martes, 31 de julio de 2018

EL TIRPITZ

A lo largo de la década de los 30 del pasado siglo, Alemania emprendió una frenética carrera armamentística que tendría su eclosión con el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Fruto de esa actividad, fue la construcción y botadura de dos acorazados de la clase Bismarck para la Kriegsmarine, la marina de guerra alemana. Fueron el que llevaba el mismo nombre de la serie, el Bismarck y su gemelo el Tirpitz.
El Bismarck apenas estuvo en servicio ocho meses y participó en una sola operación ofensiva, en la que hundió el crucero de batalla HMS Hood, orgullo de la Royal Navy británica, y causó importantes daños al nuevo acorazado HMS Prince of Wales, lo que desencadenó una búsqueda incesante del acorazado alemán por parte de la Royal Navy británica, hasta que consiguió cercarlo e inutilizar uno de sus timones, ante lo cual, la tripulación del inmovilizado Bismarck, decidió mandarlo a pique.
Quedaba el Tirpitz, segundo y último acorazado de la clase Bismarck, fue el buque de guerra más grande construido en Alemania. Entró en servicio en febrero de 1941, y pasó después al Báltico a realizar sus pruebas de mar. A comienzos de 1942, fue enviado a Noruega con la misión de repeler cualquier amenaza de invasión y atacar los convoyes del ártico. El miedo que tenía Hitler a perder esa joya de la armada alemana y las repercusiones propagandísticas que ello tendría, hizo que el barco permaneciese a resguardo de puerto prácticamente de forma permanente. Sin embargo, no era menor el temor que tenían los aliados al buque germano, por lo que su mera existencia les obligó a mantener en la mítica base de Scapa Flow considerables fuerzas que podrían haberse utilizado en otros teatros de operaciones.
Un buen ejemplo de ese miedo es la historia del PQ-17, un convoy que zarpó a finales de junio de 1942 desde Islandia para llevar a la Unión Soviética un importante cargamento. Compuesto por 35 mercantes, la carga que transportaba significaba unos setecientos millones de dólares en vehículos, aviones de combate, armas y otro tipo de recursos necesarios para que los rusos siguieran haciendo frente al enemigo común. La escolta, estaba acorde con la importancia del convoy: varios destructores, cruceros y casi veinte naves de otro tipo, además de la protección de aviones de la Home Fleet.
El 2 de julio, el Tirpitz, salió del puerto de Trondheim bajo el mando del almirante Otto Schniewind, iba con otros buques y el cuatro de julio se une con el grupo del Admiral Scheer en el Altenfjord. Ante este movimiento, la escolta del PQ17 recibe la orden de retirada y se pide a las naves mercantes que se dispersen, rompiendo la formación y la protección que suponía navegar unidas, para buscar el puerto soviético más cercano. Al quedarse sin escolta, y disperso, los ataques aéreos y submarinos alemanes, resultaron más sencillos y efectivos. El resultado final, un auténtico desastre, únicamente trece de los treinta barcos de transporte del convoy llegaron a las costas soviéticas. La pérdida de dos tercios de los barcos, supuso que en el fondo del Ártico quedaran más de 200 aviones de combate, 400 tanques Sherman y más de 3.300 vehículos. En total 100.000 toneladas de recursos fueron perdidas, junto a la vida de 153 hombres. Todo ello por un movimiento del Tirpitz, que sencillamente había salido para dirigirse a un puerto más al norte.




lunes, 30 de julio de 2018

EL GUARDIÁN INVISIBLE

Cuenta una leyenda ancestral del valle de Baztán que sus bosques estaban habitados por el basajaun, una criatura gigante, de larga melena y piel vellosa que protegía y cuidaba el equilibrio natural de la zona. Son pocos los que afirman haber visto uno, pero tras la aparición del cadáver de una niña en la orilla del río Bidasoa, no falta quien cree firmemente que el basajaun ha vuelto a los montes de Navarra, pues aunque al principio no trascendió, se sabe, poco después, que alrededor de los cadáveres aparecían pelos de animal, restos de piel y rastros dudosamente humanos, unidos a una especie de fúnebre ceremonia de purificación. Una fuerza maligna, telúrica y ancestral parecía haber marcado los cuerpos de aquellas casi niñas con la ropa rasgada, el vello púbico rasurado y las manos dispuestas en actitud virginal.
Después de muchos años sin pisar Elizondo, la inspectora Amaia Salazar (Marta Etura) regresa al pueblo donde nació para atrapar a un asesino que escoge a sus víctimas entre las adolescentes del lugar, las estrangula y las deja desnudas en el bosque siguiendo una suerte de macabro ritual sexual. Mientras intenta establecer un retrato robot del asesino -lo único que sabe es que conoce al dedillo el territorio y que ha tenido contacto con los animales del bosque-, la inspectora se verá obligada a enfrentarse a los fantasmas de su pasado, episodios oscuros nunca confesados que la obligaron a marcharse de Elizondo y a no querer volver jamás.


Basada en la primera de las novelas que componen la Trilogía del Baztan, de Dolores Redondo.
La protagonista es la inspectora de homicidios de la Policía Foral de Navarra Amaia Salazar.
La autora manifestó que la adaptación, consigue transmitir las mismas sensaciones de miedo, sorpresa y conmoción que el original literario.
Hay una peculiaridad en estas novelas que no me resisto a dejar de mencionar, las tortas de txantxigorri, un postre típico muy popular en Navarra, y que estas novelas han dado a conocer fuera del territorio foral. Estos postres tienen una forma redondeada y se elaboran tradicionalmente en el momento de la matanza del cerdo. Sus ingredientes principales son chicharrones de cerdo, manteca, masa de pan y azúcar.


Las adaptaciones literarias tienen un inconveniente: que los lectores del libro pueden hacer comparaciones y encontrarse con que aquello no se parece nada o con que no está a la altura de la novela que les cautivó.
Aquí hay algo de eso y de los comentarios que puedan leer por ahí de los críticos profesionales a lo que dicen los espectadores de a pie, hay un buen trecho, pues mientras aquellos, en general se muestran satisfechos con la película, quienes han ido a verla previo paso por taquilla, no están tan conformes con el resultado y es que, a veces, las medias tintas dan resultados que no están a la altura y aquí, ni se es totalmente fiel a la novela, ni se hace una versión enteramente libre de la misma.


