Historia de tres soldados que se conocieron en los frentes de batalla europeos durante la Primera Gran Guerra y cada uno de los cuales toma un camino diferente al volver a EE.UU., donde se encuentran con que el personal pasa totalmente de desfiles triunfales y que les recibe sin el más mínimo atisbo de reconocimiento a pesar de habérseles dicho que iban a luchar por la salvación del mundo y de la democracia.
Las vidas de los tres convergen después de diversas peripecias. Eddie Bartlett (James Cagney), George Hally (Humphrey Bogart) y Lloyd Hart (Jeffrey Lynn). El primero, tras no encontrar trabajo, se introduce en el negocio clandestino del alcohol (prohibido por la Ley Seca); Hally, un tipo frío y sin escrúpulos, se asociará con él y Hart, que ha abierto una asesoría legal, comienza trabajando con ellos, pero les deja cuando ve que aquello toma un cariz delictivo y continúa por la senda de la legalidad y la honradez.
La película tiene un gran nivel técnico, con una buena fotografía, a cargo de Ernest Haller (Lo que el viento se llevó); algunos travellings muy logrados y una música que incluye canciones ligeras de la época, interpretadas por Priscilla Lane y Gladys George, y en general, acompañando bien al clima de la peli.
La dirección magistral de Raoul Walsh, que aunque se hace acompañar mucho de la voz en off, en otros pasajes del film, recurre a toda su sabiduría para narrarnos la historia a través de las imágenes.
Algunas escenas son una maravilla de descripción visual, como cuando nos narra las emociones amorosas de Eddie, Panama Smith (Gladys George) y Jean Sherman (Priscilla Lane), todo a través de primeros planos de sus manos que adquieren un lenguaje propio por el vamos sabiendo quién quiere a quién sin necesidad de que nos lo digan explícitamente.
Otro clásico del cine de ganster que nos narra las vidas de personajes menos importantes que los grandes capos y con unos secundarios a los que se da gran importancia en el film, comenzando por el propio Bogart.
Peli nada pretenciosa que nos acerca de manera a veces entrañable a lo que se conoció como los felices años 20, y al submundo que se desarrolló en norteamérica a la sombra de la prohibición.
Es una lástima que ninguna cadena de televisión reponga estas viejas películas, porque eran excelentes, y con un elenco de buenos actores y actrices que hoy no se dan. Hace unos años creo que era en la Segunda Cadena estuvieron echando buen cine, pero ya es historia. Aunque también te digo que o mucho me equivoco, o a las generaciones de ahora, este tipo de cine no les va. Saludos Trecce.
ResponderEliminarA mucha gente de ahora le pones una peli en blanco y negro y la desprecian por principio. Ellos se lo pierden.
ResponderEliminarLos violentos... y El último refugio tienen comunes sensaciones dramáticas. Resumen de dos décadas de la historia norteamericana, irónicamente "Los prósperos años veinte". Apogeo capitalista y crack económico.Nada es normal cuando regresan los "desengañados" luchadores. Trecce revisita un genero del que soy seguidor empedernido.
ResponderEliminarDemuestra muy buen gusto, D. Manuel.
ResponderEliminary el pulso y el vigor que le daban Walsh y Cagney a lo que en sus manos caía.
ResponderEliminarsaludos blogueros
Sin duda, José Antonio. Saludos para ti también.
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