jueves, 12 de octubre de 2023

ARSÉNICO POR COMPASIÓN

 


Mortimer Brewster (Cary Grant), un crítico teatral conocido por sus diatribas contra el matrimonio, acaba de casarse y, antes de partir para su luna de miel, visita a sus ancianas tías para comunicarles su cambio de estado. Durante la visita descubrirá que las encantadoras viejecitas tienen una manera muy peculiar de practicar la caridad.


El guion adapta la obra teatral Arsenic and Old Lace, del dramaturgo estadounidense Joseph Kesselring, todo un éxito en Broadway donde se mantuvo en la cartelera entre 1941 y 1944, con 1.444 representaciones y otras 1.337 en Londres.


Frank Capra consiguió rodearse de un magnífico equipo técnico y artístico para construír esta historia que venía precedida del éxito en Broadway, con un cuadro de actores que incluía a las dos actrices que interpretaban a las tías en el teatro, verdadero eje de los momentos más divertidos del film y a un Cary Grant muy solvente al que se tacha de sobreactuar (él mismo lo dice y no estaba muy satisfecho con su actuación por este motivo), pero es que, al parecer, eso fue lo que le pidió Capra.


De cualquier manera y aún reconociendo todos los méritos de la película, seguramente es un humor que el público de hoy no aprecia como el que la vio en su momento, los gustos del personal han cambiado o han evolucionado, en parte, supongo, por el mismo hecho de haber visto una y otra vez historias semejantes en el cine, con lo cual la novedad deja de serlo. Aún así, sobre todo si uno es capaz de ponerse en el momento, tiene escenas brillantes y algunas realmente divertidas.




6 comentarios:

  1. Debo decir que esta película me decepcionó. Y también me pareció que Cary Grant estaba muy muy sobreactuado.

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    1. Si hasta él lo reconoció, pero, como digo, le echó la culpa al director.

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  2. Entre otros muchos momentos memorables, a mí me gusta particularmente cada vez que el tío loco sube corriendo las escaleras y pega un portazo.

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    1. El mismo que cavaba las tumbas diciendo que iba a excavar otra esclusa del canal de Panamá.

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  3. El enloquecido crescendo de la trama, el febril trasiego de personajes (incluido un "fiambre"), el endiablado ritmo interno de los planos y unos actores inspirados (o tal vez contagiados) por todo esto, hacen de esta farsa negra, originaria de las tablas, uno de los ejercicios más dinámicos, divertidos, brillantes y también atípicos -en su aparente descontrol- en la carrera del gran Frank Capra. Por supuesto, es obligado destacar las antológicas creaciones a cargo de todo el elenco: las ancianas Josephine Hull y Jean Adair, importadas de Broadway para su benemérita intervención en esta película, un insólito y “monstruoso” Raymond Massey, el siempre formidable Peter Lorre y sobre todo, añadir que nunca una sobreactuación resultó tan desternillante como la de Cary Grant.

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