Es una lástima el resultado final, porque la historia podría haber dado bastante más de si, pero resulta ramplona, con un guión flojo y un argumento que da un poco de pena, porque cuando les parece se sacan de la manga una secuencia o un personaje que no sabes muy bien de dónde ha salido y, con eso, resuelven una situación determinada, como si estuvieran tomando el pelo al espectador.
En fin, un producto que en algún instante puede resultar entretenido, pero que, en general, está mal planteado y peor resuelto.




viernes, 27 de julio de 2018

SILENCIO EN LA NIEVE

Año 1943. En plena Segunda Guerra Mundial en el Frente Oriental, un asesino en serie aparece dentro de la División Azul, cuerpo de soldados españoles voluntarios que combatieron en el frente ruso junto a las tropas alemanas. Tras el hallazgo del cadáver de un soldado español que ha sido degollado y presenta en el pecho una inscripción grabada a cuchillo ("Mira que te mira Dios"), se abre una investigación de la que se encarga el soldado Arturo Andrade (Juan Diego Botto), antiguo inspector de policía, que permaneció en la zona republicana durante la Guerra Civil y que ha sido "invitado" (como tantos otros) a alistarse "voluntario", para redimir su pasado, que asume la tarea con rigor y profesionalidad y cuenta con la ayuda del Sargento Espinosa (Carmelo Gómez), un hombre con ideales falangistas pero que es plenamente consciente de que la guerra está perdida y que es muy posible que no vuelvan a España. Ambos empiezan a sospechar que detrás de este asesinato se ocultan oscuros secretos del pasado.
Todos los personajes viven con una simbólica soga al cuello, tambaleándose en la frontera intangible entre la vida y la muerte; están en medio de una guerra a punto de acabar. Todos ellos se mueven en un paisaje helado, constantemente cubierto de nieve y en el que reina la soledad, lo que se refleja en el estado emocional de los personajes: aparentemente son fuertes, pero si se les mira detenidamente puede verse lo frágiles que son en realidad.
Nuestro inspector es un auténtico profesional: observador, meticuloso, concienzudo, desconfiado... Su meta es sobrevivir, cueste lo que cueste. No puede hablar de su pasado, tiene que mantener ocultas sus simpatías políticas y, demasiado a menudo, ocultar también sus sentimientos. Sin embargo, su investigación es rigurosa y concienzuda.


La película se rodó en Lituania, tras los fallidos intentos de rodarla en Rusia. Su guión adapta la novela de Ignacio del Valle, "El tiempo de los emperadores extraños".


Un trabajo de ambientación en el que se ve que han hecho esfuerzos por documentarse en cuanto a vestuario, vehículos, etc., pero que da la impresión de un poco artificial, con proliferación de banderas y colgaduras demasiado nuevas (como recién confeccionadas) y unos efectos especiales, sobre todo las explosiones, que son bastante pobres, supongo que el presupuesto sería ajustado, pero muchas de ellas se las podían haber ahorrado, porque hacen mal efecto.
Me da un poco de pena, por una parte, ver películas de este tipo, no por el resultado, que eso ya es otro cantar, sino pensando en todo lo que se podría haber hecho y que quizá por ser políticamente incorrecto, ni siquiera se ha intentado, con historias ambientadas alrededor de este grupo de españoles que estuvieron en primera línea en la II Guerra Mundial. Estaban en el bando equivocado, es cierto, pero eso, si no se quiere arriesgar a ser tachado de "facha" (que yo pienso que es lo que le ocurre a más de uno), se puede soslayar echando mano del ingenio, por ejemplo haciendo ver que muchos de ellos fueron allí porque era la solución más a mano para blanquear su pasado o el de algún familiar cercano, o haciendo hincapié en la buena relación que la población civil rusa mantuvo, en general, con los divisionarios españoles, a quienes veían dotados de una humanidad que no encontraban en las tropas alemanas.
Este film del que hablamos, huye en lo que puede de connotaciones políticas, aunque obviamente es necesario referirse a ellas en alguna ocasión dadas las circunstancias y tiene algunas escenas que podían haberse ahorrado o tratarlas de otra manera (estoy pensando en el protagonista haciendo el amor con una rusa, con música de fondo, ¡Por Dios!).
El planteamiento es atractivo y la escena inicial está muy conseguida, pero después, el guión empieza a flaquear por momentos y la resolución del caso, queda bastante pobre.
Es una película entretenida, con cierto atractivo por el entorno histórico en que se ambienta, pero que tiene bastantes carencias.
La pena, como digo, es que no se haya explotado más este filón.




jueves, 26 de julio de 2018

TRES HOMBRES MALOS

En 1876, un anciano encuentra oro en las tierras de los Sioux, en las Colinas Negras de Dakota, lo que provocó una avalancha de inmigrantes hacia la región en busca de oro y tierras. En el camino hacia Custer, un poblado en el que se concentraba la gente que esperaba poder ocupar los territorios de los indios, el solitario vaquero Dan O'Malley (George O'Brien) ayuda a arreglar la rueda del carro del Señor Carlton y coquetea con su hija Lee Carlton (Olive Borden). Más tarde, Lee y su padre son atacados por ladrones de caballos y el Señor Carlton es asesinado; sin embargo, los forajidos "Bull" Stanley (Tom Santschi), Mike Costigan (J. Farrell MacDonald) y "Spade" Allen (Frank Campeau) la salvan de los criminales y la llevan con ellos a Custer donde los pioneros esperan que el presidente Grant firme la proclama que autoriza a explorar las tierras de los indios. En el campamento, el corrupto Sheriff Layne Hunter (Lou Tellegen) impone su ley de manera arbitraria, ayudado por sus secuaces. El trío de proscritos decide que Lee necesita casarse y eligen a Dan para que sea su esposo. Cuando la hermana de Bull, Millie Stanley (Priscilla Bonner), es asesinada por el brazo derecho de Hunter, Nat Lucas (Jay Hunt), "Bull" organiza a los hombres y busca vengarse de Hunter, verdadero culpable de la muerte de su hermana.
Pero es 1877 y la carrera de carros y personas en busca del oro y la tierra está lista para comenzar.


