viernes, 29 de junio de 2018

KINGSMAN: SERVICIO SECRETO

Un agente en prácticas de una agencia de espionaje ultrasecreta muere cuando desempeña una misión en Oriente Medio.
El suceso se produce cuando están interrogando a un prisionero y descubren que este ha activado una granada que llevaba oculta y el agente, para evitar la muerte de sus compañeros se abalanza sobre el interrogado recibiendo sobre su cuerpo la mayor parte del impacto explosivo.
Cuando el jefe de la misión visita a la viuda, le comunica que el gobierno no va a reconocer ningún nexo con el fallecido y que no recibirá ninguna compensación. Le entrega una medalla en cuyo reverso hay un número. Si un día se encuentra en un apuro, solo tendrá que marcarlo y decir una contraseña .
Diecisiete años después, el hijo del agente fallecido, Gary "Eggsy" Unwin (Taron Egerton), es detenido tras una pelea con una banda de delincuentes de barrio, cuyo jefe es el actual amante de su madre, a la que maltrata constantemente.
Gary, que lleva al cuello la medalla que le dieron a su madre, recuerda lo que esta le ha dicho sobre la llamada en caso de necesidad y marca desde la comisaría el número grabado en ella.
Sin saber cómo ni por qué es puesto en libertad y en la calle encuentra al elegante agente Harry Hart (Colin Firth), a quien un lejano día, el padre de Gary salvó la vida. Harry reconoce el potencial del muchacho y le recluta como aprendiz en el servicio secreto, además considera que tiene contraída una deuda con él por el sacrificio de su padre y, de este modo, busca pagar en parte lo que recibió en su día.
Harry deberá pulir al tosco Gary que hace gala de una falta absoluta de refinamiento. La vida de Gary pasa, de un momento a otro, de estar en una clase social baja a tener que subir escalones a marchas forzadas, sin estar en absoluto preparado para este viaje.
Sin embargo, gracias al programa de entrenamiento a que será sometido, Harry está seguro de que logrará convertir al muchacho en un agente de lo más competente.
Al mismo tiempo, una amenza global emergente, procedente de un retorcido genio tecnológico, amenaza al planeta con una matanza mundial.


Basado en las novelas gráficas del mismo título, una serie de doce cómics publicados en 2012 por sus creadores Mark Millar y Dave Gibbons.
El film nos adentra en una organización ultrasecreta que se dedica a defender a la humanidad de los peligros que la acechan, allí donde los gobiernos tienen dificultades para hacerlo. Organizada al modo de una moderna Mesa Redonda, como la del rey Arturo, los agentes que la componen, llevan los nombre de los míticos caballeros del Grial y por ellos son conocidos dentro del organigrama de la agencia.


Con una primera parte en la que se nos presenta a los personajes y asistimos al entrenamiento y a las pruebas a que son sometidos los jóvenes aspirantes a ocupar un puesto vacante por la muerte de uno de los agentes, en la segunda mitad, a partir de la escena de la iglesia en que se desencadena una tumultuosa pelea, la película da un giro hacia adelante y toma un ritmo frenético al estilo de las películas de Bond (salvando las distancias) a quien homenajea sin reparo.
Es una especie de puesta al día del género de espías, con un villano muy original, representado en el personaje de Samuel L. Jackson, con muchos toques de humor y que, cuando estamos seguros de que nos está contando una historia mil veces vista, sabe dar un salto a la trama que involucra al espectador en una historia que, de repente, se nos antoja original y, por momentos, muy divertida.
Acción trepidante, peleas muy bien rodadas y con unas coreografías que no dejan de sorprender, además de una banda sonora llamativa, estamos ante un film muy entretenido, perfecto para quien busque diversión y cierta originalidad.




jueves, 28 de junio de 2018

EL CABALLO DE HIERRO

En Springfield (Illinois), el topógrafo Brandon (James Gordon) sueña con la construcción del primer ferrocarril transcontinental, mientras que su escéptico amigo Thomas Marsh (Will Walling), que es un pequeño constructor, cree que no es más que un soñador persiguiendo un arco iris; los hijos de ambos, Davy Brandon (Winston Miller, de niño y Charles Edward Bull de adulto) y Miriam Marsh (Peggy Cartwright de niña y Madge Bellamy de adulta) son amigos inseparables. Brandon se dirige con Davy hacia el oeste, donde encuentra un posible paso para el ferrocarril. Sin embargo, un grupo de Cheyennes liderado por un renegado blanco mata y arranca el cuero cabelludo a Brandon; Davy, que está escondido, ve que el asesino tiene solo dos dedos en su mano derecha.
En junio de 1862, el presidente Abraham Lincoln (Charles Edward Bull) autoriza la construcción del ferrocarril transcontinetal a dos empresas: Union Pacific desde Omaha, Nebraska, hacia el oeste; y Central Pacific, desde Sacramento, California, hasta el Este, que, si todo sale bien, habrán de encontrarse en Promontory Point (Utah). Su viejo amigo Thomas Marsh es responsable de la construcción de Union Pacific. La hija de este, está comprometida con el ingeniero jefe de la empresa, Jesson (Cyril Chadwick). Después de muchos incidentes durante la construcción, a Thomas Marsh le falta dinero y necesita encontrar un atajo que no sea la ruta original a través del río Smoky. Sin embargo, el poderoso Bauman (Fred Kohler), que posee las tierras por las que debería pasar el ferrocarril, soborna a Jesson para que mantenga la ruta original. Cuando Davy aparece en la ciudad tras haber sido atacado por los indios (es jinete del Pony Express), Miriam se alegra de encontrarlo de nuevo y Davy cuenta a Thomas que su padre descubrió un paso a través de Black Hills. Thomas encarga a Jesson que viaje con Davy para conocer ese paso, pero Bauman convence al ingeniero para que mate al rival. Jesson corta la cuerda que Davy está usando para descender al barranco; regresa a la ciudad y cuenta que Davy tuvo un accidente y murió. Sin embargo, cuando Davy reaparece, revela la verdad sobre el ingeniero. El desesperado Bauman desentierra de su pasado la figura del renegado de dos dedos para convencer a los Cheyenne de luchar contra los trabajadores del ferrocarril y Davy tiene la oportunidad de reencontrar al asesino de su padre.


