El detective Mike Hammer recoge en la carretera, de noche, a una muchacha que huye de un peligro mortal; al poco son interceptados por unos hombres que persiguen a la chica y, tras torturarla y matarla, arrojan a ambos por un precipicio. Hammer logra sobrevivir y se dedicará a investigar este misterioso asunto, dejando por el camino un buen número de cadáveres.
Publicada en 1952, fue la sexta de las novelas protagonizadas por Mike Hammer, el popular detective creado por Mickey Spillane. Spillane no tenía gran reputación como estilista literario, pero su escritura es enérgica y directa y, en ocasiones, consigue retratar muy bien las atmósferas. Para algunos, Spillane hizo con la novela de misterio lo que Ian Fleming haría unos años más tarde con la ficción de espías: elevó el nivel de sexo y violencia y añadió una sensación de crudeza y urgencia y, a pesar de todas las críticas, vendió 225 millones de libros.
Su carrera comenzó como escritor de cómics y Mike Hammer inicialmente estaba pensado como un héroe de cómic.
A pesar del atractivo de la novela y de su trepidante acción, es cierto, no obstante, que el libro contiene algunos pasajes que pueden considerarse, cuando menos, algo absurdos, que la acción progresa mediante algunos giros inexplicados o inexplicables y realmente exagerados y que el misterio resulta bastante enmarañado y, por momentos, algo confuso, encontrando pistas ocultas de buenas a primeras, al tiempo que ayuda a escapar al protagonista de situaciones sin salida merced a artimañas que pueden resultar disparatadas.
Quizá resulta algo chocante, visto con ojos actuales, ese retrato del personaje, enamorado de su secretaria, pero ante el que caen rendidas todas y cada una de las mujeres que le rodean y que él no tiene reparo alguno de beneficiarse si se tercia.
La novela fue llevada al cine en 1955, nada menos que por Robert Aldrich, con el título de Kiss me deadly, el mismo que la obra original.
No sé quién fue quien le dijo a su mujer que su corazón era todo de ella, pero que su "pilila" era otro asunto.
ResponderEliminarA lo mejor era algún fanfarrón.
EliminarComo niño teleadicto de los ochenta que fui, para mí Mike Hammer siempre tendrá la cara de Stacy Keach.
ResponderEliminarCuando uno le pone cara a un personaje, es difícil separarlos.
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