El guión está basado en "Más allá de la frontera" ("Over the Border"), una novela de Herman Whitaker.
Originalmente se suponía que la película iba a contar con George O'Brien, Tom Mix y Buck Jones como los personajes principales, pero dado que la trama requería que los tres hombres malos murieran antes del final, y dado que las tres estrellas propuestas tenían grandes y leales seguidores entre los niños, los roles fueron repartidos de nuevo, con los actores Tom Santschi, Frank Campeau y J. Farrell McDonald. O'Brien fue mantenido, aunque relegado a un papel destacado, pero menos brillante.


Un film que mezcla humor (hay muchos pasajes divertidos), historia y las características propias del western y, como en otras ocasiones a lo largo de su carrera, Ford demuestra su habilidad para contarnos una historia particular y ficticia, ambientada en hechos históricos. La pintoresca caballerosidad de los forajidos de buen corazón, apunta temas como la amistad o el valor de la vida, salpicados de interludios cómicos, con muchas secuencias de acción emocionantes. En este caso incluyen el ataque al carro de los Carlton, el incendio de la iglesia y el enfrentamiento culminante con Hunter y sus hombres. Pero la más llamativa es la que refleja el comienzo de la carrera por las tierras y por la fiebre del oro. En ella aparecen cientos de carros Conestoga dispuestos en línea recta a lo largo de varios kilómetros, acompañados de caballos y familias corriendo por las llanuras  tras sus sueños.
Según Ford, algunos de los que intervienen en el film, habían participado en la carrera. El incidente del bebé al que en el último momento rescatan de morir aplastado bajo las ruedas de un carromato, ocurrió de verdad, como lo del periodista que viajaba son su imprenta y publicaba lo que pasaba a lo largo del recorrido. La carrera, en la película, resulta vertiginosa y rápida, con los carromatos lanzados a toda velocidad. Realmente impresionante.
En sus interpretaciones, George O'Brien y Olive Borden, resultan un tanto artificiales, parece que están posando, por otra parte, algo generalizado en el cine mudo, aunque es cierto que transmiten un alto grado de honestidad. Bull Stanley es el personaje más complejo de la película, con una brusca transición de forajido a protector en la que Tom Santschi interpeta a Bull con una profundidad de carácter que supera a los demás en la película.
Los tres hombre malos hacen su aparición de forma mítica, recortados contra el horizonte, precedidos por los carteles, en inglés y castellano (se les buscaba también en México) en que se anuncia la recompensa por su captura.


La película fue un intento de repetir el éxito de El caballo de hierro y acabó en fracaso, aún cuando Tres Hombres malos es, para muchos, muy superior desde cualquier aspecto que se examine y, de hecho, fue más valorada por los críticos de la época. Sin embargo, es como si las preferencias del veleidoso público, se hubieran alejado repentinamente de los westerns.
Ford llegó a pedir que se retirase su nombre de los créditos, debido a los severos cortes que sufrió tras el pase previo: el estudio había intervenido para que el personaje de Olive Borden tuviera más peso. El caso es que el realizador, tras haber rodado nada menos que 43 películas del Oeste, no haría otra hasta La diligencia, trece años después.
Si Three Bad Men queda aún por debajo de las obras maestras posteriores de Ford, sigue siendo un paso muy importante y de maduración en su carrera.




miércoles, 25 de julio de 2018

AMERICAN PASTORAL (PASTORAL AMERICANA)

En los años inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial, una época llena de optimismo e inocencia, el legendario atleta de instituto Seymour "el Sueco" Levov, interpretado por el propio realizador del film, Ewan McGregor, se casa con la hermosa Dawn Dwyer (Jennifer Connelly), que tiempo atrás fue proclamada miss Nueva Jersey y participó en el concurso de Miss América. El Sueco hereda una próspera fábrica de guantes con una multimillonaria fortuna y comienza una vida de felicidad cívica y doméstica, criando a su querida hija Merry (Dakota Fanning) en una gran mansión en el campo, dentro de una tranquila y adinerada zona de Old Rimrock, en Nueva Jersey. Todo indica que El Sueco es un pilar de su comunidad, un parangón de la "mejor generación", admirado por ser un hombre de negocios autosuficiente, un jefe generoso y un dedicado padre de familia con una imperturbable fe en todas las promesas del sueño americano.
En la década de los 60 –en medio del desasosiego alimentado por la impopular Guerra de Vietnam– una enfurecida y crecientemente radical Merry, de 16 años, se convierte en la principal sospechosa de un demoledor y mortal acto de violencia en el bucólico pueblo donde reside la familia, destrozando a su padre y su visión del mundo. Empeñado en entender lo que ha ocurrido con sus seres queridos, El Sueco se embarca en una misión no sólo para encontrar a Merry, ahora a la fuga, sino además para volver a reunir a la familia Levov y apaciguar su propio corazón.


Basada en la novela homónima de Philip Roth, ganadora del Premio Pulitzer en 1998.
El guión estaba escrito desde 2006 pero, por diversas circunstancias, el proyecto no acababa de salir adelante.


Mucha de la gente que ha visto el film, opina que McGregor no ha sabido trasladar bien el espíritu de la novela de Roth, aunque mi opinión es que, más o menos, queda bien recogido, al fin y al cabo, tanto la novela original, como el film, son para el espectador, una impactante reflexión sobre la educación de los hijos y el triunfo o el fracaso en la vida, otra cosa diferente es que lo haga de manera atractiva para el espectador. Los Levov lo tienen todo para triunfar, un esposo (El Sueco), que ha destacado nada menos que en tres deportes durante su etapa estudiantil y que se convierte en empresario de éxito y una esposa que ha sido reina de la belleza, tiene fuerza y personalidad y conserva todo su atractivo. Lo tienen todo para que su vida sea un camino de rosas y, sin embargo, algo se tuerce. ¿Qué han hecho mal?
El film no está centrado en los problemas generacionales, vemos que en muchas cosas, los padres mantienen opiniones parecidas a las de Merry, aunque menos radicales. Sus reflexiones giran alrededor de la falacia del llamado "sueño americano" y de la hipocresía de la sociedad occidental en general, que se muestra horrorizada cuando un sencillo y buen padre de familia, trabajador y cumplidor de sus obligaciones, se convierte en víctima de un atentado terrorista sin tener culpa ninguna, pero no se ve afectada por el hecho de que en ese mismo instante cientos, miles de personas, tan inocentes como su conciudadano, estén pagando con su vida los desmanes de las sociedades capitalistas. Eso está ocurriendo demasiado lejos como para preocuparles.
Quizá sea cierto que el mensaje no llegue del todo claro y que las tramas paralelas se pierdan en un camino a ninguna parte, pero pienso que el espectador inteligente tiene motivos de sobra para quedar impactado con la idea que intenta desarrollar el film, más allá de que esté más o menos acertado a la hora de plasmarla en imágenes y diálogos.




