lunes, 13 de enero de 2020

HAPPY END


Un hombre se casa con una mujer, y la sorprende en flagrante adulterio. El hombre, por venganza, la asesina, siendo condenado a muerte.
Todo está presentado de manera inversa, donde la muerte es en realidad un renacimiento. La película comienza con la "ejecución" del protagonista principal y vuelve a explorar sus acciones y motivaciones anteriores hasta llegar a su infancia.


Una muestra más del afán que había por experimentar en el cine checoslovaco de los años 60. Pero ¡ojo!, no es una película experimental así por las buenas, de esas en las que el autor se pone a explorar cosas nuevas por el simple afán de parecer diferente o de impactar con cosas que no se entienden muy bien. La película está muy trabajada, todo se entiende perfectamente y los diálogos son un verdadero trabajo de titanes, al ir de atrás adelante, como las imágenes, se consigue un continuo retruécano que forma parte del tono humorístico de la película, ya que las frases cobran sentidos diferentes y sirven para cambiar el sentido de lo que realmente está ocurriendo, trastocando secuencias dramáticas en cómicas.


Hay una clara influencia del cine mudo, por ejemplo en la fotografía, con esos tonos sepias de algunas secuencias que nos recuerdan a las películas de antes del sonoro, o en las situaciones absurdas que se producen, rayando muchas veces con lo surrealista.
Oldrich Lipský utiliza muy bien algunos recursos que le ofrece el cine, como la cámara rápida, que emplea cuando le conviene para subrayar determinadas situaciones o hacerlas más graciosas.
Hay muchos ejemplos de cómo consigue cambiar las situaciones, por ejemplo, el amante, que es arrojado a la calle por la ventana y se estrella contra el pavimento muriendo, al dar la vuelta a las imágenes, lo que ocurre es que entra volando por la ventana, lo que al marido burlado le parece de muy mal gusto y así se suceden, una tras otra, estas situaciones absurdas. Para acabar de redondear la película, el realizador la acorta hasta unos adecuados 69 minutos, con lo que el cansancio que podría producir en el espectador la repetición de estas situaciones, se disipa, porque la película se acaba.
Hay una sutil crítica al comunismo, no olvidemos que era el régimen al que estaba sometida Checoslovaquia, por más que fuera, en aquel momento, más permisivo que sus colegas del otro lado del Telón de Acero. La escena a que nos referimos, transcurre en la prisión, cuando el protagonista está esperando a ser guillotinado, aunque en la película ocurre al revés, como todo, y cuando les dan la comida, se ve a los presos como vomitando el condumio diario y retornándolo desde sus platos a las perolas, mientras la voz en off advierte que cuando han acabado de devolver sus raciones, pasan a ser todos iguales.


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