Jean-Louis (Jean-Louis Trintignant), un ingeniero católico de treinta y cuatro años, acaba de empezar a trabajar en la factoría Michelin de Clermont-Ferrand. Vive una vida relativamente solitaria, ya que no conoce a nadie en la ciudad, excepto a sus compañeros de trabajo, y ha tomado la decisión consciente de que no deben convertirse en sus amigos de facto solo porque trabajan juntos. Los domingos en misa, ve a una hermosa rubia, Françoise (Marie-Christine Barrault), y sin conocerla, ni siquiera hablar con ella, presiente que algún día se casará con ella. Por otra parte, su viejo amigo Vidal (Antoine Vitez), profesor de filosofía en la universidad y marxista convencido, con el que se reencuentra tras 14 años sin verse, lo lleva a casa de su amiga Maud (Françoise Fabian), una bella pediatra divorciada, madre de una niña de ocho años.
Con una sobria fotografía de Néstor Almendros de carácter realista, en tonos fríos, Éric Rohmer reflexiona sobre la ambigüedad humana, el sexo, la religión, la liberación de la mujer o los cambios de los nuevos tiempos.
Hablando de lo divino y lo humano, con la filosofía de Pascal de fondo y unos brillantes diálogos, el autor francés huye de la moralidad y apuesta por la confrontación a través del debate de ideas y el respeto a las del otro, en un film cuyos mejores momentos están en la velada a tres entre los dos amigos y Maud en casa de ésta última.
Una apasionante película, un limpio retrato de sutil narrativa sobre la falsa moral, a través de las idas y venidas de ese protagonista un tanto hipócrita (sobre todo porque también intenta engañarse a sí mismo) e inseguro pese a su calculadora actitud. Si tuviera que quedarme con una sola película de Eric Rohmer, probablemente sería ésta. En cualquier caso, si deseas leer el comentario sobre este título que en su día publiqué en mi blog, te invito a que acudas allí:
ResponderEliminarhttps://moviemovieelblog.blogspot.com/search/label/%C3%89ric%20Rohmer
Se agradece la recomendación.
EliminarLa mejor película de Rohmer, que es decir mucho. Todo está ahí, el discurso sobre el autoengaño, la contradicción entre lo que se dice y lo que se desea.
ResponderEliminarSaludos.
Muy reconocible, en efecto.
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