Gilead es un pequeño pueblo de Iowa, apenas un puñado de casas dispuestas a lo largo de unas pocas calles, tiendas, un elevador de grano, una torre del agua y la vieja estación del tren hoy destartalada. Las generaciones se suceden en una vida en apariencia apacible que se organiza alrededor de las comunidades religiosas. A través de una extensa carta que el reverendo John Ames escribe a su hijo de siete años para que éste la lea una vez él haya muerto, Marilynne Robinson narra con mano maestra el orden y la nada que reinan, aparentemente, en la pequeña comunidad. Pero en cualquier grupo humano, como en la consciencia de cualquier hombre, basta escarbar un poco para que afloren las limitaciones y las bajezas que los pueblan. Con una voz luminosa e inolvidable, John Ames abre su alma, elucubra acerca de la soledad, la guerra, la pérdida de la fe, la redención, los celos, para descubrirnos la condición humana y conseguir transmitir el milagro de la existencia. Gilead es, en cierto modo, un fiel retrato de la América profunda dominada por la religiosidad y por la ignorancia de todo lo que sucede unos kilómetros más allá.
El protagonista, casado en segundas nupcias tras la muerte de su primera esposa, con una mujer mucho más joven, tiene 76 años cuando su hijo solamente ha cumplido siete y este relato es una mezcla de crónica y examen de conciencia de su vida, casi siempre en el decadente entorno de su pueblo natal.
Contiene numerosas citas bíblicas que Ames disecciona, estudia y aplica a momentos concretos de su vida como si con ello quisiera escribir la epístola de su propia existencia.
El libro obtuvo el Premio Pulitzer en 2005.
Qué apetecible, tiene muchos ingredientes interesantes.
ResponderEliminarApuntado, mil gracias.
Es una novela de sentimientos.
EliminarDebe de ser muy bueno si, además de ganar el Pulitzer, lo publica Galaxia Gutenberg.
ResponderEliminarContiene profundas reflexiones que, imagino, no son para cualquier gusto, pero quien sepa apreciar este tipo de novelas, la disfrutará.
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