La película contiene muchos de los estereotipos del llamado cine del oeste, pero contados por el maestro Ford que, a pesar de tener apenas 30 años, ya acarreaba tras de si un largo bagaje de películas y cortometrajes, lo que le daba un absoluto dominio sobre el medio.
Encontramos combates entre indios y trabajadores del ferrocarril; peleas tabernarias; manadas de búfalos y traslado de grandes rebaños de reses; inmensos paisajes; una historia de amor; traiciones y venganzas...
Los seguidores del cine de Ford, reconocerán muchas de las constantes de sus trabajos posteriores, con algunas imágenes realmente logradas para la época en que nos encontramos, como el primer ataque de los indios al tren, con el sol a su espalda y las sombras de los atacantes reflejadas en los vagones o la cabalgada del protagonista perseguido por los pieles rojas, típica escena de este tipo de películas, en que le vemos saltar del caballo y subir al tren en marcha; el traslado de las reses desde Texas, o las grandes manadas de búfalos, con el fondo de los paisajes abiertos y esas escenas hilarantes que compensan los momentos dramáticos y que tan bien se le daban a Ford y aunque algunas son muy simplonas, como la pelea en el bar, una pelea típica de Ford que parece hecha para que te rías, hay otras bastante ingeniosas, como la del juicio a Ruby (Gladys Hulette), una animadora del bar, que mata a un tipo de un disparo. El juez Haller (James A. Marcus), sentencia que, pues el hombre debía saber que estaba arrojando un vaso de wisky a la cara de una mujer que iba armada, aquello no era un asesinato, sino un caso claro de suicidio voluntario. De cualquier modo, supongo que todas estas escenas graciosas, debían arrancar la sonrisa, cuando no la carcajada, del público de la época. Para reforzar algunas de ellas, encontramos también a esos actores de carácter, también típicos de Ford, que son graciosos, aquí representados por los tres amigos, antiguos soldados de la Unión.


Un film entretenido, a pesar de su larga duración (algo más de dos horas), en el que Ford sabe mantener el dinamismo de la historia y evitar caer en la tentación didáctica de quien está contando parte de la historia de su país.
La película se rodó en Sierra Nevada (aparte de su nombre en español, también se la conoce como High Sierra), en condiciones bastante duras. La verdad es que el despliegue de producción, fue inmenso, poniendo a disposición de Ford toda clase de medios. Se dice que estuvo al frente de 5.000 extras, de la construcción de dos pueblos enteros, de 100 cocineros que se encargaban de la comida del equipo, de 2.000 peones del ferrocarril, de un destacamento de caballería, de 800 indios, de 1.300 búfalos, de 2.000 caballos, de 10.000 cabezas de ganado, de 50.000 artículos de atrezo, de las locomotoras "Júpiter" y "116" originales que se habían encontrado en Promontory Point el 10 de mayo de 1869, de la pistola de Wild Bill Hickcock...
El rodaje, previsto para cuatro semanas, se extendió a 10; las tempestades de nieve se sucedían una tras otra, mientras el equipo vivía bajo una carpa de circo, tenía que excavar sus propias letrinas y construyó un pueblo en toda regla. Abrieron varias tabernas y llevaron a chicas para que le dieran un poco de animación.
El rodaje comenzó sin tener un guión, solo una breve sinopsis, de modo que Ford lo iba escribiendo a medida que pasaban las semanas. En Los Ángeles, el estudio, deseoso de ver el material filmado, imploró, engatusó, amenazó, blasfemó y, como última medida, ordenó el regreso a casa. Ford hacía pedazos los telegramas o los sostenía en el aire y le decía a Pardner Jones que atravesara de un balazo el nombre del remitente. Cuando el jefe de producción, Sol Wurtzel, se personó en el rodaje, perdió una cantidad ingente de dinero en una partida de dados que duró tres días. Finalmente, William Fox, que confiaba plenamente en Ford y respaldaba el proyecto, pudo ver el material filmado y sentenció: "Dejemos que la acaben".
"El caballo de hierro" fue uno de los grandes éxitos de taquilla de los años veinte, costó 280.000 $ y recaudó 2 millones. Dio a Ford renombre internacional y logró que, por primera vez, una película de la Fox, se exhibiera en Broadway.


Una anécdota más para acabar: Al final del film, se ve la dedicatoria que Ford hizo a Abraham Lincoln, impulsor del ferrocarril transcontinental, pero posteriormente se le añade otro homenaje que aparece al principio, es una dedicatoria a George Stephenson, el padre de la locomotora ferroviaria. Erróneamente, describe a Stephenson como escocés, cuando en realidad es inglés, nacido en Wylam, Northumberland en 1781.




miércoles, 27 de junio de 2018

LOS OJOS AMARILLOS DE LOS COCODRILOS

Dos hermanas completamente opuestas: Joséphine Cortes (Julie Depardieu), historiadora especializada en el siglo XII, con dificultades en su matrimonio y en su vida en general; e Iris Dupin (Emmanuelle Béart), arrebatadoramente bella, adinerada y con una vida de mujer florero simple y vacía.
Josephine trabaja como investigadora en el CNRS tras doctorarse en Historia, cada día, al regresar al hogar tiene que realizar las tareas domésticas, mientras Antoine (Samuel Le Bihan), su marido, se dedica a jugar al ajedrez en la terraza con un amigo imaginario, hablándole a sus plantas. Josephine le pregunta si buscó empleo, pero su respuesta es que un alto ejecutivo no puede ponerse a trabajar como vigilante. Ante situaciones como esta, Josephine decide separarse.
Para ayudarse en sus gastos diarios, Josephine acepta el ofrecimiento de su cuñado y comienza a hacer traducciones de inglés, lo que le abre la posibilidad de hacerlo para una editorial. Cuando le pagan su primer cheque por la traducción de una novela, piensa en lo que va a comprar con los 8.000 euros recibidos, pero el director de la sucursal donde ingresa el talón, le informa que su esposo pidió un crédito de 40.000 euros, que ella avaló con su firma (en realidad su marido la falsificó, pero ella no quiere denunciarlo). Su ex-marido ha utilizado el dinero para invertir en un negocio de cría de cocodrilos en Sudáfrica, donde ahora reside y Josephine ha de afrontar el pago del préstamo y de los abultados intereses.
Este es el motivo por el que, aunque al principio se opone, termina aceptando la propuesta de su hermana de escribirle un libro del que ha presumido ante sus amistades que está redactando, lo que ha despertado el interés de un editor amigo. Iris figurará como autora, el dinero será para Josephine.


