En los albores del siglo XIX, una sombra se extiende sobre Europa, un sólo hombre, Napoleón Bonaparte (Herbert Lom) es el responsable de que el mapa del continente se vea recorrido por ella y únicamente Rusia y Gran Bretaña, parecen resistir con éxito la amenaza de la invasión.
A más de mil kilómetros de las batallas que se libran en territorio austriaco, Moscú, bajo el cálido sol del verano, es un lugar propicio para que los desfiles se sucedan, con uniformes multicolores, caballos, cañones y toda la parafernalia que entretiene al pueblo y la nobleza, mientras por sus calles pasan en formación quienes se preparan para partir al frente.
Pierre Bezukhov (Henry Fonda), es un pacifista convencido, que ve con tristeza aquella manifestación guerrera, mientras Natasha Rostova (Audrey Hepburn), se lamenta de no ser hombre para poder montar un bonito corcel y formar parte de las apretadas filas de los soldados en formación.
Uno de los que parten para el frente austriaco, es el príncipe Andrei Bolkonsky (Mel Ferrer), un oficial apuesto y de carácter serio, que deja a su esposa en la casa familiar de los Bolkonsky esperando la llegada de su primer hijo; también partirá Nicolai (Jeremy Brett), hermano de Natasha. Todo este ambiente, provoca entre la población en general y la nobleza en particular una mezcla de temor a que no regresen los seres queridos y de euforia, pues existe la opinión de que acabarán con Napoleón.
Basada en la novela del mismo título de Leon Tolstoi, es la adaptación más conocida, aunque en general, aficionados y crítica coinciden en que la versión dirigida por Sergei Bondarchuk diez años más tarde, está bastante más conseguida.
Con un elenco de actores de bastante tirón para la época, aunque no eran los que King Vidor hubiera elegido, pues en su mente estaba Peter Ustinov y, en su defecto, Paul Scofield para desempeñar el papel que se encargó a Fonda.
La fotografía nos ofrece momentos realmente brillantes y la música de Nino Rota es una maravilla, recuerdo especialmente la alegre y descriptiva composición que suena durante la cacería y lo bien que acompaña la melodía toda la parte de la retirada del ejército francés.
Los decorados, a pesar de lo artificiales que resultan, tienen un encanto especial, por ejemplo, la escena del duelo, en la que se ve que hasta el sol del amanecer es de pega, me ha resultado entrañable. Lo mismo ocurre con los efectos especiales, le arranca a uno cierta sonrisa ver claramente que los actores van en caballos mecánicos en la escena de la cacería (bueno, todos, excepto Jeremy Brett, al parecer excelente jinete); o las explosiones de los supuestos cañonazos, bastante mal conseguidas.
La película tiene innumerables detalles técnicos y artísticos, no en vano, más de tres horas de metraje, dan para mucho, pero lo cierto es que tiene escenas excelentes, quizá plásticamente la del baile sea de las mejores; en plan emotivo, la de los balcones, que a mí me recuerda, porque también está Audrey, aquella del film que la convirtió en un mito del cine en Desayuno con diamantes; quizá las más épicas son las de la Batalla de Borodino, con la espléndida carga de dragones y lanceros franceses; pero la serie de planos que queda para el recuerdo, es la que recoge la trágica retirada del ejército de Napoleón por las embarradas estepas.
El guión optó por dar protagonismo a la parte romántica de la novela de Tolstoi, la evolución del personaje de Natasha y sus relaciones con Pierre y con Andrei, el resto de lo que el autor ruso nos plantea en su novela, queda esbozado y apenas se profundiza en ello, de cualquier manera, estamos ante una película digna de ver, tal vez un tanto frustrante por cuanto de una gran superproducción con todo tipo de medios a su disposición, esperamos algo más que la película no nos acaba de dar.
La he visto Trecce, y he leído la novela.
ResponderEliminarSaludos.
Creo sinceramente que la elección de Henry Fonda para esta película es uno de los fallos de casting más clamorosos de la historia del cine.
ResponderEliminarLa cinta de todas formas se deja ver aunque si alguien quiere ver la mejor versión, en mi opinión, de la novela de Tolstoi que se siente tranquilamente (yo lo hice en cuatro sesiones) y vea esa maravilla que es la película de Sergei Bondarchuk que también mencionas. Ni siquiera se echa de menos a Audrey Hepburn (la actriz rusa de la peli es clavadita).
Saludos.
Estoy de acuerdo en lo de Fonda, en cuanto a Hepburn, tiene ese ángel que tenía en pantalla, pero vamos, que tampoco creo yo que haga un papel extraordinario, lo que ocurre es que, como de costumbre, enamora en pantalla.
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