Ebenezer Scrooge (Jim Carrey) es un prestamista viejo, amargado y miserable que desprecia todo lo que encarna la alegría y el espíritu de la Navidad, vive encerrado en su egoísmo y resultando desagradable para las personas que le rodean. Su socio acaba de morir y Scrooge está pagando a regañadientes el precio del ataúd del difunto. Camina por la Inglaterra victoriana, y cuando pasa, la gente se queda en silencio y se sienten asustados.
Siete vísperas de Navidad más tarde, todavía está tan amargado como antes. Tiene un empleado llamado Cratchit (Gary Oldman) que es muy pobre y apenas puede conseguir comida para su familia. Fred (Colin Firth), el sobrino de Scrooges entra a la tienda y le pide que se reúna con él para cenar en su casa, algo a lo que Scrooge se niega porque dice que no tiene nada que celebrar. Llega el momento de cerrar y Cratchit se va. Scrooge cierra la tienda y se va a casa.
Esa noche, Scrooge recibe la visita del fantasma de su ex socio de negocios, Jacob Marley (de nuevo Gary Oldman), quien ahora se ve obligado, después de la muerte, a pasar el resto de su existencia, arrastrando unas pesadas cadenas forjadas por su codicia. Scrooge mira por la ventana y ve muchos más fantasmas que sufren el mismo destino. Marley advierte a Scrooge que sufrirá un destino aún peor si no se arrepiente, y predice que será visitado por tres espíritus que lo guiarán, uno por las Navidades del pasado, otro por las presentes y un tercero por las del futuro.
Scrooge despierta para encontrarse en su cama, pero lo que ha visto le hace reflexionar y darse cuenta de que no puede continuar insensible a los problemas de la gente con la que se cruza todos los días.
Adaptación del clásico de Charles Dickens, que usa la misma técnica de animación que "Polar Express" y "Beowulf".
Nueva versión de esta obra tan conocida, que ha sido llevada a la pantalla en numerosas ocasiones. En formato 3D, tiene majestuosas secuencias de vistas aéreas del Londres victoriano, con sus peculiares calles y la pobreza siempre presente en ellas, alternándose con el lujo de sus monumentos.
El film mezcla la poderosa narración de Dickens, cuyo texto sigue casi al pie de la letra, con las típicas imágenes de las películas que llevan el sello Disney y, en ciertos momentos, se aleja completamente de lo que es la historia en sí para ofrecernos puro divertimento que, supongo, encantará al público infantil, siempre que no le de miedo la aparición de las figuras supuestamente fantasmales. Así tenemos una larga persecución por las calles y alcantarillas de la ciudad, en que la muerte acosa al protagonista y las representaciones bastante infantiloides de los fantasmas, sobre todo de los dos primeros. En el caso de fantasma del presente, sus incesantes y artificiales carcajadas, se me hicieron repulsivas por pesadas y reiterativas.
De cualquier modo, la historia del novelista británico es tan aleccionadora e incontestable que, aunque la conozcamos de sobra, siempre resulta agradable y entretenida de ver.
Dickens ES SIEMPRE ENTRAÑABLE.
ResponderEliminarSiempre.
EliminarHe leído bastante sobre Dickens y creo que casi todo bueno.
ResponderEliminarSalud Trecce.
Un clásico, Rafa.
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