A partir de este Episodio, el pesimismo galdosiano va quedando manifiestamente patente.
También va perdiendo protagonismo José Fajardo, Marqués de Beramendi y conoceremos a un nuevo personaje que va a tomar gran protagonismo en el episodio siguiente, se trata de Juan Santiuste, de quien se enamora Teresa Villaescusa que le redime de la pobreza y renuncia a declararle su amor en sacrificio de ella y beneficio de él.
Santiuste, como Fajardo, busca respuesta a las continuas contradicciones con que se encuentra. Es uno de los personajes de los que se sirve Galdós para expresar su escepticismo.
En la novela también se habla de un gran personaje de la política nacional, que llegaría a desempeñar años más tarde y en varias ocasiones, la Presidencia del Consejo de Ministros, se trata de D. Práxedes Mateo Sagasta, a quien Galdós nos presenta con esta frase: El otro es Sagasta, ¿no le conoces?; diputado creo que por Zamora, hombre listo y simpático, que perorando ahí dentro es la pura pólvora, y entre amigos una malva.
Mucha gente, incluso en este provincia nuestra piensa que Sagasta fue un diputado de los llamados cuneros, ya que era riojano y no es así. D. Práxedes, Ingeniero de Caminos Canales y Puertos, había sido destinado a la jefatura de Obras Públicas de Zamora, donde se le encomienda la construcción de la carretera de Zamora a Orense por las portillas de Padornelo y de la Canda y estando aquí, comenzó su andadura política allá por 1854, como presidente de la Junta Revolucionaria de la ciudad.
Llevo tiempo leyendo poco a poco los episodios, el último fue Prim, y me sorprende el control de los personajes y sus vidas que tiene Galdós. Supongo que sólo utilizaría fichas pues entonces no había otro medio. ¿Qué hubiera hecho hoy de tener tan sólo un mediocre portatil?
ResponderEliminarA mí también me ha llamado la atención, es como si lo tuviera todo planificado de antemano. Personajes que aparecen como simples comparsas en un episodio y tres o cuatro después toman protagonismo y otros de los que vamos siguiendo vida y milagros y que a su vez se entrecruzan, sin que podamos hallar contrasentidos en lo que Galdós nos va narrando de ellos. En fin, una maravilla el manejo de personajes a que haces alusión.
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