Perseguida por la policía, la cómplice de un ladrón se une a un grupo de jornaleras que se dirigen a las plantaciones de arroz del valle del Po. Una vez allí, se reúne con ella su amante que proyecta apoderarse de la cosecha con la ayuda de otros cómplices.
Silvana Melega (Silvana Mangano) es una de las cientos de mujeres que, como cada año, desde hace más de 400 o 500 años, acuden a trabajar a las plantaciones de arroz durante 40 agotadoras jornadas: Es cortejada por dos hombres, el respetable Marco (Raf Vallone), a punto de licenciarse como sargento del ejército y Walter Granata (Vittorio Gassman), un delincuente de poca monta perseguido por la justicia. Silvana elegirá a Walter, una decisión que resultará desastrosa, no solo para ella, sino también para sus compañeras.
La película es una de las más importantes del neorrealismo italiano de posguerra y las escenas en los campos de arroz, tienen un alto contenido documental. La crítica fue prácticamente unánime a la hora de alabar sus valores, sin embargo sus palabras fueron prácticamente ignoradas por un público masculino que iba a ver la película con el único objetivo de disfrutar del físico arrollador de Silvana Mangano en medio de los campos de arroz, con sus pies sumergidos en el agua, enfundada en unos ajustados pantalones cortos.
Se comenta que con esta película, tanto el productor, Dino de Laurentis, como su realizador y co-guionista, Giuseppe de Santis, buscaban abrir un hueco en el mercado estadounidense para los films del llamado neorrealismo, por lo que además del retrato social y de los problemas del mundo obrero, introduce una trama criminal cercana al noir y envuelve la película en un tono melodramático. Sea como fuere, lo cierto es que, además de en Europa, el film triunfó en EE.UU., llegando a alcanzar una nominación para los Oscar de 1950.
Un trabajo notable, técnica y estéticamente, con buenas interpretaciones y una historia que resulta atractiva para el espectador y está narrada con buen ritmo, si bien es cierto que en algunos momentos, puede resultar un poco absurda, remontando con un final tan bello como triste y dramático.
Si el físico de los actores es demasiado espectacular, al final el argumento es lo de menos, aunque sea un bodrio.
ResponderEliminarLo cual, en el caso de esta película, es una lástima, porque te pierdes una buena historia.
EliminarEl erotismo implícito en esas mujeres medio sumergidas en el arrozal fue una de las principales bazas de esta película. Vamos: que su "neorrealismo" no era lo que más atraía a muchos espectadores...
ResponderEliminarNo precisamente.
EliminarQue tal Trecce!
ResponderEliminarUn titulo interesante que no siempre figura en los clásicos italianos. Bien por recordarla.
Saludos!
Es cierto que ha caído en un cierto olvido.
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