Roger Schumann (Robert Stack), un piloto que combatió en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), sobrevive haciendo acrobacias con su avioneta en las ferias de los pueblos. Burke Devlin (Rock Hudson), un periodista local que se interesa por la familia de Schumann, es testigo de la decadencia del piloto, de la frustración de su mujer, LaVerne (Dorothy Malone), que ejerce de paracaidista en alguno de los espectáculos y también del sufrimiento de su hijo a causa de las bromas que mecánicos y pilotos hacen a costa de su padre. Schumann, sin embargo, no ceja en la búsqueda de una oportunidad que le permita, además de recuperar el amor propio, demostrar a su familia que los antiguos sueños aún son posibles.
El guion se inspira en la novela Pylon de William Faulkner, publicada en 1935. Al parecer, el autor, consideraba que esta era la mejor adaptación que se había hecho de cualquiera de sus novelas.
Magníficas interpretaciones de un grupo de actores muy conocidos brillantemente dirigidos por Douglas Sirk que, de un relato sin demasiada chicha, al menos aparentemente, saca un melodrama de gran nivel rodado en blanco y negro, para algunos, una buena elección del director, pero en realidad debido a las circunstancias, que no son otras que el escaso presupuesto, sin embargo Sirk consiguió mantener el formato en cinemascope.
El realizador alemán abandona el mundo de la burguesía acomodada en el que transcurren muchas de sus películas, para adentrarnos en un ambiente de gente más bien pobre que sobrevive como puede en los años en que la gran depresión aún sigue dando sus coletazos, desplazados del sueño americano que bastante tienen con salir adelante. Sirk nos habla de personajes inadaptados, un héroe de guerra que ahora se ve marginado; una mujer que debe aguantar los desprecios del hombre del que está enamorada... Personas fracasadas avanzando hacia un negro destino, magníficamente ambientada en el carnaval de Nueva Orleans que es toda una metáfora de la existencia de estos seres, con diálogos brillantes y algunas secuencias de gran tensión dramática realmente llamativas.
La he visto hace poco en Movistar +, donde vienen dedicando un ciclo a Douglas Sirk. Gran película.
ResponderEliminarSin duda.
EliminarLo vi hace tiempo. Gracias por la reseña. Te mando un beso. Enamorada de las letras
ResponderEliminarGracias a ti por tu visita y por comentar.
EliminarMe parece la más alemana de la etapa americana de Sirk. De alguna manera, es el reverso de Escrito sobre el viento: mismos actores, blanco y negro en lugar de color, William Faulkner en lugar de Robert Wilder (autor de Escrito). Algo así como un positivo y un negativo. Por otra parte, la sombra de la muerte ronda esta película al igual que en Escrito. Curiosamente, no se estrenó en España comercialmente no sé si debido al tema o a que los distribuidores no confiaban en ella.
ResponderEliminarDorothy Malone tirándose en paracaídas y sus faldas levantadas, quizá eran demasiado atrevimiento para la España del momento.
EliminarDrama habitado por personajes con tendencia al masoquismo, narrado en un estilo desgarrado, con una expresionista utilización del blanco y negro. Pese a contar con el mismo equipo de ESCRITO SOBRE EL VIENTO, éste, siendo una notable pieza en la filmografía de Douglas Sirk, me parece que no alcanza -salvo algún momento aislado- la fuerza y perfección de aquella.
ResponderEliminarHablando de ÁNGELES SIN BRILLO resulta inevitable mencionar LOS TEMERARIOS DEL AIRE (The Gypsy Moths, 1969) donde creo que Frankenheimer batía a Sirk con una temática muy semejante.
Gracias Teo, tan didáctico como de costumbre.
EliminarSirk y Faulkner: la unión de esos dos talentos debería dar como resultado una obra maestra.
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