El detective Mark McPherson (Dana Andrews), investiga el asesinato de Laura (Gene Tierney), a quien encuentran muerta en su apartamento en extrañas circunstancias. McPherson elabora un retrato mental de la joven muerta a partir de las declaraciones de sus allegados. El penetrante retrato de Laura que cuelga de la pared de su apartamento le ayuda en esta tarea. ¿Pero quién hubiera querido matar a una mujer de la que, aparentemente, se enamoraron todos los hombres que conoció? Para complicar más las cosas, McPherson también cae rendido ante su hechizo.
Cuando la película parece que va a empezar decaer, un inesperado giro en los acontecimientos, consigue que la historia tome nuevos vuelos, de modo que ahí comienza una especie de segunda parte que, de nuevo, nos atrapa hasta la resolución del misterio.
La película tiene tanto de cine negro como de historia de amor, si bien una historia de amor muy particular, plagada de fetichismos y con enrevesados componentes psicológicos.
Esa es precísamente una de las caraterísticas del film, la profundidad de los personajes, que Preminger sabe tratar con maestría.
A sacarle partido a esa profundidad, contribuyen de manera decisiva las maravillosas interpretaciones de todo el elenco, con una Gene Tierney cautivadora, sin duda en su mejor momento, pero destacando, para mi gusto, el duelo interpretativo entre Dana Andrews y Clifton Webb, una delicia.
La puesta en escena tiene una base teatral, no en vano el film está basado en una obra de teatro, basada, a su vez, en la novela de Vera Caspary. Eso, para algunos, la hace desmerecer algo, pero yo creo que el resultado es bueno.
Una grandiosa fotografía, en la que llaman poderosamente la atención las iluminaciones y los contrastes claro/oscuro. Joseph LaShelle se llevó un oscar por su trabajo.
Y una música, debida a David Raksin, de gran altura y con una canción, que lleva el mismo título de la peli, que forma parte de la iconografía cinematográfica de todos los tiempos.
Hay unas cuantas curiosidades alrededor de este film y como a mí me encantan estos entresijos, os cuento alguno:
El rodaje lo comenzó Robert Mamoulian, pero debió haber alguna trifulca y contrataron a Otto Preminger para que la dirigiera. El austriaco había llegado a Hollywood, huyendo de los nazis, como tantos otros.
La actriz principal no iba a ser Gene Tierney; Jennifer Jones se negó a aceptar el papel; también Hedy Lamarr que a la pregunta de porqué lo había rechazado contestó: “Me habían enseñado el guión pero no la banda sonora”, sin duda, todo un elogio para el compositor de la música.
Raskin tampoco iba a ser en principio el encargado de la composición musical. Preminguer se dirigió a él después de que Alfred Newman y Bernard Hermann, rehusaran aceptar el trabajo. El austriaco le sugirió que la música podía ser en torno a My Sophisticated Lady de Duke Ellinton, pero Raskin quería algo más romántico, así que le convenció para que le diera el fin de semana, se encerró e inspirándose en la carta que su mujer le había escrito (por cierto, pidiéndole el divorcio), Preminguer tenía el lunes sobre su mesa la partitura de una de las melodías más bellas de la historia del cine.
El retrato de Laura que adorna su apartamento, fue pintado por la mujer de Mamoulian pero a Preminguer no le gustó, carecía del misterio que él estaba buscando, así que Gene Tierny fue enviada al estudio de fotografía de Frank Polony, unas pinceladas aquí, otras allá y, voilá, un magnífico cuadro que, en algunos momentos, se convierte en un personaje más de la película.
me encantó ese misterio, ese hechizo, ese amor fou de Laura. Gracias por recordarla, tan bien además.
ResponderEliminarsaludos blogueros
Gracias a ti José Antonio por tu amabilidad.
ResponderEliminarHola Trecce,
ResponderEliminarLa peli no la he visto pero por lo que cuentas en el post una trama interesante como la dama que por cierto mujer muy bella. Sobre la creación de la música es curioso como un hombre crea algo bello inspirándose en la carta de su mujer pidiéndole el divorcio, me a llamado la atención esto. Estaría muy enamorado todavía, supongo.
Saludos cordiales amigo Trecce.
La banda sonora tiene su historia, al parecer Preminger quería que le diera un aire tipo Duke Ellinton, con el saxofón como base, pero Raskin pensaba en algo más romántico y le explicó al director que el saxofón era demasiado oscuro, que podía dar la imagen de Laura como una cualquiera, a lo que Preminger le dijo que qué era sino mas que una puta. Raskin, le dijo: Eso depende del punto de vista. El caso es que el músico se salió con la suya y quedó una canción preciosa, después vino Johnny Mercer a ponerle letra y Sinatra a cantarla y se convirtió en un clásico.
ResponderEliminarRecuerdo el ambiente de misterio que me cautivó en su día, aunque ahora hace mil años que no la veo, supongo que será de las que resisten el paso del tiempo.
ResponderEliminarSe trata de una película muy aceptable desde varios puntos de vista, entre los que destaca la trama en sí y hasta la banda sonora. A mi me gusta más que la propia obra literaria de la que arranca .
ResponderEliminarSaludos cordiales
Yo creo que lo ha resistido bien, Maribel.
ResponderEliminarLa interpretación de Clifton Webb, sigue siendo un portento, José Luis y la canción "Laura", es ya un clásico.
ResponderEliminarExtraordinaria película con un Preminger en estado de gracia -casi con el mismo pulso que en "Anatomía de un asesinato"-, una Gene Tierney guapísima, y un duelo entre dos actores medianos, que milagrosamente, alcanzan cotas realmente inimaginables como es el caso de Cliffton Webb y Dana Andrews.
ResponderEliminarTienes mucha razón en lo de Webb y Andrews, tampoco es que destacaran especialmente y, sin embargo, en este film lo bordan, sobre todo Cliffton Webb que está genial.
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