Adaptación del best-seller de Katherine Pancol. El guión es de Charlotte de Champfleury, hija de la autora de la novela.


Ya me ocurrió con la novela y con el film me ocurre algo parecido, es una película entretenida, se entiende bien, no hay mensajes ocultos ni un lenguaje complicado, incluso tiene algún momento divertido, pero me parece reiterativa y por ello, excesiva.
Estas dos mujeres, las dos hermanas, son totalmente distintas, Iris, empeñada en salir de su aburrida existencia de esposa rica y ociosa y Josephine, culturalmente muy preparada, es una panoli absoluta. Esto, que puede parecer un planteamiento atractivo y que puede dar cierto juego, cuando se lleva al extremo y se reproducen situaciones una vez y otra, acaba aburriendo y perdiendo todo el atractivo.
Lo de Josephine acaba produciendo hastío, porque es cierto que hay buenas personas a las que parece que les dan las tortas por todos lados, pero lo de esta mujer es cansino, con su hija mayor más mala que la madrastra de Blancanieves; una madre que parece que la odia; una hermana que se descojona de ella (con perdón), que le dice que el siglo XII debía ser muy aburrido, pero al tiempo, le pide (casi le exige) que escriba para ella una novela ambientada en esa época y encima que sea de éxito y un marido que la maltrata psicológicamente y que además de vivir a sus expensas, le hecha en cara que le pregunte si ha mirado las ofertas de empleo.
Las historias paralelas, que en el libro tienen cierto interés, aquí se meten con calzador y no quedan muy bien explicadas y se resuelven de buenas a primeras, con lo que, quien no haya leído el libro, no se entera mucho de qué van y no les saca ningún jugo.
El final es bastante decepcionante por su complacencia, con lo que si la historia dejaba que desear por lo poco creíble, acaba de estropearlo con esta dosis suprema de moralina edulcorada.




martes, 26 de junio de 2018

PARECE MENTIRA

Juan del Val es periodista y marido de Nuria Roca. Aclaro esto último porque quizá algunos recuerden unas declaraciones relativamente recientes de la pareja en que decían que mantenían una relación abierta. Y es que en el libro, entre otras cosas, se cuentan algunas que tienen que ver con este tipo de parejas, por lo que queda aún menos claro qué parte de lo que se narra en la novela es ficción y qué realidad en la vida de Claudio, personaje claramente inspirado en el autor y protagonista de la novela.
Según confesión del escritor, todo lo que parece mentira es porque es verdad, en una novela escrita como si de una autobiografía se tratase, en la que el imaginario protagonista rememora una serie de circunstancias de su pasado, desde su infancia, hasta su presente como reconocido escritor, pasando por su trabajo en la construcción como auxiliar de control de calidad, su época en tratamiento psiquiátrico o sus diversos y peculiares amores. De hecho el sexo es un tema que tiene mucho peso en el libro y una de las cosas que relata es el desliz de su esposa (la de Claudio), con un presentador de televisión. En su día se le preguntó si, al tratarse de una novela con tintes autobiográficos, en realidad eso había ocurrido con Nuria Roca, a lo que Juan del Val respondió: "No puedo comprometer a nadie. Todo lo que hay en la novela me ha pasado a mí. A partir de ahí, creo que está contestado".
Una novela curiosa, por lo que tiene de verdad desnuda sobre situaciones cotidianas de las que se habla sin tapujos y con una cierta calidad literaria.



lunes, 25 de junio de 2018

PERDIDA

La pareja situada en el centro del relato, –el antiguo escritor nacido en Missouri Nick Dunne (Ben Affleck) y su esposa, escritora de éxito con un personaje de ficción que le ha proporcionado muchos seguidores, Amy (Rosamund Pike), que ahora tratan de llegar a fin de mes en un Medio Oeste que se halla en mitad de una recesión–, presenta todo el sinuoso contorno externo de la perfecta felicidad matrimonial contemporánea. Pero con ocasión de su quinto aniversario de boda, Amy desaparece y ese contorno se resquebraja formando un laberinto de fisuras. Nick se convierte en el principal sospechoso, envuelto en una niebla de comportamiento equívoco. Amy se transforma en el cacareado objeto de un frenesí mediático, mientras que su búsqueda (esté viva o muerta) se desarrolla ante los ojos de un mundo sediento de revelaciones.
Al igual que Nick y Amy personificaban el paradigma de la pareja romántica, la desaparición de Amy presenta todos los indicios de un emblemático crimen doméstico norteamericano. Pero la desaparición de ella se convierte en una especie de laberinto de espejos en el que unos secretos tentadores y salvajes conducen a otros secretos no menos salvajes y tentadores.
Amy Dunne se ha ido. Pero al mismo tiempo que se esfuma, se transforma en una sensación mediática omnipresente, en el arquetipo de todas las cosas bellas y frágiles que se pierden en el mundo con excesiva facilidad. Así es como la conocen en ese momento de un extremo a otro de Estados Unidos. Pero ésa no es su única identidad.
Y mientras, Nick es etiquetado como el proverbial sospechoso número 1.


Versión cinematográfica del libro Gone Girl, de Gillian Flynn que se convirtió en todo un éxito editorial. El autor de la novela, lo es también del guión de la película.


David Fincher demuestra su perfecto dominio de la técnica cinematográfica en un film técnicamente de gran nivel, con un guión que prácticamente no se desvía de la novela en que se basa, algo que se demuestra que ha sido un acierto dada la gran aceptación que ha tenido la película, como en su día la tuvo el libro.
Quizá lo que se diluye un poco en el film es la cuestión de género y el análisis de las relaciones contemporáneas entre hombre y mujer, pues aunque se hace referencia a ello, parece como si se hiciera un poco de pasada.
Los medios de comunicación no se libran de la crítica en la parte de culpa que tienen cuando se producen estos acontecimientos mediáticos en los que todo el mundo opina y se vierten juicios, en ocasiones alegremente, sin tener en cuenta el daño que se puede causar a las personas.


