Rahim (Amir Jadidi) está en la cárcel por una deuda que no ha podido devolver. Durante un permiso de dos días, trata de convencer a su acreedor para que retire su reclamación de desembolso de una parte del pago. Pero las cosas no irán como tenía previsto.
El iraní Asghar Farhadi vuelve a platearnos uno (o varios) de esos dilemas morales que tanto abundan en su cine. Una historia en la que los buenos no son tan buenos y los malos no lo son tantos. Eso suponiendo que los haya, porque realmente, los personajes tienen algo de todo, de positivo y de negativo a la vez y eso es lo que los convierte en reales, pues ciertamente todos, o casi todos, somos así, con nuestras luces y nuestras sombras.
Ambientada en un entorno cotidiano, aprovecha para meter el dedo en el ojo del régimen de su país, una nación en la que Farhadi todavía confía, en la esperanza de que pueda salir adelante a pesar de tanta hipocresía y tanta moralidad pseudoreligiosa.
Además de la forma de narrarla, en que el realizador hace las preguntas oportunas sin subrayados ni sobre explicaciones, quizá la mayor virtud de la película está en que no vende moralina, ni trata de llevarnos a terreno alguno, dejando que sea el espectador, al que considera suficientemente inteligente, el que reflexione sobre las situaciones que plantea.
Al tiempo, nos acerca un tema de tremenda actualidad: el de las redes sociales, capaces de convertir en héroe a cualquier ciudadano anónimo y, al minuto siguiente, pintarlo como un villano aprovechado.
Una fábula moral sin moralejas o quizá con las que el espectador vaya extrayendo por su cuenta.
He visto un par de películas de Farhadi, y la verdad es que me han gustado. Tengo pendiente de ver "The Salesman", y esta que comentas tiene muy buena pinta. El cine iraní tiene algunos directores que merecen mucho la pena, aunque a veces no puedan actuar con la libertad que quisieran.
ResponderEliminarEn algunas películas de Farhadi se nota ese esfuerzo por no salirse del tiesto, a pesar de la crítica y así poder pasar la censura.
EliminarSi Buñuel en NAZARÍN venía a decirnos que “por la caridad entra la peste”, aquí Fahradi, a partir de las acciones de un hombre bueno, teje los mimbres de lo que acaba convirtiéndose en un irónico thriller psicológico de tintes kafkianos y de paso, en el retrato de las cotidianas anomalías y miserias de una sociedad.
ResponderEliminarUn hombre bueno, o quizá no tan bueno, porque en la película todos los personajes son ambivalentes, como lo somos la mayoría al fin y al cabo.
EliminarCine inteligente, en cualquier caso.
ResponderEliminarYo pienso que sí.
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