El cuerpo de Viktor Strandgård (André Sjöberg), el predicador más famoso de Suecia, yace mutilado en una remota iglesia en Kiruna, una ciudad del norte sumergida en la eterna noche polar. Sanna (Maria Sundbom Lörelius), la hermana de la víctima ha encontrado el cadáver, y la sombra de la sospecha se cierne sobre ella, ya que las pruebas encontradas por la policía la señalan como culpable. Desesperada, pide ayuda a su amiga de adolescencia, la abogada Rebecka Martinsson (Izabella Scorupco), que actualmente trabaja en Estocolmo y que regresa a su ciudad natal dispuesta a averiguar quién es el culpable. Durante la investigación sólo cuenta con la complicidad de Anna-Maria Mella (Lena B. Eriksson), una inteligente y peculiar policía embarazada. En Kiruna mucha gente tiene algo que ocultar, y la nieve no tardará en teñirse de sangre.
El guion adapta la novela del mismo título de la escritora sueca Åsa Larsson, su ópera prima publicada en 2003, en la que ya aparece el personaje protagonista de sus novelas, la abogada Rebecka Martinsson.
Debut en la pantalla grande del realizador Leif Lindblom que hasta entonces ya había dirigido series de televisión.
Pobre adaptación que hace perder buena parte del potencial de una historia de abusos sobre menores que una sociedad hermética que gira alrededor de una especie de secta eclesial, trata de solucionar por sus propios medios.
La sensación que transmite es que estamos ante un núcleo social enfermo compuesto por fanáticos con problemas mentales, de otro modo no se explican algunas de sus actuaciones.
Como ocurre con este tipo de films, saber qué es lo que ha ocurrido realmente, es lo que mantiene el interés del espectador.




En Suecia son más bien ateos. De ahí la trama. Un beso
ResponderEliminarAquí va más de un grupo de creyentes bastante peculiares.
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