La película se ve con mucho agrado y, a pesar de las dos horas y media que dura, se hace entretenida porque siempre está ocurriendo algo.
Un ejercicio entretenido, sobre todo para quien quiera verla más de una vez, es encontrar las varias incongruencias que se esconden bajo la apariencia de perfección de la película que quedan un tanto ocultas precisamente por lo bien hecha que está, por las buenas interpretaciones y por ese ritmo constante que no deja espacio para otras reflexiones que obligan al espectador a estar atento a la narración.
Una buena historia de suspense, que entretiene, a pesar de esas incongruencias que he dicho que tiene, que son como pequeñas trampas que el guión utiliza de manera interesada cuando le conviene.




viernes, 22 de junio de 2018

BAJO LA MISMA ESTRELLA

Hazel y Gus son dos adolescentes extraordinarios que comparten un mordaz ingenio, un desdén por lo convencional y un amor que los arrastra, –y a nosotros con ellos,– a un viaje inolvidable. Su relación resulta tanto más milagrosa cuanto que se conocieron y enamoraron en un grupo de apoyo a enfermos de cáncer.
Hazel Grace Lancaster (Shailene Woodley) tiene dieciséis años. Alternativamente ama y soporta a sus padres que, en ocasiones, llegan a adorarla con exceso. Hazel está chiflada por un joven, Gus Waters (Ansel Elgort) que parece igualmente loco por ella. A medida que van intimando, Hazel y Gus comparten los temores que acompañan a su estado de salud, además de su amor por los libros, incluido el favorito por excelencia de Hazel, An Imperial Affliction (Un dolor imperial). En numerosas ocasiones ha tratado, sin éxito, de ponerse en contacto con Peter Van Houten (Willem Dafoe), el autor del libro, que lleva una vida retirada. Cuando Gus consigue llegar a Van Houten a través de la ayudante del escritor, el resultado, que le deja estupefacto, es una invitación para conocer al autor en Ámsterdam. Gus está decidido a llevarse a Hazel en una odisea que dará respuesta a cada pregunta que se haya hecho jamás sobre un libro que tanto ha supuesto para ella.
Pero las respuestas que busca no provienen de Peter Van Houten. Nacen de vivir una gran aventura que Hazel comparte con alguien de quien no teme estar enamorada; alguien que les ha dado a los dos lo que ella llama "un poco de infinitud", un "para siempre" dentro de sus contados días.


El guión se basa en la novela del mismo título de John Green, éxito editorial en su momento, que examina la divertida, emocionante y trágica cuestión de estar vivo y enamorado.
El escritor basó el personaje de Hazel en una joven llamada Esther Earl a quien se le diagnosticó cáncer de tiroides. Green la conoció durante una convención de Harry Potter en 2009 y observó que llevaba un tanque de oxígeno. Le cayó bien por algunos de los vídeos que colocó en YouTube, así como por su humor y franqueza. Desde el momento en que se encontraron hasta su muerte a la edad de 16 años en 2010, Green y Earl estuvieron en contacto.


La película trata de combinar un cierto tono de comedia, sin eludir la dureza de la situación que están atravesando los protagonistas.
Es, sin duda, un ejercicio complicado, guardar el equilibrio entre la dureza de la enfermedad y la alegría propia de unos adolescentes que quieren disfrutar de la vida, de lo que les quede de ella, es harto difícil y lo sencillo en estos casos es dejarse llevar por la complacencia y arrancar del espectador la lágrima fácil.
Este equilibrio está bastante bien conseguido a lo largo de la película, en la que quizá la mejor parte, es el viaje que realizan los dos protagonistas y donde se les ve disfrutar, en la medida de sus posibilidades, al tiempo que hacen un supremo esfuerzo por superar sus trabas físicas.
Bien interpretada, entre algunos sectores de crítica y público se la ha tachado de lacrimógena, pero yo creo que hay quien confunde términos. A mí me parece que, salvo algunos momentos del último tramo, el film sabe mantener bien el equilibrio entre el drama y la comedia y si se llora con ella (que es más que probable), también hay momentos divertidos, que parece que algunos no han visto, centrándose sólo en su vertiente lacrimógena, pero es que la historia es tan dura como lo es la misma realidad de estas personas y eso a las almas con cierta sensibilidad, les toca el corazón.
Una historia de amor entre dos jóvenes con cáncer, con ganas de vivir y de luchar, pero también un relato de relaciones de amistad y de las situaciones que viven las familias, los médicos y quienes forman el entorno de estas personas a quienes la vida trata de manera tan injusta y que, en ocasiones, se ven obligados a ser ellos quienes den ánimo a los demás.




jueves, 21 de junio de 2018

12 HOMBRES SIN PIEDAD

Tras seis días de proceso en que se juzga a un joven por homicidio en primer grado, el juez señala a los miembros del jurado que ha llegado el momento de las deliberaciones, haciéndoles ver que un hombre murió y está en juego la vida de otro, pidiéndoles que si albergan algún tipo de duda razonable deberán declarar la inocencia, ya que si el veredicto es de culpabilidad conllevará necesariamente su condena a muerte, debiendo ser, en todo caso, un veredicto unánime.
En manos de los doce miembros del jurado está la vida de un adolescente acusado de haber matado a su padre. Todos menos uno están convencidos de la culpabilidad del acusado. El que disiente intenta con sus razonamientos introducir en el debate una duda razonable que haga recapacitar a sus compañeros para que cambien el sentido de su voto.
En medio de un ambiente caluroso, con el ventilador que no funciona y encerrados bajo llave en la sala donde deben deliberar, se establece un debate entre todos los miembros del jurado en el que cada cual expone sus tesis y suposiciones que van desde las relaciones que tenían padre e hijo, hasta el arma con el que presuntamente se cometió el crimen, una navaja peculiar, con un mago tallado, que varias personas, entre ellas sus amigos, vieron en poder del chico, un muchacho cuya infancia, por otra parte, no fue en absoluto feliz y que que solo ha recibido patadas de la vida, pues vivió en un orfanato tras la muerte de su madre cuando tenía solo 9 años, mientras su padre estaba encarcelado por falsificar dinero.