martes, 24 de julio de 2018

GRUPOS DE OPERACIONES ESPECIALES

Seguramente los grupos de operaciones especiales que, prácticamente, tienen todos los ejércitos del mundo, tuvieron su origen, tal y como los conocemos actualmente en el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Tras la llamada Operación Dynamo, o lo que es lo mismo, la evacuación de las tropas aliadas desde Dunkerque, Dudley Clarkc, entonces asistente del General sir John Dill, jefe del estado mayor imperial británico, buscaba una manera de devolver a los nazis los golpes que estaban sufriendo.
Recordó entonces cómo habían combatido los boers en Sudáfrica, que tras haber sido derrotados en la guerra convencional, se convirtieron en un verdadero quebradero de cabeza para los británicos formando pequeños grupos que saboteaban las líneas de ferrocarril, los tendidos telegráficos y otras instalaciones. También recordó como los españoles combatieron a los franceses a principios del siglo XIX en la llamada Guerra de la Independencia, a base de atosigar a un ejército mucho mejor equipado, más numeroso y mejor entrenado, mediante la lucha de guerrillas. El informe que redactó y entregó a Dill, éste lo hizo llegar al primer ministro, Winston Churchill, que aceptó la propuesta y se puso en marcha la primera unidad con voluntarios procedentes del propio ejército, que adoptaron el nombre de comandos, tomado de una palabra afrikáner con la que los boers se definían.
Al principio, sus operaciones se limitaron a la zona del Canal de la Mancha y las islas que lo pueblan. Pero más adelante, se dio un nuevo impulso a la recién creada unidad, con vistas a realizar operaciones más osadas e importantes. Se creó una base de entrenamiento en Achnacarry (Escocia), en la que diversos especialistas entrenaban duramente a las tropas. Entre esos especialistas, había dos policías, William Fairbairn y Erick Sykes que, entre otras cosas, diseñaron el puñal que fabricó la empresa Wilkinson Sword siguiendo sus especificaciones.
Ese puñal, pensado para servir como herramienta y como arma en el combate cuerpo a cuerpo, no es la más utilizada por estos hombres, desde luego, hoy, con la sofisticación y variedad de armamento disponible, no lo es, pero tampoco lo fue al principio, era un recurso que, a pesar de lo que muestran las películas, era usado en contadas ocasiones para deshacerse del enemigo, sin embargo se convirtió desde el inicio en un símbolo, una especie de fetiche y de hecho, forma parte del emblema de estas unidades (también en España, los llamados guerrilleros, tienen un cuchillo en su emblema).
En 1941, EE.UU. entró oficialmente en la guerra y en la primavera de 1942, el general de brigada estadounidense Lucien K. Truscott, destinado en la Dirección de Operaciones Combinadas, estuvo en Achnacarry estudiando los planteamientos, operaciones y forma de trabajo de los grupos de operaciones especiales, quedando tan impresionado por lo que estaban haciendo los ingleses que, inmediatamente recomendó al general Eisenhower seguir los pasos que se estaban llevando en Achnacarry. La sugerencia fue tomada en consideración y el propio Truscott, el que dio pie a la creación del cuerpo en el ejército estadounidense, fue el que le puso el nombre: Rangers, tomado de las guerras franco-indias, basadas en el combate individual, uso de tiradores ocultos, escaramuzas, ataques sorpresivos contra pueblos y aldeas y emboscadas aprovechando la cobertura de los bosques.




lunes, 23 de julio de 2018

EL EDITOR DE LIBROS

Thomas Wolfe (Jude Law), de talento y personalidad arrolladora, es un joven escritor que tiene dificultades para publicar. Max Perkins (Colin Firth), su descubridor, es uno de los editores más respetados de todos los tiempos. Perkins está orgulloso del genio de Wolfe y lo trata como a un hijo; por contra, éste empuja al editor a una vida de excesos. La amistad que les une sacude las vidas de estos hombres brillantes y opuestos.
Los escritos de Wolfe habían sido rechazados una y otra vez por varias editoriales, hasta que su manuscrito "El ángel que nos mira", cae en manos de Max Perkins, que inmediatamente ve en él un talento increíble, pero observa una especie de incontinencia descriptiva en sus narraciones, por lo que considera que la obra de Wolfe debe ser aligerada de manera radical.
Las correcciones que va haciendo el editor, suponen a la postre que los libros de Wolfe se conviertan en éxitos de ventas, pero al tiempo van complicando la relación entre ambos hombres que, a pesar de los pesares, construyen algo que va más allá de la amistad y que incluso provoca las protestas de la esposa de Perkins, quejándose de que este apenas ve a sus hijos y de la compañera de Wolfe, Aline Bernstein (Nicole Kidman), una mujer que abandonó a su esposo y sus hijos para unirse al escritor y que siente que lo está perdiendo, culpando de ello a Perkins.


Biopic sobre la relación de dos genios: Thomas Wolfe y su editor Max Perkins, el descubridor de novelistas icónicos como F. Scott Fitzgerald (Guy Pearce) y Ernest Hemingway (Dominic West).
El guión sigue bastante fielmente el libro "Max Perkins: Editor of Genius" de A.Scott Berg sobre la figura de Perkins y su trabajo en la sombra, ayudando a sus autores como editor de sus libros.


