Veronika Deklava (Sarah Michelle Gellar) es una joven de 28 años que aparentemente lo tiene todo: belleza, un buen trabajo y una vida confortable. Y efectivamente lo tiene todo menos lo más importante: las ganas de vivir...
Está segura de que a su edad ha logrado todo lo que quería y que en adelante lo único que le puede quedar por hacer eran las mismas cosas de siempre y además llegaría la vejez con sus problemas de salud y la soledad. En fin ella piensa que lo único que le puede faltar por vivir son las cosas malas de la vida, por lo que decide suicidarse ingiriendo pastillas para dormir que se tomaría una por una, porque pensaba que había una gran distancia entre la intención y el acto y, de este modo, si en su camino había algún tipo de arrepentimiento podía dar marcha atrás, además no dejaría marca alguna como el cortarse las venas, o lanzarse desde lo alto del edificio donde vive.
Cuando despierta, tras haber perdido la conciencia, nota que está atada en una cama y con sondas, enterándose más adelante que esta en Villete, un hospital psiquiátrico privado en el que ha sido internada con la conformidad de sus padres, en la confianza de que estará bien atendida por los profesionales del centro y que la ayudaran a sanar.
Allí será atendida por el Dr. Blake (David Thewlis), director de la institución, que le informa que, debido a su intento de suicidio, su corazón ha resultado dañado y solo le quedan unas semanas de vida.
El guión adapta la novela del mismo título del brasileño Paulo Coelho que, en cierto sentido, sabe de sobra el terreno que pisa, ya que fue recluído por su padre tres veces en un sanatorio mental porque lo consideraba un raro. Chico solitario, seguidor del existencialismo y del Mayo Francés, él quería ser un artista, algo que su padre consideró una locura. Ésa es la base de esta novela en la que el autor distingue dos tipos de locuras no patológicas: la positiva ("acepta las diferencias y está bien vista por la sociedad porque es productiva") y la negativa, la que padece la protagonista. "Ella lo tiene todo, pero está aburrida de la vida y ha perdido el entusiasmo de vivir; y lo más negativo de su locura es que le incapacita para comunicarse con el mundo". Por eso decide suicidarse, aunque yerre en el intento.
"No es porque se sienta mal, es que ya no siente nada", aclara el autor de El alquimista, tras matizar que no ha querido escribir ningún tratado sobre el suicidio. "De hecho, la protagonista empieza a vivir cuando se empieza a comunicar con los demás".
Planteamiento muy interesante, en el que se plasman algunas de las carencias emocionales que acosan al hombre actual en las sociedades desarrolladas y que tienen que ver, sobre todo, con la insatisfacción y la falta de comunicación.
Quizá una de las carencias del guión es que no quedan muy explicadas las razones que han llevado a los protagonistas, sobre todo a Veronika, a la situación en que se encuentran, pero creo que el espectador sabe de sobra de lo que le están hablando.
Bien interpretada y con personajes bastante bien definidos, creo que es un buen trabajo para reflexionar sobre estos asuntos que apuntábamos.
El final guarda una pequeña sorpresa para el espectador, no exenta de un punto de suspense.
Qué verdad más redonda la que expresas con la frase "se plasman algunas de las carencias emocionales que acosan al hombre actual en las sociedades desarrolladas y que tienen que ver, sobre todo, con la insatisfacción y la falta de comunicación. "
ResponderEliminarHay muchísima más gente de lo que parece que está aburrida de vivir porque ya no soporta su entorno.
Una enfermedad típica de la sociedad occidental.
EliminarYo creo que muchos de lo problemas de esa índole de la actual sociedad, los padecen más las personas que consiguen grandes logros es un periodo muy corto de tiempo, como lo que le ocurre a la protagonista de la película. Es más hasta la gente que tiene la vida resuelta son los más proclives a pensar en el suicidio y a pasarles por la cabeza cosas raras, porque creen que ya han llegado a la meta, y más bien lo que les ocurre es que se han cansado de vivir porque se aburren. Quien tiene más problemas y preocupaciones, y quizá sin saberlo ellos son más felices. Con lo que ya no puede ni unos ni otros, es si desgraciadamente se presenta una enfermedad grave.
ResponderEliminarSalud Trecce.
De cualquier modo, la condición humana es muy curiosa.
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