El guión, de Reginald Rose, está basado en una idea de él mismo que, antes había escrito para un programa de televisión.
Es el primer largometraje de Sidney Lumet, que tenía ya experiencia en la pequeña pantalla, motivo por el cual, Henry Fonda, que además de protagonista, era productor de la película, le pidió personalmente que se hiciera cargo de la realización del proyecto.


Cuántas veces hemos visto películas de acción, o con bellas imágenes, o magníficamente interpretadas, que nos han dejado fríos e incluso nos han llegado a aburrir.
Aquí tenemos un film de hora y media que, salvo tres minutos, está rodado en una habitación, con doce personajes encerrados en ella y donde todo se desarrolla a base de conversaciones y de gestos de los actores, que consigue concitar nuestro interés, sin que en ningún instante nos aceche la sensación de tedio.
¿Qué tiene para hacer posible esto? Pues una historia interesante, con unos planteamientos certeros a los que se añaden variantes no menos acertadas y en los momentos precisos que elevan de nuevo el interés del relato. Además unos diálogos brillantes y unas interpretaciones muy acertadas de actores bien elegidos para cada uno de los papeles.
Se crea un ambiente aún más claustrofóbico y agobiante de lo que ya de por sí aporta un escenario relativamente reducido, por medio de la sensación de calor que palpamos, no sólo por que lo dicen los intérpretes, sino porque lo vemos en el sudor de sus ropas y queda remarcado a través de detalles como el ventilador, que no funciona, o las ventanas que se atascan al abrirlas.
Si se mira con lupa, hay cosas en el guión que son interesadas, como esas "novedades" que se van introduciendo y cuyos detalles pasaron desapercibidos en el juicio y que, en opinión de los expertos, no hubieran sido aceptadas por un juez para que el jurado las tuviera en cuenta, porque ha de juzgar hechos probados en la vista y no apreciaciones posteriores que sean señaladas por un miembro del jurado.


Pero todo eso, da un poco igual, porque lo que el film pretende es otra cosa, no es tanto una representación del sistema judicial norteamericano, como un retrato de caracteres, tan bien definidos en cada uno de los personajes y, sobre todo, uno de los alegatos más efectivos que se hayan podido hacer contra la pena de muerte, en el que queda patente el peligro real de una decisión precipitada, que produce un daño irreparable y a la que algunas veces se llega por prejuicios previos en los que se valora la extracción social o la raza del acusado, por ejemplo, antes que los hechos probados (en el relato original se nos dice que el acusado es de origen hispano, algo que en el film queda obviado).
Una gran película y, para muchos, el mejor drama judicial de la historia del cine. Desde luego, si no lo es, está entre los mejores.




miércoles, 20 de junio de 2018

SUITE FRANCESA

Cuando la ocupación alemana de Francia se hace realidad en el transcurso de la II Guerra Mundial, se produce un masivo éxodo de habitantes de las ciudades, sobre todo de París, hacia zonas rurales.
Lucile Angellier (Michelle Williams), vive con su distinguida y austera suegra, Madame Angellier (Kristin Scott Thomas), en la ciudad de Bussy, ya que su marido ha sido hecho prisionero. Ambas viven ajenas a la realidad de la guerra hasta que un grupo de refugiados parisinos llega a la localidad huyendo de la ocupación, al que le sigue un regimiento de soldados alemanes que establecen sus residencias en los hogares de los habitantes del pueblo. A su casa llega un joven oficial alemán, Bruno von Falk (Matthias Schoenaerts), para ser alojado en la misma. Sobre ese telón de fondo, Lucile sufre un paulatino despertar que la lleva a examinar los difíciles sentimientos que ha mantenido reprimidos durante su desdichado matrimonio. Empieza a enamorarse de Bruno, el elegante y refinado oficial alemán, mientras se debate con sus sentimientos hacia el país con el que ha acabado por sentirse desilusionada.
Presenciamos el desarrollo de estos acontecimientos con el resto de la localidad como trasfondo y observamos cómo afronta cada personaje la ocupación alemana. Las distintas reacciones pueden determinarse según la clase. El vizconde (Lambert Wilson) y la vizcondesa de Montmort (Harriet Walker) negocian con los alemanes a cambio de obtener un trato favorable, mientras que su agricultor arrendatario, Benoit (Sam Riley), se siente impulsado por la ocupación a convertirse en miembro de la resistencia. La forma de reaccionar de los lugareños también depende del sexo, como puede verse a través de la mujer de Benoit, Madeleine (Ruth Wilson), Celine (Margot Robbie) y Lucile, y las relaciones tan diferentes que mantienen con los soldados con los que conviven.


La película se basa en el libro Suite Francesa que es, a su vez, parte de un proyecto ambicioso que no pudo terminar la escritora Irene Némirovsky, ucraniana de nacimiento, de origen judío, y francesa por adopción, que se vió obligada a abandonar Rusia muy joven por la revolución del año 1917. Fue detenida en 1942 y luego asesinada por los nazis en Auschwitz.
Suite Francesa es en realidad una colección de relatos o novelas, en la primera llamada “Tempestad”, Némirovsky narra la huida de París por el temor a las bombas alemanas en la primavera de 1940; y en la segunda parte, “Dolce”, en la que se centra la película, se detiene en la ocupación de una localidad francesa del interior, por tropas alemanas.
El libro fue encontrado en Auschwitz, tras la muerte de su autora. Su hija mayor, Denise Epstein, a quien fue entregado, mantuvo el cuaderno que contenía el manuscrito durante cincuenta años sin leerlo, creyendo que sería un diario y que su contenido podía ser demasiado doloroso para ella. Sin embargo, a fines de la década de 1990, habiendo hecho arreglos para donar los papeles de su madre a un archivo francés, Denise decidió examinar el cuaderno antes de desprenderse de él, con lo que acabó descubriendo su contenido, que publicó en Francia, donde se convirtió en un éxito de ventas en 2004.


