Bent Faurschou-Hviid (Thure Lindhardt) y Jørgen Haagen Schmith (Mads Mikkelsen), pertenecen a un grupo de la resistencia danesa que opera en la capital.
El primero de ellos, apodado Flame por el color rojo de su pelo, es un antiguo combatiente de la Guerra de Invierno en Finlandia, al otro, Haagen, se le apoda Citron, un juego de palabras, pues aunque la palabra significa limón, en realidad su apelativo viene de que trabajó en la fábrica danesa de Citroën, en Copenhage, donde saboteó los coches y camiones que iban a ser utilizados por los alemanes.
Aunque ellos lo vean de otro modo, son en realidad dos pistoleros que se dedican a cumplir los encargos que reciben de sus superiores. Al principio, solamente asesinan (ejecutan, en su terminología) a ciudadanos daneses (delatores, un editor que hace propaganda nazi en su periódico, colaboracionistas...), pero a partir de cierto momento, su jefe inmediato, Aksel Winther (Peter Mygind), que se supone recibe órdenes directas de Londres, ordena atentar contra personal alemán, lo que, a su vez, significa el inicio de las represalias por parte de los ocupantes.
Sin embargo, las confidencias de una espía doble a la que ha conocido Bent, les hacen albergar la duda de si Winther, se guía por motivos puramente estratégicos o está pretendiendo borrar las huellas de su pasado cuando les ordena las ejecuciones de ciertas personas.
¿Recuerdas el día que llegaron? ¿Recuerdas el 9 de abril? Seguro que sí, nadie puede olvidarlo. De pronto estaban por todas partes: La Gestapo, La Wehrmacht, las SS... todos los cuerpos alemanes, nazis alemanes... y nazis daneses. Habían salido de sus escondites, donde aguardaban a que llegara su momento. Saliste a la calle a verlo... ¿qué pensabas?
Sobre imágenes de archivo pertenecientes al inicio de la ocupación nazi de Dinamarca, una voz en off va recitando el párrafo anterior, al tiempo que desfilan los títulos de crédito.
No estamos ante la típica película bélica en la que la acción lo puede todo y el resto gira alrededor de los atentados. El film va más allá de todo eso y, por más que esté ambientado en determinado momento histórico y que los dos "ejecutores", sean el centro del mismo, se trata de profundizar en los motivos y las consecuencias de las acciones que acometen.
Muy bien caracterizados, los dos protagonistas soportan el peso de la trama, saliendo con nota alta de sus trabajos. Quizá el contrapunto que ofrece el personaje de Ketty Selmer (Stine Stengade), la enigmática mujer con la que Flame mantiene una relación, deje algo que desear y esa parte de la historia, sea la que haga cojear un poco el film.
Muy bien ambientada, la película se apoya también en una magnífica fotografía, con muchos momentos en los que predomina el ambiente oscuro, casi de cine negro, acorde con la idea que el realizador quiere plasmar, en cierto modo, cercana a las maneras gansteriles.
El estudio de los perfiles psicológicos de los protagonistas es magnífico, el inmaduro e impulsivo Flame y el tipo oscuro, con problemas de relación que se refleja en la personalidad de Citron.
Igualmente retrata el juego de intereses, algunas veces, nada claros, de quienes dirigen la tramoya entre bambalinas, los negociadores y jefes que desde su refugio en la capital sueca, hacen y deshacen y marcan pautas de actuación a quienes están en primera línea.
Al final, los resistentes que actuan en Copenhage, no tienen muy claro quienes son y qué esperan de ellos aquellos que les manda, dando la impresión, por momentos, de que son utilizados.
Una película con una concepción original y diferente de este asunto tan retratado en el cine, que profundiza en el lado oscuro de los grupos de resistencia, que se mueven en el filo de lo moral y lo inmoral. Hay un momento en el que Citron trata de autojustificarse con una frase que resume el mar de dudas en el que se mueven estos sujetos: "A veces se me olvida que no matamos persona, matamos nazis".
Por más que en algunos pasajes puede hacerse algo lenta, incluso en ocasiones nos da la impresión de que se les va un poco la mano a la hora de tratar de plasmar el ambiente de confusión en el que se mueven los protagonistas, el film resulta muy interesante y nos acerca la historia de estos dos hombres, convertidos en héroes nacionales por quienes manejan la propaganda.