El film resulta muy atractivo durante buena parte del mismo, hasta que en un momento determinado, hacia la mitad de la película, comienza a decaer algo, como si el realizador perdiera la inspiración para trasladarnos la relación de estos dos hombre que llevó a Wolfe a ser considerado uno de los grandes autores norteamericanos de su época.
Creo que el espectador aficionado a la lectura, se ve atraído porque piensa que se va a hablar de personas cuyos nombres son sinónimo de palabras sagradas (Fitzgeral, Hemingway, Wolfe), pero aquello no responde del todo a las expectativas creadas, lo mismo ocurre con el plantel de actores, del que únicamente cumple sobradamente con lo esperado Colin Firth.
Película interesante por el tema que trata, con algunos buenos diálogos y con historias paralelas que poco aportan al conjunto e incluso decepcionan.
Bien ambientado, sin embargo, tampoco se saca demasiado partido de la época en que transcurre.
He leído alguna crítica de esas que te hacen "gracia", considerando al film moralista y sentimentaloide, argumentando, entre otras razones, la carta que escribe Wolfe a su editor, poco menos que pidiéndole perdón por sus desplantes y reconociendo sus méritos. Pues para quien le parezca que la película se pasa a la hora de tocar la fibra sensible con ese asunto, decir que la carta existió y que fue escrita por Thomas Wolfe en su lecho de muerte.
Precisamente cuando la está leyendo, en la última escena de la película, es la única vez en que vemos que Perkins se despoja de su sombrero, siempre le vemos con él puesto, incluso cuando está en casa, sentado a la mesa para comer con su familia, en mangas de camisa.




viernes, 20 de julio de 2018

UNE VIE (EL JARDÍN DE JEANNETTE)

La acción se desarrolla en Normandía en 1819. Jeanne Le Perthuis des Vauds (Judith Chemla), hija del barón Simone-Jacques Le Perthuis (Jean-Pierre Darroussin) y su mujer Adelaide (Yolande Moreau), es una mujer joven llena de sueños infantiles e inocencia que cuando regresa a su casa tras acabar sus estudios escolares en un convento, se casa con un vizconde local, Julien de Lamare (Swann Arlaud), que no tarda en mostrarse como un hombre miserable e infiel, de hecho, descubre que ha estado engañándola desde antes de la boda con Rosalie (Nina Meurisse), sirvienta en casa de sus padres, que tiene la misma edad que ella y fue criada por la misma nodriza, a la que Julien ha dejado embarazada, siendo despedida. Poco a poco, las ilusiones de Jeanne se desvanecen. Tras su matrimonio, Jeanne sólo irá de desgracia en desgracia, primero por culpa de su marido y luego a causa de su hijo. Julien, tras su infidelidad con Rosalie, obtiene el perdón de su esposa, pero pronto vuelve a serle infiel con una vecina, muriendo a manos del marido de su amante, dejando a la joven aristócrata sola con su hijo, Paul (Finnegan Oldfield), que tiene problemas de salud. A los 15 años, el chico se va de casa para estudiar y se enamora de una prostituta, acumula una deuda de cientos de francos y huye a Londres, donde lleva una vida disoluta y no para de enviar peticiones de dinero a su madre.
Con 42 años, sus padres muertos y sin dinero, Jeanne recibe la ayuda de la leal Rosalie, que ha regresado junto a su antigua amiga.


Basada en la novela homónima de Guy de Maupassant (su primera novela), publicada en 1883, que Tolstói consideraba como la mejor obra narrativa francesa desde Los miserables, de Victor Hugo y que ya había sido llevada a la pantalla en 1958 por Alexandre Astruc, con Maria Schell en el papel protagonista.


El guión sigue a grandes rasgos el texto original, con la única licencia importante de ir entremezclando flashbacks que nos van contando situaciones del pasado y otras escenas en las que sobre imágenes del momento, se superpone la voz en off que narra acontecimientos de otro momento.
El realizador experimenta con el film, desde el formato, hasta esa forma de narrar que hemos expuesto y, aunque no siempre le sale del todo bien, consigue una película bastante interesante en el plano estético, quizá un poco larga. Al final Stéphane Brizé logra una película interesante partiendo de algo que, calidad literaria al margen, no deja de ser un folletín decimonónico.




jueves, 19 de julio de 2018

LA SONATA DEL SILENCIO

Estructurada en nueve capítulos, el guión adapta la novela del mismo título de Paloma Sánchez-Garnica.
En un edificio cualquiera de la madrileña Plaza del Ángel, se entrecruzan las vidas de los principales personajes, sobre todo de dos familias, los Figueroa, que lo tienen todo, y los Montejano, que lo tuvieron todo y ahora tratan de sobrevivir. La riqueza y la pobreza, el triunfo y el fracaso, están separados y, a la vez, juntos en este edificio del Madrid de los cuarenta.
Bien ambientada, en el plano técnico la serie trata de escapar de los parámetros habituales, tomando cierto aire cinematográfico y utilizando planos arriesgados en algunas ocasiones y, aunque el resultado es desigual, el mero intento ya es de agradecer, pues supone un avance en el mundo de la ficción televisiva española.
Algunos aspectos de la vida nacional de la época, quedan bastante bien reflejados, sobre todo el sometimiento de la mujer en una sociedad claramente machista, pero también la dureza de la vida diaria para los más desfavorecidos y la utilización de sus ventajas por parte de los poderosos, los ricos o la Iglesia.
Fue estrenada en 2016 por TVE (sus episodios se emitieron entre el 13 de septiembre y el 1 de noviembre) y suponía una apuesta segura del ente televisivo para el tipo de público al que se dirige, pues la novela de Sánchez-Garnica, tiene algo de culebrón con sus vueltas y revueltas y como regodeándose en la mala suerte de la familia Montejano a la que le sobreviene un infortunio tras otro, de esos que una mente calenturienta parece disfrutar imaginando.
Hay otras cosas que también me llevan a motejarla de culebrón, por ejemplo el tipo de personajes que componen los habitantes del edificio. Los Figueroa, con un padre mujeriego y aprovechado; una madre beata y farisea; la hija mayor, Virtuditas (Agnès Llobet), con graves problemas psicológicos; un chico (Basilio, interpretado por Joel Bosqued), cocainómano y metido en negocios turbios y la menor de las hijas, embarazada de su novio y obligada a abortar. Los Montejano, con un padre borracho, adicto a la morfina para aliviar sus graves dolencias, maltratador y que vende a su hija (eso y no otra cosa es el matrimonio que concierta) para librarse de la cárcel; la hija enamorada de un músico callejero y obligada a casarse con un hombre 15 años mayor que ella y la madre, una virtuosa del piano que ve truncada su carrera musical, que soporta a un marido que la usa (en el más amplio sentido de la palabra), la maltrata física y psicológicamente, pero ella también tiene un pasado adúltero. Mauricio Canales (Fran Perea), el juez de 1ª instancia, un ser despreciable, violador y sádico, que se prevale de su cargo para sacar provecho y que no tiene empacho alguno en enviar a un inocente a la cárcel o sacar de ella a un culpable, siempre que le reporte un beneficio. Y por último, doña Fermina (espléndida Mabel Rivera), una estraperlista y su hijo Camilo (Javier Godino), con problemas por su condición de homosexual, aunque estos dos últimos personajes, al fin y a la postre, son los más normales de todos y los que demuestran ser más humanos. Ese es el panorama.
Con una correcta interpretación de Marta Etura en el papel principal, las imágenes abundan en primerísimos planos de todo lo habido y por haber, no sólo rostros, que también, sino pies caminando, volutas del humo de los cigarrillos, gotas de agua cayendo sobre el asfalto, manos y objetos de lo más variado. Todo ello apenas contribuye a la narración, en líneas generales, pero sí a la técnica y estilo, junto a planos picados y contrapicados que también salpican el relato.
Lo mejor, para mí la representación y la crítica del penoso papel de la mujer en la España de posguerra que la abocaba a una vida de frustraciones y de sometimiento al esposo o al padre, en el ámbito doméstico, pero también en su condición de persona, abundando en el papel que de ella se esperaba: sumisión y pérdida de identidad individual.