Llama poderosamente la atención, con respecto a la novela, cómo fue capaz una mujer, de abstraerse a todo lo que la rodeaba, a los peligros que se cernían incluso sobre su propia vida, al miedo que, sin duda, debían sentir viendo lo que les estaba ocurriendo a los judíos y escribir un relato en el que reflexiona sobre la complejidad de la condición humana, y la gama de emociones que opone cada individuo a los acontecimientos ajenos a su voluntad.
Irène Némirovsky con su novela, ofrece un acto de resistencia contra el fanatismo y la intolerancia y eso trata de recogerlo la película aunque, a mi modo de ver, lo hace una manera irregular. Es cierto que se nos presentan todas las contradicciones que surgieron en aquella época entre la población civil y los ocupantes alemanes, las delaciones, los ajustes de cuentas entre vecinos por viejas rencillas latentes, incluso las revanchas entre clases sociales o entre sexos (una de las mujeres del pueblo le pregunta a la protagonista: ¿Crees que nuestros hombres son mejores que ellos?) y, por el lado alemán, los ajusticiamientos ejemplarizantes, los fusilamientos sin juicio, las torturas o los abusos valiéndose de su posición preeminente y del miedo.
La historia de amor entre los protagonistas es el reflejo de ese planteamiento de Némirovsky que se niega a generalizar entre las personas: estos son buenos, los otros malos, por el hecho de ser franceses o alemanes. Ella tenía claro en su novela que había alemanes que se vieron envueltos y arrastrados por las circunstancias, por el grupo, pero que en sí mismo no eran malas personas y franceses que se portaron como auténticos desalmados con otros compatriotas que vieron comprometida incluso su propia vida.


Es una película británica y cualquier cinéfilo, incluso un simple espectador que haya visto un poco de cine, sabe lo que esto significa, que su factura técnica y su envoltorio formal, son impecables, son maestros en ofrecernos la ambientación, la fotografía o las actuaciones adecuadas.
Sin embargo quizá el resultado sea un poco irregular y el mensaje no quede del todo bien transmitido, por cierta frialdad en su plasmación, pero yo creo que, para quien quiera verlo, queda claro y el film se ve con agrado.




martes, 19 de junio de 2018

LEYENDAS DE CRISTO

Para muchos de sus lectores y de los críticos literarios, lo mejor de Selma Lagerlöf, está en sus relatos cortos que, a modo de cuentos, maneja con especial maestría. Es lo que hace en estos 11 relatos que conforman sus "Leyendas de Cristo", publicado en 1904, tras haber viajado en 1900 a Tierra Santa para visitar a un grupo religioso de suecos que, en uno de esos arrebatos colectivos de religiosidad, se habían desarraigado de su país natal para ir a vivir a Palestina.
La base de estas narraciones está en la Biblia,que la autora había leído de cabo a rabo con tan solo diez años, segura de que si lo hacía, Dios salvaría a su padre que estaba muy enfermo (el padre sanó de su enfermedad y vivió 17 años más), pero Lagerlöf trata de dar a estos relatos, sobre todo referidos a la creación del mundo y a pasajes de la vida de Jesucristo, un cierto aire de modernidad para acercarlos al público que era contemporáneo de ella y no se ajusta a la literalidad de los textos sagrados, son una especie de historias apócrifas que, sobre la base de lo que narran las escrituras, ella reinventa. Se puede decir que inventa historias de humildad, amor y compasión en letra nueva. Selma no juzga a sus personajes, deja que sus acciones sean quienes lo hagan y una de sus características, no solamente en esta colección de la que hablamos, sino en su literatura en general, es que los malos no son tan malos, ni los buenos tan buenos. Con un lenguaje cálido, rico en descripciones y cargado de sentimiento amoroso, quizá lo más llamativo, aparte de su claro objetivo moralizante, es la facilidad que tiene para transmitirnos esas historias que uno imagina deben ser una delicia leídas en voz alta.
Selma Lagerlof tiene una calle a su nombre en Jerusalem y es que cuando los nazis llegaron al poder en Alemania, dejó que una de sus Leyendas Cristianas fuera publicada por separado y el producto de la recaudación, destinado a ayudar a refugiados judíos.
Intelectualmente muy comprometida, cuando Finlandia se enfrentó a la agresión soviética en la llamada Guerra de Invierno (tres meses después de comenzada la II Guerra Mundial), la escritora donó su medalla de oro del Premio Nobel para ser subastada con destino a recoger fondos para la Resistencia finesa.



lunes, 18 de junio de 2018

PURO VICIO

Larry "Doc" Sportello (Joaquin Phoenix) es un detective privado de Los Ángeles, fumador de hierba y habitante de la playa, como el último destello de brillo de una raza aturdida de soñadores americanos frente a las fuerzas de la codicia, el miedo y la desintegración justo antes de que la Era de Acuario se convirtiera en un mito. Vive en Gordita Beach, un lugar imaginario recurrente en los relatos de Thomas Pynchon y acaba de establecer su propia oficina en un lugar muy sui generis que comparte con otros profesionales a modo de pequeño negocio de integración vertical. Su aspecto obstinadamente desaliñado es el foco de burla y desprecio de los cuerpos de seguridad con los que trata en el proceso de resolución de sus casos.
Tras mucho tiempo sin saber de ella, recibe la inesperada visita de su ex novia Shasta (Katherine Waterston) de la que todavía está enamorado. Se presenta transformada en una femme fatale para solicitar ayuda debido a la desaparición de su actual amante, un magnate inmobiliario que pretendía devolverle a la sociedad todo lo que había expoliado. A partir de este momento se inicia un camino laberíntico que sumirá a Sportello en una nube de confusión acuciada por los vapores de los porros y otras drogas gaseosas que le llevarán al encuentro de diversos personajes de extravagancia inusitada, eslabones de un rompecabezas difícil de discernir. Parte de esta fauna está compuesta por un miembro de la Black Guerrilla Family; moteros de una Hermandad Aria; una prostituta asiática experta en servicios de estimulación bucal, inmiscuida en turbios negocios; un dentista drogadicto con tendencias sexuales de dudosa moral y un chivato infiltrado, ex toxicómano, que desea recuperar a su familia.


