos, sin ninguna referencia a su condición de serbios. Quien no conozca estos detalles históricos, pasará por alto estas consideraciones y verá solamente un film bélico y no ese aspecto propagandístico que tergiversa u oculta un poco la realidad de lo que ocurrió y es que en Yugoslavia, la II Guerra Mundial fue, además de un conflicto internacional, una verdadera guerra civil, es decir, una guerra dentro de otra. Precisamente de aquellas heridas mal cerradas, a la muerte de Tito, vino lo que vino y que todos recordamos, la tragedia sangrienta de los Balcanes a finales del pasado siglo.


Hay muchas anécdotas alrededor de esta película, una de las cuales atañe a un compatriota nuestro, nada menos que Pablo Picasso, que hizo un cartel para la película por el que no quiso cobrar dinero, sino que pidió, en pago, una caja de los mejores vinos yugoslavos.




jueves, 16 de diciembre de 2021

EL DIVORCIO DE LA SEÑORITA X

 


Tras asistir a un baile benéfico en un hotel, Leslie Steele (Merle Oberon), una joven de buena familia, debido a la densa niebla londinense, se ve obligada a pasar la noche en el mismo. Las circunstancias le harán compartir habitación con el apuesto y cínico abogado matrimonialista, Everard Logan (Laurence Olivier).


El guión adapta una obra de Gilbert Wakefield. La estructura teatral influye en la película que tiene muchos pasajes en los que predominan los diálogos. Fue uno de los primeros films rodados en tecnicolor.


Desarrolla una historia estructurada a base de enredos y de la confrontación entre sexos, ya que el abogado piensa que la joven es la esposa de un cliente que desea el divorcio porque su esposa ha pasado la noche en la habitación del mismo hotel donde él estuvo hospedado, con otro hombre y Leslie le sigue el juego haciéndole creer que ella es la esposa infiel, en parte porque está enojada con la forma en que el abogado se desempeña en un juicio atacando a las mujeres. 
Los diálogos son ingeniosos y cuenta con buenas interpretaciones, sobre todo de un joven Laurence Olivier. Comedia de buen nivel, divertida sin tener que recurrir a la zafiedad en los momentos cómicos.




miércoles, 15 de diciembre de 2021

LA CRÓNICA FRANCESA

 


La historia de tres crónicas distintas publicadas en el periódico "The French Dispatch Magazine".


Tras el retraso producido por la pandemia de Covid-19, por fin llegó lo nuevo de Wes Anderson, tan esperado por sus incondicionales que saben que van a presenciar algo diferente. Desde luego, la película no les va a decepcionar en este aspecto, desde la escena inicial, con el camarero subiendo pisos al mejor estilo de Jacques Tati, hasta el sin número de escenas con tomas novedosas, planos espectaculares y, desde luego, actuaciones de un elenco de actores plagado de figuras reconocidas, es como si Anderson comprimiera todo su universo en una sola película.


Comprendo a quienes no gusten de este tipo de cine que, seguramente, quedarán incluso hastiados, si es que consiguen soportar toda la película, pero quienes nos deleitamos con los "excesos" del texano, con su particular humor, con sus meticulosos planos, sin duda tenemos ante nuestros ojos al mejor Anderson en este cóctel de tristeza cómica aderezada de amor por la cultura. 
Un trabajo de virtuoso en el que asistimos a una amalgama de frivolidad y genialidad, un torrente de ideas que nos desbordan por todos los lados hasta hacernos perder el sentido de la realidad y llevarnos a pensar si estamos ante un desvarío del autor o ante una obra de arte, quizá intrascendente si se quiere, pero siempre fascinante.