Annie Miller, más conocida como Daisy (Cybill Shepherd) es una linda chica estadounidense que se encuentra, junto a su madre y su joven hermano en el hotel Les trois couronnes de Vevey (Suiza), en el tradicional viaje que las familias "bien" suelen hacer a Europa para culturizarse. Allí conocerá a Frederick Winterbourne (Barry Brown), un compatriota que ha estudiado en Ginebra y con quien, en una nueva etapa de su viaje que les lleva hasta Roma, va a sostener una curiosa relación. Winterbourne tiene sentimientos encontrados respecto a Daisy, por un lado está prendado de su belleza, por otro, la encuentra inculta y de comportamiento inapropiado. La chica conocerá los rigores y la intolerancia de aquella sociedad europea de 1876, cuya moral es bastante estrecha y sus lenguas más largas de la cuenta.
El guión adapta la novela del mismo título que el original, escrita por Henry James y sigue con bastante fidelidad la historia del libro.
El mayor pecado de Daisy se debe al hecho de que, siendo una mujer adulta, se niega a comportarse como un ser indefenso y toma sus propias iniciativas. Las limitadas afectaciones del decoro que requieren que las mujeres busquen la autorización masculina, la escolta materna o el consentimiento de la sociedad incluso para las actividades más inocuas, no le sientan bien a la despreocupada Daisy. Por lo tanto, no pasa mucho tiempo antes de que su inclinación por hacer lo que le plazca dé como resultado que se desaten las lenguas, se retiren las invitaciones a fiestas y ponga en riesgo su reputación y posición social.
Cybill Shepherd era la novia de Peter Bogdanovich en aquellos momentos y buena parte de las críticas a este film vienen del lado de quienes consideran que no da para el papel protagonista y que Bogdanovich la eligió obnubilado por otras motivaciones.
Es cierto que el film gira constantemente alrededor de la figura de Daisy, ella tiene mucho peso en la historia y quizá no acaba de empatizar del todo con el espectador. Por un lado da el tipo que describe James en su novela, una linda chica rubia, pero, por otro, la actuación de Shepherd tiene altibajos, como la misma película. Algunos de sus tics, son entendibles, al menos para mi. Por ejemplo, Daisy Miller es un personaje verborreico, al punto que se llega a hacer algo cargante y no me extraña que tras sus largos discursos en los que atropella a su partenaire sin dejarle hablar, pisándole las frases, levante un poco el mentón con un aire de cierta superioridad, como diciendo: Ahí queda eso, he soltado todo este cúmulo de frases atropelladas sin equivocarme.
La película está bien en cuanto refleja la crítica que se hace a la hipócrita alta sociedad que no perdona el espíritu libre que representa la señorita Miller, en parte porque envidian su independencia, pero no van a reconocerlo y la acusarán de ligera de cascos de forma despiadada. ¿Que se podría haber hecho mejor?, seguramente, pero no está mal y resulta interesante.
Lo de dar el papel protagonista a la compañera sentimental del director es algo tan discutible como habitual. En el caso del cine español, sin ir más lejos, podría citarse el ejemplo de Edgar Neville y Conchita Montes.
ResponderEliminarSí, muy típico.
EliminarNo he visto la película, que constituyó uno de los fracasos de taquilla que propiciaron la caída en desgracia de Bogdanovich tras su triunfal debut.
ResponderEliminarSaludos.
En efecto y le llovieron críticas de todos los colores.
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