El guión se basa en la novela de Thomas Pynchon "Vicio propio", que Paul Thomas Anderson adapta al lenguaje cinematográfico.
Nunca antes nadie había trasladado a la gran pantalla ninguno de sus textos, considerados como inadaptables por la complejidad del sustrato narrativo, condensado laberíntico de un mundo atiborrado de personajes ensimismados en los retruécanos imposibles que Pynchon imprime.


Dice el escritor Jonathan Lethem en "The New York Times": "Nadie sabe lo que significa leer a Pynchon". "Descubrir lo que significa leer a Pynchon es como leer a Pynchon, uno nunca acaba".
¿Cómo, no entienden nada? Pues aunque parezca un contrasentido, ese puede ser el punto de partida para empezar a entender algo.
A este film se le acusa de caótico, de que no sabes lo que te está contando y de que los personajes aparecen y desaparecen, para volver a aparecer más tarde, sin que te enteres muy bien de qué es lo que hacen, lo que buscan o lo que persiguen con sus actos. Pero es que es una adaptación de una novela y en el original literario ocurre ya algo de eso, no es que la peli sea una mala adaptación es que adapta lo que para muchos es inadaptable, precisamente por las peculiaridades de la narrativa de Pynchon, ese misterioso escritor norteamericano, discípulo díscolo de Nabokov y eterno candidato al Nobel de Literatura.
La película parte de una estructura típica de los grandes clásicos del género detectivesco, con un tipo que nos recuerda a los antihéroes de Raymond Chandler o Dashiell Hammett, un peculiar detective tan diferente a lo que debe ser esta actividad en la vida real. Pero en el fondo y aunque el film sigue durante todo el metraje como si fuera una novela negra, el asunto del detective y su trabajo, no es más que una disculpa, un Macguffin al estilo hitchkodiano, porque el verdadero interés está en los personajes. De hecho, al final, de la historia, apenas sacamos conclusiones, ni hay asesino, ni se sabe exactamente quién está detrás de los negocios turbios, ni qué delitos ha cometido cada cual.
Tengo que señalar, antes de seguir, que no todo el mundo acaba satisfecho al final de verla, para algunos (quizá muchos), será un auténtico tostonazo y acabarán con la sensación de que no se han enterado de nada y de que la película no tiene pies ni cabeza.
Entre otras cosas, esa sensación viene propiciada porque van buscando una historia lineal y como digo, aquí no la hay, es más, si me apuran, ni siquiera hay historia, se nos hace creer que la hay, pero es una mera argucia argumental.
Entonces, ¿qué es lo que llama tanto la atención a los espectadores a quienes cautiva? Pues una mezcla de colorido, vistosos decorados, golpes de efecto humorístico, llamativos personajes (empezando por el fabuloso protagonista), un vestuario muy cuidado y sugerente, de Mark Bridges, diálogos delirantes y provocadores y una historia que te deja extenuado, sin que sepas cómo ha conseguido irte llevando de una escena a otra. ¡Ah! y un Joaquin Phoenix que se apropia de la película en una de sus interpretaciones más brillantes.


El cóctel servido conserva una base sólida y formal de género negro con suficientes ingredientes añadidos que desvirtúan deliberadamente su esencia a través de juegos retóricos, rarezas surrealistas y humor negro con matices lisérgicos.
¿Que a veces no te enteras de por qué ocurre lo que te están contando?, es cierto, pero es que en la vida también sucede a veces algo parecido, nunca sabes a donde te va a llevar el siguiente paso y puede que más de una vez hayas renunciado a preguntarte cómo has llegado hasta donde estás, porque sabes que la explicación no tiene mucha lógica.




viernes, 15 de junio de 2018

UNO DE LOS NUESTROS

Henry Hill (Ray Liotta), hijo de padre irlandés y madre siciliana, vive en Brooklyn y se siente fascinado por la vida que llevan los gángsters de su barrio, donde la mayoría de los vecinos son inmigrantes. Como dice él mismo al principio del film «Que yo recuerde, desde que tuve uso de razón, quise ser un gángster». Paul Cicero (Paul Sorvino), el patriarca de la familia Pauline, es el protector del barrio. A los trece años, Henry decide abandonar la escuela y entrar a formar parte de la organización mafiosa como chico de los recados; muy pronto se gana la confianza de sus jefes, gracias a lo cual irá subiendo de categoría.
La película comienza con una escena en la que un tipo aparece casi muerto en el maletero de un coche. A partir de ahí, un prolongado flashback nos lleva a la infancia de Henry. Cuando volvemos a encontrarnos con esa escena, todo lo que hasta ahora había sido una cuesta arriba de la que el clan salía airoso siempre, empieza a tomar el inevitable descenso que veníamos advirtiendo desde el principio, una cuesta abajo aún más sangrienta, durante la que se nos va revelando la auténtica catadura de cada uno de los personajes, tipos que quieren aparentar fuerza donde también hay debilidad; valentía donde hay auténticas actitudes de cobardes; grandeza, donde de verdad lo que se esconde es la traición y la falta de lealtad. Unos jóvenes que en su adolescencia ganaban más dinero del que podían gastar, jugando a ser héroes y que fueron creciendo en un ambiente que devora todo lo que encuentra a su paso.


Basada en la novela Wiseguy: Life in a Mafia Family, del reportero de sucesos Nicholas Pileggi, coguionista, junto a Scorsese de la película que cuenta la historia real de Henry Hill, un joven de Brooklyn que decide unirse a una de las bandas de mafiosos del barrio, bajo la tutela de Paul, el patriarca de la familia Pauline.
El propio Henry Hill asesoró a Martin Scorsese en muchos aspectos del film, de hecho, su participación como consultor, le reportó unos ingresos de 480.000$


Scorsese comienza la última década del siglo XX a lo grande, con una de esas películas que es un compendio de buena técnica y de historia que atrapa desde el inicio.
Sería baladí entrar en detalles y citar momentos concretos del film, porque hay tantos y tan buenos que, cualquiera que haya visto la película los recuerda. Planos maravillosos, entre ellos un plano secuencia brillante a través de las cocinas de uno de los garitos de moda; travellings; primeros planos; secuencias de cuidada planificación; actuaciones plagadas de matices, ademanes y gestos sugerentes; un guión rico en detalles, entre ellos algunos diálogos de gran nivel; un montaje de maestro y unas transiciones que, sobre todo en la primera parte del film, me llamaron la atención, a base de congelar la imagen que, acompañada de la voz en off del protagonista, dan paso al siguiente episodio de la historia.


