A comienzos de los años 40, con el pacto germano-soviético en vigor, Mac Thompson (Clark Gable) es el corresponsal en Moscú de un periódico norteamericano al que envía crónicas y fotografías, que se saltan todos los controles de la férrea censura soviética, bajo el seudónimo de El camarada X.
Un empleado del hotel donde se aloja, le chantajea para que saque a su hija de la Unión Soviética y se la lleve a los EE.UU.
Aparte de las dificultades para salir del país, hay un problema añadido, la chica es una convencida comunista.
A partir de este argumento, comienza a desarrollarse una especie de comedia de enredo en la que se pretende poner en solfa al régimen soviético, pintando una situación de total falta de libertades y de absoluta ruina económica en el antiguo reino de los zares.
Imposible que no le venga a uno a la memoria Ninotchka, la gran película de Ernst Lubitsch, con el impagable guión de Brackett, Wilder y Reisch.
La comparación no se sostiene, Lubitsch hizo una gran film y esta que hoy comentamos es una peli bastante mediocre.
Todo lo que en aquella era respeto, diálogos de altura y situaciones de alta comedia, aquí se torna bastante burdo y con una absoluta falta de respeto por los rusos, a los que se presenta como unos fanáticos bastante estúpidos, frente al paraiso de las libertades que se supone es norteamérica.
La crítica al comunismo es despiadada, pero sin ninguna inteligencia. Todo se convierte en un ir y venir y en un guión que, salvo algunos diálogos entre el padre de la muchacha y el periodista, deja bastante que desear.
Hay algún otro momento que se salva, como el coro de detenidos en la cárcel, que cantan, cada vez que se llevan a uno de ellos, una de esas melodías rusas tan emotivas y el paseo de Gable en el tranvía que conduce la protagonista femenina. Poco más, todo ello rematado con una delirante huida y posterior persecución en tanques, bastante mal hecha, con unos vehículos que en una escena vemos inmmesos y en la siguiente parecen de bolsillo.
De lo mejor, la belleza de Hedy Lamarr, muy mona con su uniforme de tranviaria, dando la perfecta réplica a Clark Gable.
Vista desde hoy resulta un tanto ridícula, por lo burdo de su propaganda antisoviética y su descarado americanismo, pintándonos una Norteamérica que parece el mundo feliz.
Hola Trecce.
ResponderEliminarNo se si será psicologico pero de las pocas películas que he visto de este hombre cuando yo era un crió, no se si por su prepotencia al actuar y esa peculiar chulería como no he vuelto a ver ni una más de el y ya han pasado años.
Saludos cordiales Trecce.
Supongo que lo dices por Gable. Hay más gente a la que no le gusta.
ResponderEliminarYo creo que ese estilo chulesco era su forma de interpretar y los papeles que le iban, por eso supongo que se los asignarán, y estamos hablando de Gable. A mí me gustaba, sobre todo la película suya que más me atrajo fue "Lo que el viento se llevó". Aunque no venga a cuento Gary Cooper tenía cara de niño bueno, y se hubiese dejado cortar su mano derecha por no dejar sobre la faz de la Tierra un sólo comunista. Saludos Trecce.
ResponderEliminarGrandes actores de una época dorada del cine y que ya son auténticos mitos. Será por algo, supongo.
ResponderEliminar