Adam Pedersen (Ulrich Thomsen), un duro neonazi, debe pasar doce semanas haciendo trabajos para la comunidad mientras dura su libertad condicional. Le envían a una parroquia rural regentada por Ivan (Mads Mikkelsen), un sacerdote que ve el mundo con optimismo y está convencido de mantener una guerra con Satanás. Adam está empeñado en quebrantar la fe de Ivan.
Adam es un malvado recalcitrante al que saca de quicio la actitud amable y bondadosa del sacerdote. Ya tenemos el enfrentamiento entre el bien y el mal, una constante del comportamiento humano, incluso del mundo en general a lo largo de toda su existencia, ese es uno de los argumentos de la película.
El otro es la reflexión sobre la fe que Anders Thomas Jensen, lleva a cabo en esta película danesa de 2005, pero no lo hace en el sentido religioso de la misma, sino como un sentimiento universal. Con constantes referencias al Libro de Job, Jensen actualiza el relato bíblico, trayendo a colación algunos asuntos de actualidad.
Muy bien interpretada por sus dos protagonistas principales, la narración está salpicada por ráfagas de humor negro.
No demasiado apreciada por la crítica y, sin embargo, aplaudida por el público.
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