Que el film soporte sin menoscabo la comparación con El Padrino, quizá la obra cumbre del género, tiene doble mérito, pero es que en algunas cosas, ofrece una perspectiva que complementa a la obra Coppola y es que aquí los tipos son más cercanos, como más reales y reconocibles, sin que les falten los aditamentos que tanto gustan a los amantes del género (trajes elegantes, coches lujosos, peleas, mujeres hermosas, pisos con adornos realmente horteras, mucha comida italiana...)
Sin ninguna duda una película de esas que salen redondas y que siempre estará en la memoria de los espectadores que hayan tenido el privilegio de disfrutarla, como uno de los films que nunca te cansas de volver a ver.


Una anécdota para concluír: Cuando Scorsese llamó a la oficina de Pileggi para pedirle los derechos de Wiseguy el escritor pensó que se trataba de una broma. El director tuvo que insistir hasta que finalmente le explicó a Pileggi que llevaba años detrás de su libro, a lo que el autor contestó "y yo esperando esta llamada toda mi vida".




jueves, 14 de junio de 2018

CAMEO KIRBY (SOTA, CABALLO Y REY)

Cameo Kirby (John Gilbert), que alguna vez fue un hombre de alto nivel social, se ha convertido en un tahúr profesional y ha elegido para su trabajo los barcos fluviales de Mississippi. Un anciano, el coronel Tom Randall (William E. Lawrence) está siendo engañado en un juego de cartas amañado, y Kirby se involucra en el asunto, con la intención de devolverle su dinero. Sin darse cuenta de los planes de Kirby, el viejo se suicida tras haber perdido, no solo su dinero, sino todas sus posesiones. Resulta que la mujer a la que Kirby ama, Adele (Gertrude Olmstead) es la hija del fallecido.
Kirby se ve culpado injustamente por la muerte de Randall y, obligado por las circunstancias, se ve empujado a desenmascarar al verdadero culpable, para limpiar su nombre antes de declarar su amor a Adele que, a pesar de la tragedia, comprende los motivos altruistas de Kirby.
El guión se basa en una obra de teatro de Booth Tarkington y Harry Leon Wilson, que se representó en Broadway entre diciembre de 1909 y enero del año siguiente.
Es la primera película en la que John Martin Feeney, que había comenzado su carrera cinematográfica con el nombre de Jack Ford, apareció en los títulos de créditos como John Ford, el nombre con el que sería conocido y con el que pasaría a la historia del cine.
También supuso el debut cinematográfico de la célebre actriz Jean Arthur.


La película tiene algunas escenas que resultan bonitas, pero me parece a mí que está claro que es una obra menor del realizador norteamericano, con una historia de enredos y malos entendidos que puede que a alguno se le haga un poco liosa de seguir. De cualquier manera, dura poco más de una hora, así que cuando empieza uno a aburrirse un poquillo, el film se ha acabado.




miércoles, 13 de junio de 2018

EL HOBBIT: LA BATALLA DE LOS CINCO EJÉRCITOS

Cuando los enanos consiguen por fin recuperar su reino de la Montaña Solitaria al dragón Smaug, la Compañía desató sin querer una fuerza malvada en el mundo. Furioso, Smaug descarga llamaradas de ira sobre los habitantes indefensos de Ciudad del Lago, a la que ataca sin piedad, asolando a su paso todo lo que encuentra con las llamas que salen de su interior.
Thorin (Richard Armitage), consumido por la obsesión de reclamar su tesoro, sacrifica la amistad y el honor, dejándose llevar por la codicia, mientras los frenéticos intentos de Bilbo (Martin Freeman) por hacerle entrar en razón llevan al hobbit a tomar una decisión arriesgada y peligrosa; pero las amenazas que les esperan son aún mayores. Sauron, el mayor adversario de todos, ha enviado legiones de orcos a un ataque masivo en la Montaña Solitaria sin que nadie se entere, salvo el mago Gandalf (Ian McKellen), que finalmente es rescatado tras haber caído en poder del Nigromante que, conforme descubren, no es otro sino el propio Sauron.
A medida que el mal se cierne sobre su mundo, las razas de los Enanos, los Elfos y los Hombres tienen que decidir si aúnan sus fuerzas o se abandonan a la destrucción. De repente, Bilbo tiene que luchar por su vida y la de sus amigos en la épica Batalla de los cinco ejércitos, mientras el futuro de la Tierra Media pende de un hilo.


Final de las aventuras de Bilbo Bolsón, Thorin Escudo de Roble y la Compañía de los Enanos, basada en la novela de J.R.R. Tolkien.


Definitivamente, en esta tercera y última entrega de El Hobbit, se opta por el entretenimiento puro y duro y la narración se va alejando del espíritu de la novela de Tolkien.
Y es que el libro, no da para tanto, una trilogía es excesiva para lo que se cuenta en la obra literaria. De hecho, esta batalla, que Tolkien despacha con cinco o seis páginas en su libro, podría haber sido, perfectamente, el colofón de la película anterior.
Desde el momento en que se deciden por alargar la serie hasta tres, se impone la necesidad de rellenar este último film y eso se hace a base de alargar peleas hasta extremos imposibles, de añadir personajes con historias paralelas bastante insustanciales y de alargar escenas que hacen que la película resulte excesivamente larga e incluso aburrida por momentos.
A quienes gusten de estos films tipo videojuego, les encantará y a quienes no, pues eso, que les resultará larga, a no ser que te lo tomes con humor y te de por reírte de escenas de esas en las que las peleas se alargan tanto que te dan ganas de gritar: ¡Mataros de una vez!