En una pequeña ciudad industrial, Lilly Powers (Barbara Stanwyck) trabaja como camarera en el bar clandestino de su padre. Cuando éste muere, se traslada a Nueva York con su criada, donde aprovechará su experiencia y su capacidad de engatusar a los hombres para ir escalando posiciones. En la gran manzana conoce a Jimmy McCoy (un jovencito John Wayne), un modesto empleado que trabaja en el departamento de archivo y que la ayuda a conseguir un trabajo en la Gotham Trust Company. A partir de entonces seduce y rechaza a varios hombres.
Lilly es una chica a la que la vida, con un padre que no duda en tratarla como una mercancía con los hombres si con ello puede sacar beneficio para su negocio, ha convertido en un ser amoral y codicioso que se acuesta con quien haga falta para ascender en la jerarquía corporativa de un banco de Nueva York, sin importarle quién salga lastimado.
Rodada antes de la entrada en vigor del llamado Código Hays, este drama romántico resulta muy audaz para la época (1933).
La Warner encargó el film a un hombre que tenía en nómina, Alfred E. Green y seguramente concibió la cinta como un vehículo para lucimiento de su protagonista. Sin embargo, como ocurre otras veces en la historia de Hollywood, la película encierra mucho más contenido del que aparenta, convirtiéndose, de algún modo, en un retrato de la sociedad norteamericana en la Depresión, cuando cada uno se buscaba la vida como podía y aquí es una mujer que en un mundo de hombres, se aferra a su única arma para ascender en la escala social, pero sobre todo, para sacar adelante su propia existencia.
Por medio de elegantes elipsis, el film no esconde lo que Lilly hace para ganarse el favor de los hombres. El final, bastante complaciente y, en cierto modo, moralizante, parece ser que fue impuesto para suavizar un tanto la explícita historia.
Muy interesante Un beso
ResponderEliminarCon una espléndida Stanwyck.
EliminarDe cuando Hollywood no se había convertido aún en una fábrica de productos en serie tirando a mojigatos.
ResponderEliminarDespués vendría el retroceso.
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