En LOS CAMPESINOS se narra la vuelta al pueblo con su familia de un viejo camarero de un hotel de Moscú que ha caído enfermo y ha sido despedido. Entre su hermano, casi siempre borracho, que se gana malamente la vida como guarda forestal y pega terriblemente a su esposa, su vieja madre, que regaña y pega a su hija pequeña, y el resto de los ignorantes campesinos, el viejo y enfermo camarero pasa frío y hambre y acaba muriendo. Su esposa y su hija se van del pueblo y piden limosna por los caminos. Da la impresión de que Chéjov describe la brutalidad y grosería de los mujiks con cierto afán entre reivindicativo y de simple constatación de una realidad que es multilateral. Aquello parece un círculo vicioso, ellos no tienen esperanzas, para olvidar sus penas tratan de ahogarlas con vodka, pero así nunca saldrán de su penosa situación.
En realidad, Chéjov se situa en el puesto de observador, relatando aquello que ve, eso es lo que mejor se le da, hablar de lo que sabe y conoce, sin entrar en valoraciones: ni apunta soluciones, ni somete a juicio, simplemente cuenta y ¡lo hace tan bien!
Hola Trece: Yo creo que en este cuento Chéjov no escatima nada en descripciones,no es un panorama bonito,en algún caso hasta despreciable como Kiryak a golpes con su mujer.En contrate con esto está esa naturaleza de aire puro y que los campesinos viven de cerca,sintiendo de cerca del bien y del mal.Qué razón tienes Trece al decir ¡¡qué bien lo cuenta!!. Un saludo Trece.
ResponderEliminarHola Trecce.
ResponderEliminarBueno amigo veo que te gusta leer a Antón Chéjov,jajaja. Parece un libro interesante, que según explicas no se aleja mucho a la actualidad que también los hay por acá que de estás historias a lo Spanis también las hay.
De Antón solo he leído el libro que te dije y que te recomendé,ajajaja.
Creo que Antón tubo mucha influencia de su madre ya que esta le solía contar muchos cuentos e historias, de ahí puede ser que viniera su talento, digo yo.
Saludos cordiales Trecce.
Lo hace muy bien, Claudia, en efecto.
ResponderEliminarPues no sé de dónde le vendría, E.P., pero bien aprovechó ese talento.
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