Milo Weaver era un “turista” de la CIA, un agente encubierto sin hogar ni identidad, pero desde su retirada como agente de campo para convertirse en gerente de nivel medio en la sede de la CIA en Nueva York, se ha casado, tiene una hija y una casa de piedra rojiza en Brooklyn, y ha tratado de dejar atrás su antigua vida de secretos y mentiras.
Cuando un asesino largamente buscado se suicida tras entrevistarse con Milo, se desencadena una investigación sobre uno de los colegas más antiguos de Milo y deja al descubierto nuevas capas de intriga de sus viejos casos, no tiene más remedio que volver de incógnito y descubrir quién controla los hilos de una vez por todas.
Olen Steinhauer, comparado con John Le Carré desde las páginas de Los Ángeles Times, nos acerca esta historia en la que hay mucha trama, a veces algo confusa y siempre compleja, con un argumento prometedor que implica cortar las fuentes de suministro de petróleo para China, desestabilizando a ciertos gobiernos africanos, principalmente Sudán.
En un mundo poblado por agentes dobles o independientes que se venden al mejor postor y en el que los bandos clásicos se han difuminado, Milo no encuentra verdades que defender, ni valores que preservar, ni civilización que valga la pena salvar. En este vacío, no encuentra mayor tesoro que su propia familia, pues como Milo sabe, el engaño y la traición prosperan en un clima tan amoral. Ya no puedes confiar en nadie, excepto, tal vez, en tu peor enemigo, y sólo si está en su lecho de muerte y quiere un favor. “Era una verdad básica de Turismo”, recuerda Milo, “que no confiaras en nadie. Sin embargo, si tuvieras que confiar en alguien, sería mejor que no fuera otro turista”.
Este es el tipo de pensamiento que surge cada vez que Steinhauer llega a lo que realmente le interesa: la desilusión paralizante y la paranoia desgarradora que se generan en culturas cerradas donde la confianza está ausente y la intriga interna desenfrenada. La novela resulta muy entretenida a pesar de que acude a algunos giros que resultan truculentos y ventajistas que quizá el lector poco avezado no capte bien ante tanta acción trepidante, pero que el aficionado a este tipo de novelas descubrirá enseguida y resultan un tanto decepcionantes.
Desde hace más de diez años se viene hablando de llevar este personaje al cine, primero que si George Clooney había adquirido los derechos y deseaba interpretarlo y, últimamente, se ha publicado que el argentino Pablo Trapero, ha sido contratado por 20th Century para dirigir una versión cinematográfica.
Desde luego, el personaje daría para una película y hasta para una saga.
ResponderEliminarDesde luego.
EliminarHola.
ResponderEliminarPues apuntadísima, me gusta el género y todo lo que dices, tiene que ser bueno si lo comparan con John Le Carré... Creo que George Clooney encajaría.
Gracias por la reseña y feliz día.
Al parecer, Clooney se ha retirado del proyecto.
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