miércoles, 18 de julio de 2018

ELLE

Michèle (Isabelle Huppert) es una de esas mujeres que parece no sentirse afectada por nada. Dirige una gran empresa de videojuegos y maneja los negocios y su vida sentimental con mano de hierro.
Un día es atacada en su casa por un misterioso desconocido y su vida da un vuelco, tras ser violada por el asaltante. Su reacción, contenida y rabiosa a la vez, desvela a una mujer resiliente, curtida en el arte de la supervivencia, que vive entre el éxito profesional y el fracaso personal. Tiene dinero, pero también un hijo que la desprecia, un exmarido que la irrita, una madre que la avergüenza y un amante que la cansa.
Tras la violación, que no denuncia, compra armas de defensa personal y aguarda el retorno de su atacante. Se revuelve casi por igual ante la agresión y ante la victimización. Decidida, Michèle busca a su agresor y entonces comienza una especie de juego entre ellos, un juego que en cualquier momento puede degenerar.
Por supuesto, ella no quiere ser violada otra vez, trata de protegerse. Cuando descubre que el violador es alguien de su círculo, alguien que había empezado a gustarle, surge un conflicto. Ella, que está en los cincuenta, se pregunta si todavía puede cometer una locura. Si su respuesta es que no, sabe que significa que está entrando en la fase final de su vida.


Basada en la novela "Oh...", de Philippe Djian.
En principio, se pensó en rodarla en EE.UU., pero ante los problemas para encontrar una protagonista (se habla de que el papel fue ofrecido a Nicole Kidman, Sharon Stone, Julianne Moore y Diane Lane), Paul Verhoeven reubicó el rodaje de la película en Francia.


Argumento inquietante y provocador que seguro despertará opiniones encontradas dependiendo del tipo de espectador.
No estamos ante la típica película en que se espera que el asesino (el violador en este caso) sea desenmascarado y ya está, sino que cuando se produce este hecho, el film sigue reflexionando sobre las complejas relaciones entre él, su víctima y las repercusiones entre la gente de su entorno más cercano.
Estupenda interpretación de Isabelle Huppert que soporta prácticamente todo el peso de la película y nos ofrece un amplio catálogo de situaciones y las reacciones correspondientes de esta mujer fuerte, independiente y desconcertante.
Película con situaciones que entendemos pero que, al tiempo, resulta compleja por la forma de ser del personaje central y su peculiar manera de entender su libertad, todo ello envuelto por un aire de comedia negra.




martes, 17 de julio de 2018

OLYMPE DE GOUGES

Nacida en el seno de una familia burguesa, fue casada por su padre con un hombre mayor que ella al que no amaba y con el que no fue feliz. Pronto enviudó y quedó al cargo de su único hijo, con el firme propósito de no volver a contraer matrimonio, institución a la que consideraba como la tumba de la confianza y el amor.
Nacida como Marie Gouze, una vez instalada en París, adoptó el nombre de Olympe de Gouges. Escribió una obra de teatro de carácter abolicionista, Zamore et Mirza, ou l’heureux naufrage (Zamore y Mirza, o el feliz naufragio), que hasta unos cuantos años más tarde no se representó, bajo el título de La esclavitud de los negros, ya que los actores de Comédie Française, se negaron a hacerlo, pues dependían económicamente de la Corte de Versalles donde muchas familias nobles se habían enriquecido con la trata de esclavos. Por otro lado, el comercio con las colonias de ultramar representaba entonces el 50% del comercio exterior del país. Olympe fue encarcelada en la Bastilla por medio de una lettre de cachet (un documento mediante el cual, el Rey hacía valer antiguas prerrogativas y privaba de libertad a una persona sin juicio previo), pero fue liberada al poco tiempo gracias a la intervención de sus amigos.
En 1791, apenas dos años después del inicio de la Revolución, publicó La declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana, ya que en la Declaración de los derechos del hombre, no se hacía mención alguna a la mujer.
Alejada de jacobinos y montañeses, sus posturas estaban más cerca de los girondinos. Se opuso a la ejecuón de Luis XVI y atacó a Marat (aborto de la naturaleza) y Robespierre (animal anfibio). No solo no se hizo caso de sus reivindicaciones que hoy llamaríamos feministas (se prohibió toda actividad política a las mujeres), sino que la encarcelaron acusada de haber defendido la monarquía.
El 3 de noviembre de 1793, tras haber sido condenada por un tribunal revolucionario, Olympe de Gouges fue guillotinada. Entre sus pensamientos, dejó este para la posteridad:

Si la mujer puede subir al cadalso, también se le debería reconocer el derecho de poder subir a la Tribuna.



