Paul (Jean-Pierre Léaud), un joven recién desmovilizado del servicio militar en el ejército francés, conoce a Madeleine (Chantal Goya), una joven atractiva que aspira a ser cantante pop, y trata de conquistarla. Ambos salen juntos y terminan viviendo en la misma casa cuando Paul tiene que dejar el apartamento en que vive alquilado, aunque con dos amigas de Madeleine, Elisabeth (Marlène Jobert) y Catherine (Catherine-Isabelle Duport). Paul se aísla cada vez más de sus amigos y compañeros y de sus políticas sociales y emocionales.
Retrato de la juventud de postguerra, al menos de una parte de ella, los que asistieron al nacimiento artístico de los Beatles o Bob Dylan; la comercialización de la pastilla anticonceptiva; 'los hijos de Marx y Coca Cola', como dice una de los títulos de texto del film. Jóvenes que hablan de la alienación de la clase obrera, seguramente revolucionarios de boquilla, pero, por otra parte, interesados por la situación social de los menos favorecidos o por los conflictos bélicos del mundo. Y ellas, pendientes de la moda, de su aspecto físico, del maquillaje, pero también hablando de amor libre, de control de la natalidad, de erotismo o de amistad; quizá algo alocadas e ingenuas, pero sinceras, divertidas y muy atractivas.
Jean-Luc Godard se aleja de las convenciones con diálogos a manera de entrevistas, series de preguntas e incluso adivinanzas. Quizá la mayor virtud del film es que habla de cosas que están ocurriendo y sabe captarlas, todas aquellas situaciones y vivencias que desembocarán en el Mayo del 68 y que Godard va dejando caer como pequeñas píldoras a lo largo de la película.
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