Durante la ocupación nazi de Checoslovaquia, el joven Milos Hmra (Václav Neckár), un muchacho algo torpe, al cumplir la mayoría de edad, comienza a trabajar en la estación local como controlador de trenes, siguiendo los pasos de su padre, que fue maquinista de locomotoras. El director de los ferrocarriles les encarga la misión de proteger ciertos trenes estratégicos, indispensables para los planes de dominación del Führer en Europa central. Pero Milos tiene otro problema más íntimo y acuciante, que le lleva a tomar una drástica decisión.
El gran novelista checo Bohumil Hrabal y el realizador Jiří Menzel, coescriben el guion de este film basado un novela homónima del primero.
La película fue premiada con el Oscar al mejor film extranjero en 1967.
Asistimos al despertar sexual del joven protagonista, tratado de forma sensible, incluso cariñosa y con cierto sentido del humor, bien es cierto que algo negro en ocasiones.
Los personajes se nos presentan de forma cercana, desprovistos de cualquier artificio, realizando sus tareas cotidianas en secuencias que mezclan la sencillez de estas vidas con situaciones que pueden parecer algo absurdas.
Todo ello con la guerra como telón de fondo que incide en el devenir de la población, unos ciudadanos cuya labor se desmitifica, no todos fueron activos partisanos, lógicamente, muchos de ellos, se limitaron a sobrevivir como buenamente pudieron aunque tuvieran que volver la vista en ocasiones.
Por momentos tiene aire comedia con pasajes satíricos y el final es trágico, pero tratado de forma breve y certera. Un film cargado de gracia, muy entretenido y tierno al mismo tiempo.
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