lunes, 16 de julio de 2018

EL HOMBRE DE LAS MIL CARAS

El hombre de las mil caras es la historia del hombre que engañó a todo un país. Francisco Paesa (Eduard Fernández) es uno de los hombres más intrigantes de las últimas décadas, que a finales de los años sesenta, protagoniza una osada estafa en la recién independizada República de Guinea: huye con los fondos recaudados para un imaginario Banco Nacional de Guinea y se refugia en Suiza. Durante su azarosa vida, ha sido hombre de negocios, banquero en Suiza, traficante internacional de armas, gigoló, playboy, diplomático, aventurero, estafador y agente secreto: un espía. En un momento dado, Paesa es traicionado por el gobierno español y se ve obligado a huir del país. Cuando regresa al cabo de los años, todo ha cambiado: está arruinado, es incapaz de poner en marcha cualquier negocio -su fama de timador le precede- y su relación con Gloria (Mireia Portas), su pareja en los últimos quince años, parece que toca a su fin. En estas circunstancias, recibe la visita de Luis Roldán (Carlos Santos), y su mujer, quienes le ofrecen un millón de dólares a cambio de ayudarles a salvar 1.500 millones de pesetas, sustraídos de las arcas públicas durante su etapa como Director General de la Guardia Civil. Una oportunidad idónea para que Paesa pueda vengarse y mejorar su situación económica, traicionando a su cliente. Con la ayuda de Jesús Camoes (José Coronado), su inseparable socio, orquestará una intrincada y magistral operación dónde la verdad y la mentira tienen límites difusos. Una farsa digna de los mejores espías y reflejo del ocaso de una época.


El guión se basa en el libro "Paesa. El espía de las mil caras", del periodista Manuel Cerdán.


Con un presupuesto muy ajustado, Alberto Rodríguez saca adelante un film entretenido que nos acerca a una de las historias más rocambolescas de la democracia española, en la que la corrupción toma papel preponderante, el final de una etapa y el principio de otra que aún estamos viviendo.
Los que ya tenemos cierta edad, recordamos perfectamente la conmoción que supuso que el Director General de la Guardia Civil (nada menos), se viera en la picota por haber robado un buen pedazo de los ingentes fondos que el Estado ponía a su disposición. Dinero de todos, se supone que para protegernos de gentes como él y que al final, presuntamente, fueron a parar, al menos en parte, a manos del más listo de la clase, un Francisco Paesa que es la la actualización mejorada y a lo grande, de los clásicos pícaros de la historia española.
Es probable que si se le hubiera dado otro enfoque, cercano por ejemplo a El Golpe, la película quizá hubiera sacado más partido de la historia que cuenta, pero de cualquier modo, hay que reconocer que Alberto Rodríguez lo hace muy bien, manteniendo la atención del espectador sobre una historia conocida (algo nada sencillo en principio), a la que sabe dotar de dinamismo y agilidad y que, aunque con algunos momentos en que parece que se toma cierto respiro, mantiene un ritmo que concita la atención del espectador, aunque pienso que quizá, las generaciones más jóvenes no disfrutarán lo mismo de la película, ya que nosotros revivimos ciertos recuerdos que ellos no tienen y tal vez se puedan perder un poco en la narración e incluso carezca del interés que tiene para quienes vivimos aquellos tiempos no tan lejanos.
Bien interpretada, con una buena banda sonora y una adecuada ambientación, nos tiene que quedar claro que, aunque bien documentada y tomando muchas cosas de la realidad, estamos ante una obra de ficción y no ante una película documental, eso sí, los que vivieron los tiempos lo recordarán de sobra, por increíble que nos parezca la historia, la realidad fue mucho más sucia y patética.
Creo que fue el autor de la novela el que comentaba que Paesa no era un reflejo de las alcantarillas del estado, sino que era la tapadera de ellas, que si salta, deja salir toda la mierda (con perdón) que circula por las mismas.
La película, además, echa mano de un sutil sentido del humor, que arrancará más de una sonrisa, las referencias a los motes de alguno de los protagonistas es típica de la picaresca nacional y además les iban como anillo al dedo a los mentados: "El Algarrobo", para referirse a Roldán, o "El chófer de Drácula", para el ministro Belloch (Luis Callejo). Además de esto, tiene otros golpes muy logrados que como digo, harán sonreír a más de uno.
Con este film y tras el éxito de La Isla Mínima, Rodríguez nos demuestra el dominio que tiene del thriller nacional, un cine de calidad que merece la pena disfrutar.

viernes, 13 de julio de 2018

VIENTOS DE LA HABANA

Mientras los cálidos vientos azotan las noches de La Habana, el teniente de policía Mario Conde (Jorge Perugorría) conoce a Karina (Juana Acosta), una enigmática mujer por la cual se siente profundamente atraído desde que la conoce, una noche cualquiera en que soplan los vientos de cuaresma y la ayuda a cambiar la rueda pinchada de su auto típicamente cubano, uno de aquellos modelos de los años 40-50 que han sido reparados una y mil veces. Al mismo tiempo le asignan a un policía tan poco ortodoxo como él la investigación del asesinato de Lissette Núñez (Mariam Hernández), profesora del instituto preuniversitario La Vívora, el mismo donde el propio Conde estudió, cuyo cadáver ha aparecido tras ser violada y salvajemente golpeada y que deberá investigar contra reloj.
Conforme comienza una intensa relación con Karina, Conde va construyendo un retrato de la vida oculta de Lissette que le permita dar con el asesino y descubrir que el escenario de sus antiguos recuerdos de estudiante ha cambiado demasiado, como ha cambiado la indescifrable y contradictoria ciudad de La Habana.
Félix Viscarret lleva por primera vez a la gran pantalla al detective Conde, personaje principal de las novelas policíacas del escritor cubano Leonardo Padura. Para ello, el realizador se basa en "Vientos de Cuaresma", tercera entrega de la saga "Cuatro estaciones" de Padura, donde presenta a este policía de La Habana de métodos y estilo de vida poco ortodoxos.


Película de correcta factura técnica, bien interpretada y con una atractiva banda sonora.
Sin embargo, el guión, en el que colabora el propio autor de la novela, creo que deja bastante que desear, aunque la historia es buena y se sigue con interés, no acaba de recoger todo el potencial que encierra el texto original.


