Barcelona, invierno de 1939. Claudio (Vittorio Gassman), el criado de la acaudalada familia Casals, es testigo del enfrentamiento entre los hermanos, Jordi (Jean Rochefort) y Casimiro Casals (Adolfo Marsillach), que pertenecen a bandos políticos opuestos. El primero es un viejo catalanista que asiste al hundimiento de su mundo, mientras que el segundo, de ideología falangista, espera la victoria del General Franco. Este cambio político queda simbolizado por el traspaso de la mansión familiar, que Jordi abandona y en la que se instala Casimiro, sustituyéndole al frente del clan. Otro de los Casals, el viudo doctor Ramón Casals (Jacques Penot), también se ve afectado por la guerra, mientras vive una historia de amor con Ema Stapleton ( Elizabeth Hurley), una periodista americana.
El proyecto más ambicioso y mejor dotado de los que el realizador catalán Jaime Camino llevó a la pantalla sobre un tema que encierra lo mejor de su filmografía: La Guerra Civil Española.
Llama poderosamente la atención la cantidad de nombres conocidos que aparecen en la película y no sólo actores, que ya de por sí valdrían para llamar la atención de cualquier aficionado (Vittorio Gassman, una entonces casi desconocida Elizabeth Hurley, Adolfo Marsillach, Asunción Balaguer, Teresa Gimpera, Ramón Madaula, Àlex Casanovas, Judit Mascó, José Luis López Vázquez, Sílvia Munt, Ovidi Montllor, Mario Gas, Vicky Peña, Ferran Rañé...), sino en otros apartados del film: Hans Burmann en la fotografía o Gil Parrondo en la ambientación, son prueba de ello.
Camino fue una persona comprometida con eso que hoy se llama la memoria histórica y la recuperación de una parte de la verdad sobre los acontecimiento de la contienda civil y sus consecuencias, en este caso la "disculpa" es la visita del hijo póstumo del joven viudo Ramón Casals a la casa familiar del clan, "Las mimosas".
En el film, que se centra en las profundas divisiones familiares que supuso la guerra, hay un mensaje de superación, de perdón, que no de olvido, por unos acontecimientos y situaciones que produjeron mucho dolor, pero que es hora de remontar desde el reconocimiento de culpas, pero sin buscar venganzas, entre otras cosas, porque aquello sucedió en unos momentos y circunstancias que debe juzgar la Historia y es peligroso enjuiciar bajo la perspectiva actual y me refiero a los individuos, no a quienes estaban en posición de tomar decisiones trascendentes.
De la película, me ha llamado la atención el montaje que me ha parecido algo atropellado en algunos momentos, pero bueno, de esto no entiendo mucho, aunque me da la sensación de que algunas escenas están metidas de cualquier manera en el conjunto. También me pareció llamativo el personaje interpretado por López Vázquez, el tío Paco, un tipo entrañable que tiene un modesto papel en el film, pero muy significativo como representación de las personas cultivadas que se vieron atrapadas en aquella tragedia.
Quizá lo mejor de la película es el retrato histórico del momento y la situación que pinta de esta familia acomodada dividida por las ideologías.
Merece la pena echar un vistazo a esta película de un autor del que se ha llegado a decir que el conjunto de sus películas sobre la Guerra Civil es la aportación más relevante que cualquier cineasta español haya hecho sobre este acontecimiento histórico.
Me encanta esta película y casi diría que me la sé de memoria (de tantas veces como se ha emitido por la televisión autonómica catalana). El guion, por cierto, fue obra, entre otros, de Gutiérrez Aragón, Romà Gubern (que aparece en un fugaz cameo) y el novelista Juan Marsé.
ResponderEliminarLa verdad es que los guionistas son de campanillas.
Eliminar