La película nos narra, con tonos de comedia negra, lo más underground de Los Angeles, los bajos fondos con delicuentes, a veces algo incompetentes. Vicent Vega (John Travolta) y Jules Winnfield (Samuel L. Jackson) son un par de gorilas que, cumpliendo órdenes, deben recuperar un maletín de misterioso contenido, en poder de un grupo de ladrones aficionados. Por otra parte, Marsellus Wallace (Ving Rhames), su jefe, le ha pedido a Vicent que haga de canguro de su mujer Mia (Uma Thurman), mientras él se va de viaje. A esto se unen una serie de historias que se entremezclan unas con otras, sobre diversos asuntos que tienen que ver con Marsellus, con Vincent y Jules y que cobran su propio protagonismo.
Pulp Fiction es, para muchos, la película representativa del cine de los noventa y supuso todo un punto de inflexión en la industria. Tarantino volvió a sorprender de nuevo, yo diría que de forma definitiva, pues este es el film por el que será recordado siempre, ya que con todo lo que supuso de innovador su anterior película, fue aquí donde dio la campanada y mucha gente, entonces y ahora, llega a Reservoir Dogs, después de haber visto Pulp Fiction, interesada en conocer ese trabajo anterior del realizador, tras haber quedado cautivado por este.
De nuevo volvemos a esa estructura de puzzle que ya le habíamos visto y que tan bien maneja. Pero une a ello el encanto de la estética y los maravillosos diálogos que tiran por tierra cualquier argumento de que en una peli de acción, estos tienen menor importancia y corroboran sin embargo, lo que muchos defendemos, que el dinero puede hacer que los efectos del film sean de lo más puntero y refinado, pero al final, lo que realmente marca la diferencia son unos buenos diálogos y eso sólo se consigue teniendo a una persona iluminada por los dioses. Magistrales las conversaciones entre Jules y Vincent que muchos, aún ahora, repiten de memoria, porque tiene un montón de citas que han quedado en el imaginario colectivo de los cinéfilos y que nos repetimos unos a otros como si fueran claves para formar parte de una secta, la de los que adoramos a aquel Tarantino de sus primeros films, cuando poseía aquella calidad que le diferenciaba del resto.
Todas y cada una de las historias, que en principio Tarantino había ido escribiendo para rodar cortos según fuera disponiendo de medios, son una delicia. Butch Coolidge (Bruce Willis) y el reloj de su padre; la violación de Marsellus; el atraco de Ringo (Tim Roth) y Honey Bunny (Amanda Plummer); la cita de Vincent y Mia... Tarantino crea personajes inolvidables, algunos de ellos con unos pocos minutos en pantalla, y si crear un personaje de cierta altura, de esos que quedan en el recuerdo, es difícil, aquí se permite rizar el rizo y nos regala unos cuantos.
Esta mezcla de violencia y humor, esa concepción de los diálogos, es lo que le falta en sus trabajos posteriores, a los que les falta el empuje que tienen los guiones de sus dos primeras películas. Tarantino nos legó un film que es, por una lado, una maravilla en su conjunto y, por otro, una colección de grandes momentos, con un reparto excepcional y, de regalo, rescató a Travolta a quien la industria tenía un tanto postergado.
Y, de postre, una banda sonora tan cuidada como suele ser habitual en los films de Tarantino, con un tema, el que acompaña a los títulos de crédito, "Misirlou", que ya nos pone a tono para disfrutar de todo lo que nos espera.