Se plantean dos historias paralelas, por un lado la relación romántica que mantienen Conde y Karina y que acaba tan abruptamente como empieza y, por otro, el tráfico de substancias prohibidas en Cuba y el trapicheo al que se dedican algunos para sobrevivir. Esto aderezado con notas sobre la vida habitual del policía, tanto en la comisaría y sus relaciones desiguales con los compañeros, como en su vida civil, rodeado de sus amigos de siempre que representan el desencanto de toda una generación con el devenir político y económico de la isla.
Viscarret no acaba de profundizar, su mirada es superficial, el resultado nos recuerda a esos telefilms típicos de sobremesa, con una trama simple de la que no saca todo el provecho que uno espera.
Lo mejor de la película, las excelentes imágenes de La Habana, lejos de la postal turística, nos introducen de lleno en una ciudad desconocida para el gran público, pero tremendamente real, en todo el esplendor de su decadencia y en la digna miseria de sus barrios menos favorecidos, con algunos planos aéreos muy conseguidos.
A pesar de todos los pesares, mi opinión es que merece la pena verla.




jueves, 12 de julio de 2018

LA HOJA DE TREBOL

Película muda de John Ford que, durante mucho tiempo se creyó perdida. Es una comedia romántica con el fondo, recurrente en el cine de Ford, de su amada Irlanda, cuna de sus padres, que le habían transmitido el amor por su tierra de origen.
Sir Miles O'Hara (Louis Payne) y su hija Sheila (Janet Gaynor), se ven obligados, para poder satisfacer las demandas de lo recaudadores de impuestos, a vender su cuadra de caballos a un comprador llamado Finch (Willard Louis), que trata de convencer al jinete de la familia, Neil Ross (Leslie Fenton), para que le acompañe a EE.UU. y convertirse en un jockey de éxito.
Para resolver los problemas económicos, los O'Hara viajan a Norteamérica e inscriben a la única yegua que les queda en el prestigioso Shamrock Handicap. El jinete será Neil Ross, a pesar de que sufrió una grave caída que le quedó casi paralítico, pues el jockey que habían contratado, se ha lesionado a última hora.
Una parte de la película está ambientada en EE.UU. y contiene escenas épicas de la carrera; otra se ambienta en Irlanda, con hermosas escenas que retratan paisajes naturales y composiciones de sombras y luces, que tienen cierto tono poético. La carrera es un verdadero espectáculo visual y no faltan el humor suave y la payasada usados en su justo término, en esta ocasión a cargo del ayuda de cámara del jockey americano, un negro llamado Virus Cakes (Ely Reynolds), y del peón de la finca de los O'Hara, Con O'Shea (J. Farrell MacDonald).
Muy llamativas también las escenas del mercado en la población irlandesa donde viven los protagonistas, con un desfile de tipos tradicionales, entre los que no faltan bailarines de danza "céilí".
Película sencilla, con un no menos sencillo argumento, pero en la que, una vez más, Ford nos va apuntando lo que será su cine futuro. Tampoco faltan escenas emblemáticas de sus films, aquí la puerta no enmarca a ningún personaje, ni sirve para acceder al interior de la casa, pero está presente a lo largo del film a modo de recurso cómico, es la puerta de la valla que circunda la propiedad de los O'Hara, que está totalmente desvencijada y se cae cada vez que la van a abrir, ocasiones en que el propietario de la casa, llama a gritos al viejo peón de la granja y le dice que se encargue de repararla, a lo que el otro, siempre contesta lo mismo: Ahora mismo me pongo a ello.




miércoles, 11 de julio de 2018

LA CHICA DEL TREN

En su viaje diario a Manhattan para ir a trabajar (aunque en realidad hace un año que la despidieron), Rachel Watson (Emily Blunt), ve desde la ventanilla del tren, a la pareja formada por Megan (Haley Bennett) y Scott (Luke Evans), en el jardín de su casa, son un matrimonio aparentemente feliz que habitan una vivienda cercana a la que ocuparon la propia Rachel y su ex-marido Tom (Justin Theroux).
Megan y Scott son ajenos a las miradas de Rachel, que lleva meses imaginando cómo es su vida, componiendo idílicas escenas cotidianas basadas en las furtivas imágenes que contempla de la pareja tomando café por la mañana o relajándose por la tarde charlando en el jardín. La joven representa todo lo que quiso ser Rachel durante su matrimonio con Tom, una relación de la que no consigue desengancharse, habiendo tomado al alcohol como compañero de fatigas.
Un día, de camino a New York, Rachel es testigo de un impactante suceso en el jardín de Megan y Scott. Megan desaparece poco tiempo después y Rachel acude a la policía para contar lo que cree haber visto. ¿Es un testigo fiable o está involucrada en el delito que ella misma ha revelado?
El guión se basa en el best-seller del mismo título, de la británica nacida en Zimbabwe, Paula Hawkins. Un libro que debutó en el nº 1 de la lista de éxitos del New York Times en 2015 y que se mantuvo durante 15 semanas en esa posición, habiendo vendido ya en junio de aquel aquel año, más de tres millones de ejemplares.
La película tiene algunas lejanas reminiscencias hitchcodianas (Marnie, la ladrona...) y otras no tan lejanas (La ventana indiscreta), claro está, salvando muchas distancias.
La novela está ambientada en Londres y su área metropolitana, mientras en el film, la acción se traslada a New York y alrededores.


Una correcta adaptación de una buena novela de entretenimiento, como lo es también la película. Técnicamente bien hecha, con una sensacional interpretación de Emily Blunt, dando vida a un personaje inestable y maltratado por la vida, la película saca ventaja interesada de algunos de los asuntos que va metiendo en el guión (eso ya estaba así en la novela, que conste) y quizá en la primera parte se haga un poco lenta e incluso liosa, pero a partir de cierto momento, parece como si cambiase el ritmo, haciéndolo más vivo y más interesante la narración y, aunque algo antes del final ya nos imaginamos el desenlace, lo cierto es que la resolución no está del todo mal, a pesar de haber sido tachada de previsible.
Película de marcado acento feminista, en la que los personajes de las tres mujeres que mayor incidencia tienen en la historia, se ven sometidas a una calculada manipulación que deviene en violencia, por sus parejas, de las que en un momento determinado tratan de escapar, sin lograrlo siempre y con consecuencias claramente desiguales.
No está nada mal para pasar un rato entretenido, aunque tampoco creo que sea recordada como una gran película.




martes, 10 de julio de 2018

GRANDES PRINCIPIOS DE NOVELA (CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA)

El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo.

“Es mi mejor novela”, dijo en su momento Gabriel García Márquez, “la que mejor he podido controlar”.
Sin embargo el tan desorbitado como merecido éxito de "Cien años de soledad", ha ocultado la grandeza de esta novela.
Todo queda claro desde el principio, desde la muerte del protagonista, hasta el nombre de sus asesinos, sin embargo, ¿por qué seguimos leyéndola una vez comenzada? Es evidente, la prosa del colombiano, nos enreda con su magia.